San Prudencio 'el aparecido'

G. Basurto
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Una talla del santo alavés preservada en una casa de Murillo y donada por sus dueños plantea a los expertos que pudiera tratarse de la figura original que presidía el altar mayor del monasterio de Monte Laturce. Ahora se expondrá en La Redonda

Las ruinas de San Prudencio de Monte Laturce son un malogrado vestigio del esplendor que tuvo el monasterio. - Foto: Óscar Solorzano

Uno de los hechos milagrosos relacionados con la figura de San Prudencio, el religioso nacido en Armentia, patrón de Álava y de Vitoria, determinó el germen del monasterio que lleva su nombre bajo los escarpes del Monte Laturce, en Clavijo. En ese punto, junto a una cueva en la que la leyenda dice que el santo se cobijó de niño, camino de Soria, se detuvo la mula que trasladaba los restos mortales de quien fuera discípulo de San Saturio y luego obispo de Tarazona, fallecido en el año 586 en El Burgo de Osma. Aquel episodio dio pie a sus discípulos a constituirse en una humilde comunidad religiosa que años después llegaría a convertirse en un poderoso monasterio auspiciado por los Señores de Cameros.  

Que ahora se haya rescatado del olvido una talla de madera de tamaño considerable, que algunos historiadores y expertos en arte señalan como la figura original que presidía el altar mayor del monasterio, no alcanza la categoría de milagro, pero que haya resistido al paso de los años, tras los avatares de tres desamortizaciones y la dispersión del rico patrimonio que tuvo el cenobio, es cuando menos asombroso.

La estatua había permanecido durante largo tiempo guardada en una casa particular en Murillo de Río Leza, cuyos propietarios han decidido donarla a la Concatedral de La Redonda. La identificación de la pieza como la representación de San Prudencio que ocupó el lugar preeminente en el retablo mayor del monasterio que lleva su nombre no deja de ser problemática, puesto que hay estudiosos que no ven claro que la talla ahora en manos de La Redonda se corresponda con la escultura original. 

«Cuando menos, es la imagen más antigua de San Prudencio que se conoce, después del busto de plata que se conserva en la Concatedral, que contiene reliquias del santo», explica a El Día de La Rioja un estudioso de la figura del patrón de Álava y del cenobio que se erigió en su memoria en un escarpado paraje del valle del Leza.

Se trata de una pieza policromada tallada en madera de tamaño considerable, que representa al santo con la dignidad de obispo, ya que ejerció como prelado de Tarazona, aunque acabó sus días en la localidad soriana de El Burgo de Osma. Sea la auténtica escultura que presidía el altar mayor en el monasterio de San Prudencio de Monte Laturce o no, el valor patrimonial de la figura parece incuestionable, lo que ha llevado a la Concatedral de La Redonda a incluirla como una de las piezas protagonistas en una exposición que tiene previsto presentar públicamente mañana con el título de El Legado de San Prudencio, cuyo contenido, celosamente guardado, se dará a conocer en la inauguración.

La foto de Marigorta. Quienes defienden que el santo llegado desde Murillo es el San Prudencio del retablo mayor, aducen la semejanza absoluta de la talla con la fotografía que José Martínez de Marigorta, sacerdote, historiador y cronista oficial de Álava, obtuvo de la figura, durante una visita a las ruinas del monasterio, en el siglo XX, para escribir su libro San Prudencio de Armentia y su maestro San Saturio. 

El religioso e historiador alavés relató que durante su estancia en la zona entró en un edificio de Ribafrecha, que el vecindario conocía como la 'casa de los frailes', en donde contempló lo que definió como una «descomunal estatua», que Martínez de Marigorta adscribió sin duda a la talla que presidió durante siglos Monte Laturce.

Quienes sostienen la fiabilidad de esta fuente, piensan que aquella 'casa de los frailes' bien puede corresponderse con un priorato que desde la Edad Media existió en Ribrafrecha. En el lado contrario, los escépticos con relacionar la talla ahora en La Redonda con aquella figura original del monasterio sostienen que no hay prueba documental que sustente esa teoría. Lo que sí parece constatado es que la figura fue traslada en un momento dado desde Ribafrecha a Murillo, donde se ha logrado preservar de los efectos del paso del tiempo.

El rico patrimonio que debió de tener el monasterio gracias al patrocinio de los Señores de Cameros, Fortún Ochoa y su mujer Mencía, infanta de Navarra, que lo eligieron a comienzos del siglo XI como lugar para ser enterrados, se dispersó y en gran medida se perdió tras sufrir hasta tres desamortizaciones. 

La primera de ellas, en 1810, la aplicaron los franceses durante la ocupación y a consecuencia de aquella orden se sabe que salieron del monasterio piezas como la reliquia de San Félix, que actualmente se custodia en la iglesia de Lagunilla del Jubera, y el púlpito de la iglesia de Clavijo. Hubo incluso un alcalde afrancesado de Ribafrecha que trató sin éxito de llevarse las famosas arquetas de San Prudencio, hoy a resguardo en La Redonda, como relata el joven historiador Bruno Calleja Escalona en su libro Tres veces cielo. El Monasterio de San Prudencio de Monte Laturce.

Con la segunda desamortización, la del Trienio Liberal (1821), salieron del cenobio los bustos de San Prudencio y el de San Félix (ahora en la iglesia de Ventas Blancas) y el retablo mayor, que hoy preside la iglesia de la localidad alavesa de Barriobusto. Con la tercera desamortización, la de Mendizábal (1835), apenas quedaba ya patrimonio que conservar.