«En cuanto cierras y abres los ojos, se está quemando la cuba»

feli Agustín
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María José Gómez y Juan José Sánchez fueron, en 1991, la primera pareja de Vendimiadores

María José Gómez y Juan José Sánchez, un dúo que sigue manteniendo una buena relación. - Foto: Payá

«Como fuimos la primera pareja de Vendimiadores, no había un referente en el que apoyarnos, íbamos día a día, intentando dar lo mejor en cada momento». Quien así se expresa es María José Gómez que, junto a Juan José Sánchez, conformó en 1991 el dúo de figuras que, a partir de entonces, iba a ser una de las imágenes más características de las fiestas mateas. 

Relata que optó al puesto porque desde la infancia había sentido atractivo por la Vendimiadora y la posibilidad que ofrece de representar a tu tierra. A Juan José,  como suele ocurrir en las primeras ocasiones, reconoce que le pilló de improviso y de sorpresa su elección. Miembro de la peña Áster desde 1979, a la que sigue perteneciendo, fueron compañeros, familiares y amigos los que le animaron a dar un paso que iba a convertir a ellos y a Logroño en pioneros, abriendo el camino a otras ciudades de La Rioja y de todo el país de contar con una pareja como emblema de la fiesta.

Destaca que el hecho de que fuera la primera edición no le restó competencia y recuerda que fueron 33 personas, prácticamente la mitad de cada sexo, quienes aspiraran a  ocupar el puesto más relevante en san Mateo.  Sánchez apunta que la gran mayoría de los varones procedía del ámbito de la fiesta, peñistas, miembros de grupos de danza..., que se enfrentaron a una prueba menos exigente que la que han de superar los candidatos de la segunda década del siglo XXI.  «Aquello se componía de una comida todos juntos y una entrevista personal con el jurado», cuenta Juan José que, eso sí, resalta que la entrevista era «mucho más dura» que en la actualidad, afirmación que realiza tras haber sido en varias ocasiones miembro del jurado en representación de la Federación de Peñas. «Ahora pasan un examen, se visita una bodega; cuando llegan a la entrevistas, el conocimiento es mucho mayor», constata Sánchez, que señala que la recepción general de la introducción de una figura masculina fue positiva en Logroño, aunque generó mayores reticencias en otras cabeceras de la comunidad, una recelo que se ha ido limando con el paso de los años.

María José cuenta que durante su 'reinado' sucedieron multitud de anécdotas, como la pérdida del pañuelo el día del cohete, aunque prefiere preservarlas como un recuerdo entrañable de una época en la que, señala, la relación con las autoridades, de diversa afiliación política, asociaciones, peñas, colegios,... fue excelente. «En todos los sitios nos recibían con cariño y curiosidad», rememora la primera Vendimiadora, que mantiene una buena relación con el que fuera su compañero.

«Es una figura exclusiva, donde estás tú no puede estar nadie más,  en el disparo del cohete está en tu mano que comiencen las fiestas, el Pisado de la Uva...», argumenta el que fuera primer Vendimiador, que destaca las fotos, las invitaciones o el contacto con las autoridades.

Vínculos duraderos. Entiende que, al tratarse del primer año, eclipsó a la Vendimiadora, lo que no fue obstáculo para que sigan llevándose bien, de igual manera que mantiene el vínculo con otros vendimiadores, de los que cinco procedían de la peña Áster. Sin embargo, no se ha sumado a la nueva asociación porque opina que su tiempo ya ha pasado «y hay que dejar pasar a lo siguientes» para que disfruten, como él hizo, de unas fiestas «inolvidables».

Su compañera discrepa y reflexiona que los vendimiadores son un apoyo «sensacional» para los que se estrenan cada año en el 'cargo' y considera «natural» que hayan formado una asociación. «Era una idea que llevaban madurando desde hace unos años y se ha creado un vínculo muy bonito de amistad, apoyo y sentimiento de orgullo, sin quitar protagonismo a los vendimiadores del año», señala María José.

Juan José destaca el importante cambio que se ha producido en las fiestas y valora el Himno de Logroño, «una seña de identidad que no teníamos» y reconoce que para él, que ya vivía la fiesta desde dentro, ocupar el rol de Vendimiador no supuso un antes y un después, pero recomienda a sus sucesores de 2024 que sean ellos mismos y vivan el momento porque «en cuanto cierras y abres los ojos, se está quemando la cuba».

María José,  a quien le gusta conservar los carteles mateos de cada año  y colgarlos en casa, coincide con su compañero y desea para Marta y Marcos  que disfruten de cada momento y  no duden en consultar con los vendimiadores anteriores. «Que haya toallas para después del 'bautizo' me parece una excelente contribución», concluye  bromeando.

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