«No es para que te lo cuenten, hay que vivirlo»

Feli Agustín
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Del Pisado de la Uva a Tragantúa, Marta Gil y Marcos Ascacíbar, los Vendimiadores, se muestran como una pareja muy bien avenida, dispuesta a apurar hasta la última gota de la fiesta

María José Gómez y Juan José Sánchez, un dúo que sigue manteniendo una buena relación. - Foto: Óscar Solorzano

Marta y Marcos, Marcos y Marta son una pareja bien compenetrada, ambos son maestros, monitores de tiempo libre y directores de campamento, y llegaron a coincidir en las aulas en Escolapios, donde él trabaja y ella hizo prácticas. «Compartimos también valores», asegura Marta Gil, la flamante Vendimiadora de 2024, una afirmación en la que coincide «totalmente» su compañero. «Es una vivencia que también es para disfrutarla en pareja; es una experiencia personal, pero también es conjunta», señala Marcos Ascacíbar, que si hay algo en lo que difiere de su compañera es en los intentos de ella por alzarse con el 'trono' de las fiestas mateas, Marta ha optado al puesto cuatro veces «y a la quinta ha salido», mientras que en el caso de él ha sido llegar y besar.

«Ha sido un empeño personal que al final me ha llevado donde estoy, era un sueño que llevaba tatuado;», explica Marta, que se define como una persona perseverante,  que cuando persigue una meta no ceja en su empeño hasta conseguirla. En este caso, ha cumplido un anhelo infantil, mientras que en el caso de Marcos ha sido la guinda para culminar un año lleno de satisfacciones, tanto en el terreno personal como el profesional, capítulo en el que no le va a la zaga su pareja, que ha aprobado las oposiciones.

«Además, el hecho de que mi abuelo siempre me decía que un día iba a ser Vendimiador es lo que  me ha llevado a presentarme», cuenta Marcos, que cuenta que todo lo que ha conseguido «va por él» y  en estas fiestas le recordará en cada momento.

Confiesa que, preparándose para el examen de Vendimiador, ha aprendido aspectos que desconocía sobre Logroño y La Rioja, mientras  Marta, que ya lo llevaba adelantado de años pasados, no puede evitar su sorpresa ante los relatos siempre escuchados sobre el sitio de Logroño y la realidad histórica del cerco.

Bebedores de vino blanco, ambos coinciden en que les gusta que se conserven las tradiciones y, al hilo de esta reflexión, la Vendimiadora señala que es el Pisado de la Uva su acto preferido de las fiestas, en el que participó  cuando era   niña «porque bailaba en el grupo de Nieves»  [Sáinz de Aja]. «Recuerdo cómo mi madre nos vestía a mi hermana y a mi, la procesión..., me emociona», apunta Marta, memorias diferentes a las de Marcos, que menciona al Tragantúa, las barracas o las carrozas.

Conocedores y amantes del Himno de Logroño, «es muy didáctico», argumenta la Vendimiadora, en cuyo colegio, en el Arco, «donde se trabaja mucho San Mateo», todos los niños lo han aprendido.

«Me encanta a capella, cuando lo oigo se me pone la piel de gallina», afirma Marcos, un sentimiento que comparte su amiga, que no se atreve a vaticinar cómo se sentirá este año como Vendimiadora cuando escuche a la plaza cantarlo después del lanzamiento del cohete, «si otros años, desde abajo, ya me emociono».

Todos juntos. «Yo ver a todos los logroñeses hace algo juntos me conmueve», afirma la Vendimiadora, que comienza, al igual que su pareja, a sentir los efectos de la fama.  

Se manifiestan amantes de las peñas y las charangas, «donde lo doy todo», dice el Vendimiador, que cree que echarán de menos «estar en el meollo» y las salidas nocturnas, a las que restan importancia. «Va a ser un año diferente, y vamos a vivirlo de otra forma, queremos vivir san Mateo como se vive desde este puesto», afirma su compañera. Sus cuadrillas han compartido su alegría con ellos y aseguran convencidos que no temían  cómo iba a ser la pareja que les iba a tocar en suerte, confiando en el criterio del jurado. 

Se definen como personas abiertas, «tenemos que hablar con mucha gente, y a mi no me cuesta», señala Marcos, que reflexiona que están a punto de iniciar un camino de destino incierto. «No sabemos lo que nos espera; esto no es para que te lo cuenten, hay que vivirlo», afirman al unísono, al tiempo que destacan que van a seguir al pie de la letra el consejo de sus predecesores, que les insisten en que aprovechen cada segundo, «porque se pasa en un suspiro».

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