El acuerdo de conformidad alcanzado el pasado lunes por las partes legales del proceso que sigue la Audiencia Provincial por el crimen de Isam reduce a algo menos de la mitad las penas para los cuatro acusados. Es decir, si el ministerio fiscal solicitaba inicialmente una condena de 30 años para cada uno de los encausados por el conocido como crimen del Ebro y el posterior robo de sus pertenencias, el acuerdo alcanzado en el inicio del juicio reduciría a menos de 15 años la condena de prisión, siempre en base a las fuentes consultadas por El Día de La Rioja.

Ahora bien, todo queda supeditado al veredicto del Tribunal del Jurado, que previsiblemente será de culpabilidad, a la correspondiente presentación de atenuantes, y en definitiva, a la condena que dicte el magistrado de la Audiencia Provincial.

El acuerdo de conformidad, que  ya conocen incluso los propios acusados, se hará público previsiblemente mañana jueves.

Mientras tanto, el procedimiento legal, a pesar del acuerdo de conformidad entre las partes, continúa su curso con el objetivo de exponer determinadas pruebas ante la sala 13 de la Audiencia.

En este sentido, las forenses que realizaron la autopsia al joven fallecido tras recibir una paliza en el parque del Ebro en abril de 2021 ratificaron ayer, durante la segunda sesión del juicio, que los golpes que recibió en la cabeza resultaron mortales, sobre todo porque se vieron agravados por las horas que tardó en ser atendido y por la hipotermia que sufrió tras quedar tirado a la intemperie y sin ropa de abrigo. 

En su declaración en la segunda sesión del juicio, las facultativas relataron que la víctima, entre otras lesiones, presentaba un gran hematoma en el interior del cerebro, compatible con haber recibido uno o varios golpes fuertes en la cabeza; y que, por este hematoma, tenía desplazado el cerebro, una gran hemorragia y dañadas las estructuras nerviosas.

Se trataba de lesiones «inoperables por el tiempo que había pasado» desde la agresión hasta que llegó a un hospital -más de 8 horas después-, aunque sí que se hubiese podía intervenir a este joven de haberle encontrado en un primer momento, pero hubiera tenido que ser derivado a un servicio de neurocirugía de Navarra, País Vasco o Cantabria, puesto que en Logroño no lo hay. Finalmente, explicó una de las forenses, el joven «murió porque la hemorragia presionó el cerebro y afectó a los centros de control de la respiración y el corazón», informa Efe.