La vocación religiosa puede ser muy potente en algunas personas y muchas de ellas no solo deciden dar misa en la iglesia de su ciudad o de algún punto de su país. Sino que otras deciden ir a otros países para predicar el Evangelio.
Estas personas se hacen llamar misioneros y España es el país que aporta el mayor número de ellos con 6.300. Su media de edad es superior a los setenta años.
La comunidad autónoma de La Rioja suele aportar una media de más de 100 misioneros cada año pero la realidad es que el número de estos ha ido descendiendo en los últimos tiempos. En este año 2024 hay 118 misioneros riojanos repartidos por el mundo, de los cuales, 95 están en América, 9 en Europa, 8 en África y 6 en Asia.
Esta cifra es más baja que el año pasado cuando hubo 129 misioneros riojanos, de los que 102 estuvieron en América, 11 en Europa, 11 en África y 5 en Asia. Pero si se observan los datos de 2022, la diferencia con este año es todavía mayor ya que hubo 141 misioneros riojanos, de los que 115 estuvieron en América, 12 en Europa, 13 en África y 5 en Asia.
El número de misioneros que hubo en 2021 también fue bastante más alto con 167. De estos, 130 estuvieron en América, 14 en Europa, 16 en África y 7 en Asia.
El delegado de Misiones de la Diócesis La Calzada-Calahorra-Logroño, y director de obras misionales pontificias, Luis Ángel Moral Astola, explica que el descenso en el número de misioneros riojanos se debe a fallecimientos y a que algunos han regresado por padecer alguna enfermedad. Aunque indica que muchos de ellos son «muy mayores» y tienen esa vivencia de que «son misioneros para toda la vida».
Cuenta que la labor fundamental de los misioneros es el anuncio del Evangelio y, aparte, «no poder cerrar los ojos ante la realidad social que viven en otros países». «Tienen una labor muy grande en la promoción de los pueblos y en su ayuda a ámbitos como la educación, la sanidad, la formación o los derechos», añade.
Los datos muestran que hay muchos más misioneros en los países de América en comparación con el resto de continentes. La explicación a esta situación, señala Moral, es que en Europa, Asia y África tienen que luchar contra la barrera del idioma y de otras culturas diferentes. «Ir a una misión en países donde tienes que aprender un idioma, significa que tienes que dedicar un tiempo previo a esta tarea antes que desempeñar tu labor como misionero», justifica.
Moral, que también es párroco en la iglesia de Santa Teresita de Logroño, informa sobre algunas de la misiones que se están realizando en estos momentos en algunos de estos países. Cuenta que en Brasil hay misioneros que están en las universidades dando clases de sociología y de distintas materias, además de que «han hecho las bases para crear colegios que incluso han llegado a ser universidades más adelante».
Otra misión tiene lugar en Camerún, donde se encuentra el misionero Alfonso Ruiz, quien trabaja con los niños de la calle. Y en Bolivia hay personas que colaboran en la formación de mujeres adolescentes para darles una oportunidad y que no caigan en las redes de la prostitución.
vocación. Luis Ángel Moral Astola subraya que la vocación es una llamada de valor para anunciar el Evangelio en otros sitios.
«Los misioneros tienen esa inquietud de llevar el amor de Dios a otras personas», destaca. El misionero, añade, no va a imponer sino «a sugerir pero desde la realidad que él está viviendo».
Aunque hay veces que quien tienen esa vocación no puede realizarla porque «no encajan en ese lugar por la dificultad de la lengua y de las costumbres».
Los misioneros suelen ser personas mayores porque «han hecho años en misión y han crecido». Reconoce que las vocaciones religiosas en Europa van descendiendo y no hay tanto relevo de misioneros pero «en esas Iglesias en las que hemos estado como misioneros, empieza a haber un fruto grande de vocaciones misioneras», afirma.
Relata que estuvo en Benín y que su mayor ilusión es que «críos y crías que han participado en nuestra comunidades y catequesis, hoy son religiosos y religiosas, incluso alguno está trabajando como misioneros». «Por lo tanto, existe y existirá siempre esa vocación porque es una donación total al mandato que dice Jesús».