Irse de jota

Feli Agustín
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Compositor, cantante y profesor, Juan José Fernández, cofundador del grupo Voces del Ebro, uno de los pocos con actividad estable en La Rioja y Navarra, forma joteros para garantizar su sucesión

Juan José Fernández, cofundador del grupo Voces del Ebro. - Foto: Ingrid

Las hay de ronda, de trilla, de quintos... Declarada Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial en 2017, la jota riojana «inherente a nuestro pueblo, con una importante presencia social y una larga y fecunda historia», forma parte del acervo cultural riojano, una manifestación artística que, aunque sostenida por pocos, cuenta con nuevas voces que, con suerte, garantizarán su supervivencia. 

Uno de esos firmes puntales es Juan José Fernández,  compositor, cantante y  profesor, que lleva tres décadas dedicándose a esta muestra folklórica, a la que llegó ya adulto y de manera lúdica en Villamediana, cantando junto a la cuadrilla en las cenas y comidas que celebraban en las bodegas.

Pero,  no solo «casualidades de la vida», sino también la calidad de las voces, les llevó  hace «treintaytantos años porque no encontraban joteros» al Hogar Navarro a participar en una recepción que se ofreció al entonces presidente de la comunidad foral, Miguel Sanz. Y lo que sí fue una casualidad es que el autor de la jota que cantó Juanjo, El huerfanico, Julián Aranaz, del grupo Alma Navarra, se encontrara entre los asistentes. 

«Se me acercó y le conté que había aprendido la jota gracias a un cassete, y me invitó a que acudiera a clases que impartía en su pueblo. Yasí fue como, junto a su compañera Natalia García, todos los sábados, carretera y manta,  hasta la localidad navarra de Cadreíta, una experiencia que supuso un punto de inflexión en su vida profesional y también personal.

Crean el grupo Voces del Iregua,   que a finales del siglo pasado se disuelve para dar paso a Voces del Ebro, compuesto, a partes iguales, por riojanos y navarros, que celebra dentro de dos años sus bodas de plata.

Son seis personas, Juanjo Fernández, Natalia García, Natalia Araiz, Néstor Alcolea, Jessica Ruiz   y Javier  Sagredo, con el apoyo de las jóvenes incorporaciones de Sonia Reinaldo e Iñaki Buñuales, las que integran uno de los pocos grupos joteros estables en ambas comunidades, que van girando  no solo por la zona de influencia de la jota, sino por todo el país -de Barcelona a Ciudad Real-, además  de 'bolos' internacionales,  en Francia o Italia.

Las jotas  que interpretan abordan temáticas muy variadas, camperas, amorosas, religiosas, de carnaval, satíricas..., y, en particular, destaca Juanjo, las de la vida agrícola y los labradores, que conforman un importante volumen en su repertorio y abordan, de igual manera, el folklore riojano y el navarro. «Hacemos un popurrí final, que  gusta mucho», presume este veterano jotero.

Las escuelas. Con Escuela de Jotas en La Rioja, que está captando savia nueva por los pueblos, considera que, aun cantada por pocos,  la sucesión está garantizada, un futuro al que contribuye. Hace un par de años creó una escuela en Villamediana, Agrupación Camino Real, donde enseñan jotas a «cuatro o cinco chavales», que disfrutan del acompañamiento a la bandurria de joteros experimentados. «Mientras haya escuela, hay cantantes, mientras haya gente, no se pierde», afirma  Juanjo, impulsor del grupo, que se muestra convencido de que la jota seguirá, al menos, en las próximas décadas. Y eso que reconoce que la mayoría de su público, siempre muy nutrido, «no ves más que cabezas, da respeto», es de edad media y avanzada, y confiesa que es necesario dinamizar las actuaciones para lograr atraer a público de menor edad.

Con actuaciones a lo largo del verano en numerosos municipios, incluidas las fiestas de Pamplona y San Sebastián, San Mateo les espera donde, seguro, interpretarán Navarricos y riojanos, escrita por el propio Fernández para uno de los primeros discos de Voces del Ebro -han publicado media docena, dos de ellos en colaboración con el grupo  Axt queda eso,  de la localidad turolense de Mora de Rubielos-. «Es un honor para mi que en las escuelas, tanto de Aragón, Navarra, como La Rioja, la estén cantando», cuenta Juanjo, que va «haciendo escuela».

La jota, que ha iniciado con el apoyo de 15 comunidades autónomas su recorrido en la Unesco para ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, espera que alguien la siga cantando.