La educación es muy importante en la vida de los niños, niñas y jóvenes pero hay momentos en los que es difícil que continúen con sus estudios y su formación, como cuando están enfermos y deben estar en el hospital.
El Servicio Riojano de Salud (SERIS), consciente de este hecho, está preparado para ello. Cuando una persona se adentra en la planta de pediatría puede ver que no es un pasillo como otro cualquiera del hospital San Pedro. Todas las paredes están decoradas con murales y dibujos hechos por los propios niños, además de tener diferentes modelos de juguetes en el fondo del pasillo.
En esa zona también cuentan con una sala que hace la función de escuela para estos niños y niñas que tienen que pasar días, semanas o meses en el hospital. Este espacio está dirigido por la maestra con la especialidad en Pedagogía Terapéutica, Julia Sobrón, que pertenece al colegio San Pío X, del barrio de La Estrella.
Cuenta que su día de labor comienza en el colegio desde las 9 horas de la mañana hasta las 10 horas. Luego acude al hospital donde le dicen los niños y niñas que hay hospitalizados, si pueden salir o no de sus habitaciones, y que tipos de servicios se les puede ofrecer.
Detalla que se pasa por las habitaciones y les ofrece todo tipo de servicios, como estar en las habitaciones con ellos porque «no se pueden levantar de la cama debido a que les acaban de operar o si tienen alguna rotura». «Pero los niños pequeños no son como los mayores, ya que se les olvida enseguida que están enfermos y a ratos vienen a esta escuela», apunta.
«Sus estancias en el hospital no suelen ser largas y ellos tienen la libertad de ir y venir cuando quieren. Estamos al servicio de los niños hospitalizados, de sus necesidades y se trata de que pasen una mañana lo mejor que puedan», señala esta maestra.
Sobrón informa que esta escuela atendió a cerca de 300 niños, niñas y adolescentes de entre 3 y 15 años durante el 2023. «Los que tienen tres años tienen una serie de actividades más propias de su edad mientras que los que son más mayores suelen hacer talleres, sobre todo dependiendo de la época del año en la que estén, como Navidad o Halloween», explica.
La idea es simular que están en el colegio pero «de una manera más lúdica todavía y no tan reglada», recalca. «En esta escuela tenemos un abanico de posibilidades muy grande», asegura.
Revela que los niños y niñas más pequeñas que van a esta escuela son de corta estancia y el 90% no quieren hacer deberes, algo que sus padres y profesores permiten. «El objetivo es que los niños pasen su estancia lo mejor posible», indica.
Los jóvenes, en cambio, hacen otro tipo de actividades. «A las niñas les gusta mucho hacer talleres y los niños socializan más y juegan a juegos de mesa».
El trato y compartimento con los niños y jóvenes que se quedan una larga estancia es diferente. «Habría que separar los tiempos y hacer los deberes que les manden en sus respectivos colegios», explica Sobrón.
Encantada. Julia Sobrón afirma estar contenta con el trabajo que realiza en el hospital. «Estoy encantada y ojalá pueda seguir hasta que me jubile aquí», subraya.
Explica que esta plaza suele cambiar de dueño porque «este puesto es una plaza no afín que no es obligatoria cogerla». «La jefa de estudios del centro me propuso que me planteara pedirla porque era buena para mí», cuenta.
Asegura que este trabajo es muy diferente al que se suele hacer en las aulas de un colegio y uno de los inconvenientes que tiene es que «es solitario». Pese a esto, afirma que el tiempo en el que está con sus compañeros no se puede quejar, ya que «me preguntan y tienen interés por saber y conocer como es este aula».