Las especies invasoras son una de las principales amenazas para la biodiversidad y pueden llegar a ser uno de los mayores desafíos ambientales. Su impacto se extiende desde la competencia con especies autóctonas hasta la alteración de ecosistemas completos y por ende, la generación de graves consecuencias económicas. Además, de las especies que aparecen registradas como invasoras en el Catálogo Español de Especies Exóticas, en La Rioja se pueden encontrar 35 de ellas: 22 corresponden a la parte de la fauna y 13 a la de flora.
El jefe del Servicio de Conservación de la Naturaleza y Planificación de La Rioja, Carlos Muro, explica que a pesar de intervenir en el control y eliminación de especies como la hierba de la pampa, más conocida como plumón, o el ailanto, actualmente los mayores esfuerzos se centran en el visón americano que ha desplazado al visón europeo, el mamífero más amenazado Europa. «Hay algunas especies más peligrosas, pero las tenemos más controladas y su zona de actuación es menor, aunque el riesgo de que se pueda extender sigue siendo elevado», reconoce.
Por ello, entidades como Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra, también trabajan bajo el objetivo de preservar la biodiversidad de la comunidad riojana y mantener las especies autóctonas.
Pedro Nájera, miembro de Ecologistas en Acción, asegura que «todas las especies invasoras llegan gracias a la intervención del ser humano». Por lo tanto, este factor es clave en la introducción y propagación de estas especies que llegan de forma accidental como el mejillón cebra al adherirse a embarcaciones o aparejos de pesca. Por el contrario, están las que se introducen de forma intencional como el siluro, cuya presencia en los ríos se debe a pescadores que buscaban potenciar la pesca deportiva y gracias a su gran capacidad de depredación ha implicado la desaparición de especies autóctonas.
En el caso del visón americano, ambas entidades destacan que llegó por la industria peletera y se ha expandido por la región por escapes accidentales o sueltas incontroladas desde históricas granjas. Además, este animal no solo compite con el visón europeo por el hábitat y los diferentes recursos, sino que también puede llegar a transmitir enfermedades letales para la especie autóctona. Por ello, para su control «se han instalado trampas en los ríos para capturar e intentar retirar estos ejemplares del medio natural», asegura Muro.
En el ámbito de la flora, la hierba de la Pampa «se ha cultivado de forma ornamental, se ha naturalizado y al tener una gran capacidad de dispersión y colonización ha invadido hábitats de especies autóctonas», señala Muro. En este sentido, Nájera explica que «las especies vegetales afectan porque pueden extenderse sin control, ocupando espacios de otras plantas autóctonas a las que les impide la fotosíntesis» Y Donaire añade que el plumón se trata de una especie que «simplifica los ecosistemas ya que no hay ninguna otra especie que se coman esta planta».
Las consecuencias económicas pueden ser alarmantes, por lo que Muro ejemplifica con la avispa asiática pues afecta directamente a la producción apícola, reduciendo la población de abejas y con ello, la producción de miel. Asimismo, el mejillón cebra puede provocar daños en canales de riego o tuberías generando costes adicionales para su mantenimiento y reparación.
Si bien se han llevado a cabo algunas acciones puntuales, como la erradicación del plumero en determinadas áreas urbanas como Logroño y la captura de visiones americanos en el río, los esfuerzos siguen siendo insuficientes. En este aspecto, Amigos de la Tierra coinciden en que las administraciones actúan de forma limitada, y en muchos casos, parecen ignorar la magnitud del problema. En cambio, Ecologistas en Acción denuncia que el actual Gobierno está debilitando leyes ambientales importantes y no destina los recursos necesarios para afrontar esta crisis ecológica.
No obstante, la erradicación total de una especie invasora es extremadamente complicado, y en la mayoría de los casos, la estrategia más realista es el control de su población. Donaire menciona que algunas especies vegetales pueden eliminarse si se actúa en sus primeras fases de expansión, pero en el caso del siluro, su erradicación es prácticamente imposible. En cambio, Ecologistas en Acción subraya la necesidad de implementar medidas legales más estrictas y asignar recursos suficientes para frenar la expansión de estas especies antes de que el problema se vuelva irreversible. Finalmente, Muro destaca que en muchos casos son «incapaces de eliminarlas porque el coste económico no compensa» y hay que tener en cuenta que la conexión con otras regiones todavía lo dificulta más.
Acción ciudadana. La sociedad juega un papel importante en esta lucha. Desde Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y el Gobierno de La Rioja insisten en la importancia de la colaboración de la ciudadanía para detectar y reportar la presencia de especies invasoras a las autoridades.
Además, recomiendan evitar la compra de animales exóticos como por ejemplo el galápago americano y promover la protección de los ecosistemas locales. En este sentido, Donaire explica que lo mejor y más importante es «actuar lo antes posible porque puede convertirse en un problema difícil de abordar» y por este motivo el deber de la ciudadanía es «avisar a la administración pública, antes de hacer nada». Por su parte, Muro asegura que en la mayoría de los casos en los que intervienen se debe a los avisos de la población y les sirve para «localizar los puntos y las coordenadas donde se encuentran» así como para «poner en marcha el protocolo correspondiente».