Más de 2.000 personas rememoran la 'caridad grande'

El Día
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Mantiene ininterrumpida durante 504 años una de las tradiciones más antiguas de La Rioja, en la que se reparte un trozo de cordero y pan a quienes acuden a la ermita de la virgen de Lomos de Orios

Un sacerdote bendice la carne y demás ingredientes utilizados en el popular guiso. - Foto: Raquel Manzanares (Efe)

Más de dos mil personas han participado este domingo en el reparto de la "caridad" grande, con lo que se mantiene ininterrumpida durante 504 años una de las tradiciones más antiguas de La Rioja, en la que se reparte un trozo de cordero y pan a quienes acuden a la ermita de la virgen de Lomos de Orios.

Unos pastores se encomendaron a la virgen en este lugar para que les protegiera de los bandidos que asolaban la sierra riojana allá por el año 1520 y en agradecimiento tras salir indemnes, cuenta la leyenda, establecieron esta tradición que nunca desde entonces se ha interrumpido, informa Efe.

Además está acompañada por otra "caridad pequeña" en el primer domingo después de Semana Santa "que es algo más íntimo para la gente del pueblo", ha explicado a EFE el alcalde de Villosdada, Julio Elías, que ha participado en la romería junto al presidente del Ejecutivo riojano, Gonzalo Capellán.

Desde su origen, esta tradición tiene la particularidad de que es popular no solo por la asistencia, sino porque siempre es un vecino o una familia del pueblo, o descendiente de él, la que corre a cargo de los corderos necesarios para repartir.

Hace años eran familias emigradas a sudamérica las que repartían la caridad "pero este año es una vecina de Villoslada", explica el alcalde.

Para su pueblo este primero domingo de julio "es una fecha muy señalada" especialmente por lo que llegó a ser esta romería, que hace años superaba los 10.000 asistentes.

"Parece que este tipo de actos han ido a menos, no sé si porque coinciden más en el tiempo, porque la gente viaja más o porque todo lo que tiene un carácter religioso ha caído en asistencia", explica Elías, que reconoce que "aquellos años eran un exceso, hasta era peligroso circular por la carretera" por la que se accede a la ermita.

Quizás, explica, "ha sido después de la pandemia cuando todas estas cosas han ido a menos" aunque subraya con orgullo que "nosotros fuimos capaces de seguir con la tradición, aunque fuera de otra forma" con un reparto por las casas del pueblo.

Reconoce que no le importaría "acercarnos a aquellos años" en los que tenían una asistencia que multiplica a la de ahora.

"Además, quien viene aquí puede comprobar también el esfuerzo que se ha hecho para mejorar la carretera, cuidar el entorno y la propia ermita", concluye el alcalde de Villoslada, orgulloso de conservar una tradición que supera ya los cinco siglos de historia.