En medio de la crisis que atraviesa el sector vitivinícola, las organizaciones profesionales agrarias se movilizarán hoy en Logroño para exigir, entre otros aspectos, el cumplimiento de la Ley de la Cadena y solicitar al Ministerio que estudie su petición de arranque de viñas, que entiende como medida más adecuada para equilibrar el sector, una posibilidad que está sobre la mesa en el seno de la Denominación y sobre la que también reflexionan las bodegas.
El Grupo Rioja, el mayoritario en el seno del Consejo Regulador, defiende persistir en las actuaciones ya aprobadas «de manera muy mayoritaria», como el control de los viñedos con exceso de producción o preservar las viñas más viejas, poniendo siempre el foco a la calidad. El arranque sería una solución excepcional, una posibilidad a acometer solo si las decisiones anteriormente adoptadas no logran el objetivo de reequilibrar el sector.
Su gerente, Íñigo Torres, considera que estas medidas están funcionando habida cuenta de que este año se va a asistir a una reducción «muy intensa» de las existencias, un hecho que atribuye no solo a las cuestiones climáticas.
Torres, que confía en un último trimestre positivo en ventas, argumenta su defensa de que el arranque debe tener un carácter extraordinario y voluntario en el hecho de que conlleva consecuencias negativas, como la pérdida de patrimonio para el sector, un empeoramiento de la imagen del Rioja, además de que pone en peligro el viñedo viejo, el de mayor calidad.
Enumera otra serie de propuestas, como acercarse a las nuevas tendencias de consumo, rebajando la gradación sin perder la calidad, insistir en la promoción y el reinjerto de tinto a blanco.
Esta es la única medida en la que coinciden con Juan Carlos Sancha, vicepresidente de Bodegas Familiares, que dibuja un panorama caótico. «No puede ser peor, nunca he visto una crisis como esta», asegura. Razona que apuestas como la destilación y la vendimia en verde han sido beneficiosas, pero no son suficientes, por lo que es necesario adoptar remedios de mayor calado, como el arranque, al igual que Francia. «Han tomado medidas para evitar la crisis de los eslabones más débiles, que son los viticultores», apunta Sancha que considera crucial que, al igual que en Burdeos, el arranque afecte al 10% de la masa vegetal de la Denominación Rioja, alrededor de 6.500 hectáreas.
Afirma que en esta campaña «no se han movido los precios ni de la uva ni del vino», que los viejos viticultores no encuentran quien les cultive las viñas, que han perdido valor como aval frente a la banca en un contexto de falta de relevo generacional, un delicado escenario en el que no se toman decisiones. «Hay que dar un giro de 360 grados, que dé esperanza a los viticultores, y ese viraje solo lo puede suponer el arranque», destaca Sancha, que estima imprescindible que esta eliminación se produzca este mismo invierno.
La financiación. ¿Y quién pagaría este hipotético arranque? Es, sin duda, una cuestión escabrosa. Al respecto, el representante del Grupo Rioja afirma que es un sector que ha generado y genera ingresos públicos por el gran volumen de personal que emplea, las cotizaciones sociales o los impuestos de las bodegas, pero reconoce que el sector lleva dos años recibiendo parte de los fondos -otra la ha provisto la Unión Europea- de las comunidades autónomas.
«El esfuerzo que se puede pedir a la sociedad es limitado», razona Torres, que señala que gran parte de la cuantía destinada a la vendimia en verde ha provenido de la Organización Común de Mercado (OCM) que cuenta con una partidas para los distintos usos del vino, «que si no se utilizan pueden ir a otros programas o países».
Ahora bien, la destilación ha sido financiada por las tres comunidades de la Denominación y, aunque resalta que los condiciones impuestas han beneficiado al conjunto al sector, es consciente de que es una solución que tampoco se puede extender en el tiempo por su coste.
«Debemos ser un sector competitivo y rentable sin necesidad de ayudas», razona Torres, quien tampoco ve fácil conseguir fondos europeos con este fin porque, hasta el momento, ningún país ha contado con partidas específicas para el arranque. De igual manera, avanza que será complicado que el Ministerio se implique en esta apuesta porque «hay muchas otras zonas con mayores necesidades que Rioja». ¿Y el sector? Pues tampoco ve probable que un ámbito «que está aguantando» pueda financiar a aquellos que quieren abandonarlo.
Sancha considera que el ministro de Agricultura, Luis Planas, está errado y opina que no es de recibo que desoiga las peticiones de arranque formuladas por las organizaciones de productores.
El vicepresidente de Bodegas Familiares, que hace un año abandonó el Consejo Regulador y la Interprofesional en disconformidad con la gestión de los máximos órganos de Rioja, afirma que «nos hemos gastado 80 millones» y defiende que el arranque se sufrague de la misma manera que en Francia, con dinero del estado, la comunidad autónoma y el sector.