Los acusados del conocido como crimen de Cuzcurrita se culpan mutuamente del asesinato de Guillermo Castillo en la noche del dos de mayo de 2023. Así lo recogen las defensas en sus escritos en los que ambas representaciones legales reclaman la libre absolución de los presuntos autores de los hechos. En el caso de A.D.G.D., el breve escrito hace constar que si bien «acompañó» al otro acusado hasta Cuzcurrita, «esperó durante 45 minutos en el coche aparcado en una plaza» a que regresara de pedirle dinero con el objetivo de comprar droga en un narcopiso de Lardero. Un motivo por el que el letrado reclama que no se le imponga pena alguna a su defendido.
Considerablemente más extenso es el escrito de la defensa de C.S.R.M. en el que, en un primer término, se refleja que se inició en el consumo de cannabis y cocaína a los ocho años y ya con catorce se sumergió en la heroína. Alude también la letrada a que el acusado se empleó en la viña para Guillermo Castillo «con catorce años» además de haber mantenido con él una relación más personal. La defensa pone así sobre la mesa que su defendido «no era el único hombre que había mantenido relaciones íntimas con el finado Don Guillermo», señala textualmente la letrada encargada de la representación legal.
Se trata de un supuesto que el ministerio fiscal define como «relaciones personales» y al que la acusación particular alude como «relaciones esporádicas».
La defensa de C.S.R.M. incide así en «la confianza que mi patrocinado tenía con el señor Guillermo». Un motivo por el que el acusado, siempre en base al relato expuesto en el informe de la defensa, «tuvo la idea de acudir a Cuzcurrita para pedirle dinero prestado y poder consumir». Hay que tener en cuenta que todas las calificaciones coinciden en que los dos presuntos autores intentaron comprar droga en el narcopiso de Lardero y al no disponer de dinero incluso se plantearon atracar el supermercado próximo a la citada vivienda optando finalmente por ir a Cuzcurrita.
En contra de lo que alude la defensa de A.D.G.D., la letrada señala a éste como el autor de los brutales golpes que originaron la muerte de Guillermo Castillo. De hecho, refleja en su escrito que su patrocinado, al ver un charco de sangre, cuestionó al otro acusado respondiendo éste que no se preocupara, «que estaba bien». Al día siguiente, continúa la defensa, su cliente se enteró de que el conocido hostelero riojano había aparecido muerto en su domicilio. En ese instante, telefoneó a su compañero «para pedirle explicaciones a lo que le respondió: hombre muerto no declara».
Todo ello sucedió en 5 o 6 horas desde que ambos acusados, que se conocían de su estancia en prisión, quedaron para «echar una fumadita», como ellos llamaban al consumo de droga, hasta que regresaron al narcopiso de Lardero. Allí, A.D.G.D. «se cambió de ropa» ya que iba manchado de sangre, siempre en base al escrito de la defensa de C.S.R.M.
Fiscal y acusación implican a ambos en la muerte del hostelero
Los escritos de las dos defensas trazan su estrategia en una acusación mutua. Es decir, uno acusa al otro y el otro a uno. Sin embargo, tanto la acusación particular como el ministerio público coinciden en que ambos acusados son responsables del fallecimiento del conocido hostelero riojano.
Así, el fiscal solicita en su escrito de acusación una condena de 23 años por el delito de asesinato y otros cuatro por el de robo con fuerza. 27 años para cada uno de los presuntos autorres del crimen, actualmente en prisión a la espera de juicio.
Por su parte, la acusación particular, ejercida por el mediático abogado Marcos García Montes, añade también la pertencia a organización criminal y tiene en cuenta el estado de salud de Guillermo Castillo y su avanzada edad como para defenderse por lo que eleva la pena y reclaman la máxima condena de prisión permanente revisable.