Una de las 20 alumnas de este curso es Irene Laorden Cámara, quien está creando un videojuego de intriga y misterio. Relata que su creación tiene de protagonista a una mujer que trata de resolver el asesinato de su hermana porque «no puede estar tranquila sin saber lo que ha pasado». 

El problema, detalla, es que la protagonista sabe que ha vivido esa experiencia y conoce lo que le ha pasado a su hermana pero «no puede recordarlo». «Por ello, acude al psiquiátrico para rehabilitarse y a la vez, descubrir que le ha pasado a su hermana», señala.

Indica que una de las herramientas que usará para llegar hasta el fondo del asunto será el oso de peluche de su hermana, «que es un recuerdo muy preciado». «Le transportará al mundo onírico de los sueños, donde poco a poco irá indagando entre sus recuerdos y podrá encontrar la verdad de toda esta situación», describe.

Asegura que la parte más difícil a la hora de diseñar su videojuego ha sido aprender como funcionan los eventos, y como hacer que un aspecto del juego active otro para que «haya una continuidad dentro del propio juego, haya acertijos, puzles y cosas del estilo». En cambio, indica que la parte más sencilla es «hacer los decorados y aprender como funciona».

Las motivaciones por las que Irene se apuntó a este curso fueron aprovechar alguna idea que tenía pensada e intentar desarrollar sus habilidades en las programación, «que era algo que hace tiempo me interesaba». «Quería experimentar como era todo esto y tenerlo como un objetivo, para ir poco a poco aprendiendo y desarrollando esta habilidad», comenta.

Uno de los aspectos positivos es que los videojuegos están empezando a tener bastantes más salidas profesionales, ya que «antes no había tantas, lo que es un poco triste». «Estoy contenta de que esto esté cambiando, ya que es muy interesante saber que ahora hay más grados, cursos y puedes salir adelante con ello», subraya.

Esta joven tiene videojuegos referentes, como Paranoiac o Zelda.