Representa, junto con su hermano Agapito ya jubilado, la cuarta generación de la familia Rivero al frente de Bodegas Faustino Rivero Ulecia. Desde 1899, la familia lleva elaborando vinos en Arnedo, distribuyéndolos medio centenar de países. Hoy 125 años después, la cuarta generación, Jesús Rivero (Arnedo,1955) apura sus últimas 'añadas 'profesionales una vez que el relevo de la quinta generación familiar, personificado por sus hijos Jorge y Manuel, está asegurado.
Este licenciado en Ciencias Económicas fue el artífice de la creación, hace 21 años, de Marqués del Atrio, marca comercial que da nombre a un grupo que elabora, además de en la DOCa Rioja, caldos en Navarra, Rueda, La Mancha, Rías Baixas, ElBierzo, Ribera y también en Utiel-Requena, zona afectada por la riada. «Por fortuna», informa, «no ha habido que lamentar desgracias personales». Las consecuencias materiales es pronto para valorarlas «porque la cosecha ya estaba recogida y habrá que ver cómo están los terrenos. La bodega la tenemos enRequena y está en la parte alta del pueblo», acota.
Sabe que «un bodeguero nunca está de salida, está permanentemente en primera línea» pero en su caso ha sabido delegar en sus hijos, «que llevan ya años en el día a día». «Las empresas familiares tenemos que estar preparados para el relevo y, en nuestro caso, tanto Jorge como Manuel se han formado para este momento», reseña.
La quinta generación tomará el mando de una bodega centenaria que ha sabido diversificarse y que ha superado «numerosas vicisitudes». La actual es una más. «Nos ha tocado años de exceso de producción, otros de déficit pero la estructura de Rioja está preparada. Creo que con los medios que hay, el sector sabrá solucionarlo», agrega consciente de que la Denominación se enfrenta a una crisis de difícil solución. ¿Hay que arrancar? «Creo que es lo último que hay que hacer, que se pueden adoptar otras medidas. Es muy difícil decidir qué se arranca, porque igual las que se quitan son las cepas más productivas o igual se suprimen las que dan más calidad», ejemplifica.
Aunque su localidad natal está asociada a la industria del calzado y a otro tipo de cultivos, en el pasado «Arnedo tuvo muchas viñas pero con la revolución industrial del calzado se transformaron en olivos y almendros». «Nosotros», informa, «seguimos teniendo viñas en Cervera, Igea o Grávalos».
El grupo, que vinifica 15 millones de kilos de uva, fue de los primeros en apostar por los blancos («llevamos muchos años en este camino»), por aumentar su presencia en otros territorios vitivinícolas y por diversificar sus canales de exportación. Con el regreso de Trump, el mercado estadounidense se expone «a los aranceles en tintos y blancos», circunstancia «ya vista en el pasado». «El de Estados Unidos es un mercado de precio. Creo que, como hicimos en 2016, podremos mitigar los aranceles y que no va a ser una hecatombe», augura.
Consciente de que la juventud «prefiere una cerveza a un crianza o un joven», reclama la esencialidad del vino en la dieta mediterránea. «Es algo cultural, es un alimento porque, en mi opinión, para mí los alcoholes son los destilados», concluye sabedor de que, a la hora de alimentarse, su paladar está hecho «para el Rioja». «Me gusta el borgoña, el Burdeos... Pero como buen riojano, soy de Rioja».