«En Logroño somos muy majos»

Feli Agustín
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Andrés Pascual, pregonero mateo, valora que la ciudad recibe al visitante con «brazos y corazón abiertos», un apoyo a la «bendita» diversidad

El escritor y conferenciante Andrés Pascual, con el que se ha retomado la figura del pregonero mateo. - Foto: Óscar Solorzano

Andrés Pascual, que volverá en unas semanas a ser protagonista de las páginas culturales de los diarios con su próxima novela -que transcurre en Guinea Ecuatorial a finales del siglo XIX-, ya ha dejado muestras de su maestría literaria en el recuperado pregón de las fiestas de San Mateo, en el que compartió con los logroñeses las emociones que ha sentido desde la infancia: la atracción por el 'peligro' de los autos de choque y el reto constante de acertar con la carabina a los palillos de la tómbola, sus atracciones favoritas cuando acudía de niño a los «caballitos» [barracas].

Con un recuerdo más olfativo que visual de un puesto de salchichas «gigante» para los ojos del entonces niño, al futuro abogado le gustaba ir con su abuelo al apartado de los toros, con el afán de compartir con él ese momento inolvidable que le hacía sentirse mayor,  De adulto, lleva siempre a Logroño en el corazón, con independencia de la distancia que le separe de la ciudad y relata que, cuando se encuentra lejos de su tierra buscando localizaciones para sus novelas,  habla con taxistas y comerciantes, con guías turísticos o encargados de puestos de comida, a los que siempre les dice que vive en una ciudad, en una región donde todo el mundo es «muy majo». 

 «Y esta palabra, que puede parecer naif, no lo es en absoluto», argumenta el también conferenciante, quien considera que el encanto de Logroño reside en una cercanía constante, «que a algunas personas puede sonrojar, pero que me resulta muy saludable en las relaciones sociales». Recuerda a la abuela de Cristina, su mujer, que solía decir que «en Logroño hay 10.000 almas y 11.000 en la calle» para señalar que esa necesidad constante de estar fuera de casa, de relacionarnos y de exprimir el momento le ha calado profundamente. Embajador de Logroño, reconoce que se ha sentido feliz al ser elegido pregonero, una figura que, tradicionalmente, «contaba a sus vecinos lo que necesitaban saber» y le ha ofrecido la posibilidad de resucitar a quienes se subían  a los barriles y, remontándonos aún más en el tiempo, a la piedra del ágora. «Me hace sentirme aún si cabe más profeta en mi tierra, señala Pascual, que desde su primer novela,  El guardián de la flor de loto, ha contado siempre con una auténtica legión de lectores en su ciudad «que cualquier escritor querría para si».

Nadie extranjero. En el pregón, en los años 90, le han precedido el que fuera presidente de la ONCE, Miguel Durán, muy popular en su momento, y dos personas que trabajan con el lenguaje, los periodistas riojanos Clara Francia y Pedro J. Ramírez. Y, como hombre que trabaja con palabras,sobre los versos que conforma el Himno deLogroño valora que son acordes con las tradiciones locales y el sonido de las calles, donde nadie se siente extranjero.

«Lo que promulgo por el mundo cuando hablo de mi tierra es que,desde el primer momento, la gente te recibe, no solo con los brazos abiertos, sino también con el corazón», una actitud que favorece la  «bendita» diversidad, que «nos ayuda a completarnos, complementarnos y crecer como sociedad».

El escritor, que tendrá su nueva novela, El árbol de las palabras, en la calle el próximo 23 de octubre, invita a su sus paisanos a exprimir, a vivir con igual intensidad las fiesta y la vida, porque solo depende de nosotros, porque «somos nosotros los que convertimos el día a día en una fiesta».