A intensidad, a ganas, a intentarlo y, lo más importante, a goles. La Ciudad Deportiva y los más de 1.000 asistentes que poblaron la grada principal y los aledaños del campo fueron testigos de un vibrante y justo empate entre los dos equipos más potentes del Grupo XVI de Tercera RFEF.
Fue el Alfaro quien consiguió abrir la lata hacia el ecuador del primer acto. Un balón largo fue mal despejado por Andreu y Riccobene, que recogió el rechace desde más allá de la frontal, disparó sin pensarlo dos veces y batió a Oier con un potente chut, cruzado, desatando la euforia de la poblada parroquia visitante. El gol cambió por completo el rumbo del partido, atascado hasta ahí, con una UDL Promesas obligada a dar un paso hacia adelante.
Poco a poco comenzó a cambiar la tendencia del encuentro, con el filial blanquirrojo acumulando llegadas por ambas bandas y percutiendo con más facilidad sobre el carril derecho, a través de combinaciones de Iker Pérez con Riki de Moraes. Fue en una acción aislada cuando el balón le llegó a Curro dentro del área y este, al proteger el balón, se encontró con el contacto del defensor riojabajeño, que aprovechó para caer al suelo, en lo que el colegiado decretó pena máxima. Con la incertidumbre rumiante de si el contacto había sido suficiente o no para señalar penalti, Iker Pérez transformó el lanzamiento desde los once metros con maestría, para empatar la contienda cinco minutos antes del descanso.
En la segunda mitad se repitió el mismo orden, pero con un guion diferente. Fue el Alfaro quien tomó la batuta del partido nada más salir del paso por vestuarios y dominó a sus rivales, más aún cuando se volvieron a adelantar en el marcador tras una jugada embarullada dentro del área después de un remate alfareño que se estrelló en el larguero y en el rechace, Arturo, lo introdujera por centímetros en la puerta, siendo el árbitro asistentente quien concediera el tanto.
Mucho más cómodo sobre el terreno de juego, el Alfaro pudo aumentar su renta después de una gran acción de Luis Jiménez tras recortar a Sergio Ocón dentro del área y encontrarse con un milagroso pie de Oier, que salvó a su equipo de un golpe casi definitivo. Perdonar se acaba pagando y Riki fue el encargado de hacer bueno el dicho, después de una genialidad en la que recibió dentro del área, se giró y disparó cruzado, para batir a Pinillos en un abrir y cerrar de ojos.
Con el 2-2 se mantuvo la intensidad y la disputa, con alguna ocasión más para el Alfaro, pero no se movió más el marcador en un gran encuentro entre los dos 'gallos' de la Tercera riojana.