Su padre, Manuel, regentaba una carnicería en la Plaza del Mercado.A su muerte, fue el turno en solitario de su madre, Pilar Ayala y, después le sucedieron Alfredo y David Iturriaga(Logroño, 1971), responsables de Carnicería Hermanos Iturriaga, establecimiento señero del Mercado de San Blas. Está por ver si, con el tiempo, una quinta generación de los Iturriaga (su bisabuela, a inicios del XX, ya se dedicaba a esto) toma el relevo.
David, con dos hijos en la universidad y otra en el instituto, no se queja del negocio. «Si trabajas, como en todos los sitios, da para vivir», afirma consciente de que en su sector la competencia es mucha. «Pero es buena porque te exige tener calidad y tener buenos precios», agrega.
Con la Navidad ya concluida, han sido jornadas de mucho trajín en una profesión que «personalmente no me parece exigente aunque entiendo que haya gente que piense lo contrario». David y Alfredo levantan la persiana a las 7.30 y la bajan a las 14 horas para volverla a subir de 16.30 a 20 horas. Aunque la visita al mercado parece una cuestión matinal, «por las tardes sí que hay movimiento de clientes que prefieren comprar tranquilos». A él el turno vespertino le viene bien «para despiezar».
Con los salarios menguantes y los precios crecientes, David considera que sus habituales «no se quejan mucho pero sí que es cierto que las cosas han subido». Pese a que los hermanosIturriaga, como el resto de carniceros, intentan contener la tendencia alcista, hay veces que es inevitable: «Procuramos mantenerlos pero hay artículos como el cordero, el cabrito o el solomillo que ha subido. La subida en el pollo no se ha notado tanto pero el chorizo, por ejemplo, estará unos dos euros más caro porque el cerdo también cuesta más».
En las pasadas fiestas, David reconoce que en estas fechas señaladas no podían faltar «el cordero de leche, el cabrito o el solomillo». Pero también hay quien pide «pavo, capón o pularda», menús, cualquiera de ellos, ricos en proteínas.