La calidad empieza en el terruño

Ana Belén Garrido
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El cuidado del entorno natural es crucial para conseguir productos excelentes. Aitor e Iñaki Garteizaurrecoa saben bien que un hábitat bien preservado, como la Reserva de la Biosfera de La Rioja, es una garantía para su explotación apícola

La calidad empieza en el terruño

Se suele decir que, cuando se trabaja en el sector primario, uno vive pendiente del cielo y, aunque es cierto, la verdad es que todos los que dedican su vida al campo o la ganadería también miran mucho el suelo. La importancia de la tierra es vital, entendida en el más amplio de los sentidos. Comprender la diferencia que puede haber entre la composición del terruño, ya no entre en unas zonas y otras del territorio riojano, sino incluso entre unas alturas y otras sobre el nivel del mar o en función de su cercanía al cauce de agua, permite marcar una línea fundamental que convierte un buen producto en algo realmente excelente.

En ese sentido, los productores riojanos saben hacerlo bien y darle a la tierra la importancia que debe tener, sobre todo cuando hay un alto grado de dependencia entre el territorio y el producto. 

Es el caso de Aitor e Iñaki Garteizaurrecoa. Son la tercera generación de una familia que, durante cuatro décadas, ha estado dedicada a la apicultura. Para ellos, el cuidado del campo es el primer paso para que sus abejas puedan producir una miel excelente. «Se nota mucho el cambio climático, sobre todo porque propicia ciertas enfermedades en las abejas, por lo que se mueren más y, a consecuencia de ello, hay menos miel», afirma Aitor. Y es que, al final, «el campo está como está. En función de la preservación vegetal que realicemos, veremos una calidad de la miel u otra, con más o menos matices, por ejemplo, a tomillo o romero».

La calidad empieza en el terruñoLa calidad empieza en el terruño - Foto: Ingrid FernándezPara esta familia, el hecho de que su explotación se encuentre en una reserva de la biosfera es muy importante. Sobre todo, porque cuando un territorio se denomina como tal, se garantiza el cuidado de sus recursos naturales, tan importantes para la vida de las abejas que les dan sustento, sabiendo que más calidad supone más sellos y reconocimiento. Para Aitor, el sello de Producto de La Rioja aporta al producto «una clara ventaja competitiva. De hecho, el producto riojano está muy bien valorado fuera de la comunidad, tiene mucho caché, al menos desde nuestra experiencia». Más allá incluso de la garantía de calidad que supone para su miel, no se puede dejar a un lado la cuestión de que, con dicha certificación, permite prever la excelencia de todos los productos derivados de ella. La 'Hidromiel del pueblo', una curiosa fusión entre apicultura y enología que crearon hacia 2015, también goza de la certificación de Producto Riojano.

 

Pura riqueza territorial.

El cuidado del entorno es algo común a todo el territorio riojano y añade un plus al gran papel realizado por las ocho Denominaciones de Origen Protegidas e Indicaciones Geográficas Protegidas que existen en la región. Que las instituciones sigan apoyando al productor y certificando la excelencia de sus productos consigue acrecentar la competitividad de los mismos, no sólo en el mercado local, sino también exterior.

Contamos con un aceite que puede distinguirse al rozar el paladar, un reconocimiento dentro y fuera de la región con el que también cuentan los demás productos con denominación de origen propia, como Peras de Rincón de Soto, Alubia de Anguiano, Queso Camerano y Nuez del Pedroso. Autenticidad y diferenciación vinculada al territorio que también comparten las indicaciones geográficas protegidas Coliflor de Calahorra, Chorizo Riojano y Pimiento Riojano. 

Podríamos seguir, sólo por ilustrar la excelencia de los alimentos que se ponen en el mercado desde La Rioja, pero al cuestión es sencilla: es una comunidad con un mapa geográfico que, en cada rincón, tiene un mundo infinito que ofrecer a través de sus sabores.

 

Tan natural como el producto riojano.

Hace más de 20 años que la Unesco declaró Reserva de la Biosfera la zona Suroriental de La Rioja de los Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama. Esto supone la realización de acciones concretas para que el desarrollo económico y social se produzca en armonía con el entorno, preservando el patrimonio natural y su diversidad biológica. Ya por las mismas fechas, se protegían otros 14 espacios naturales únicos, por motivos ecológicos, científicos y paisajísticos o por su valor sociocultural. Así, el Alto Najerilla o la Sierra Cebollera son entornos preservados y también famosos por su tradición en el cultivo y la producción de alimentos típicos riojanos. No se puede olvidar tampoco la altísima calidad de las carnes que se producen en estas zonas, donde los animales pacen alimentados con su vegetación autóctona. El concepto 'Producto Riojano' es sinónimo de calidad, autenticidad y excelencia por mérito propio. Así, el mimo y el empeño que se ponen en el cuidado del entorno en el que se lleva a cabo su proceso productivo, a través de este tipo de acciones de protección, permite que estos productos, ya auténticos per sé, sigan siéndolo.