Cerca del diez por ciento de la superficie total de la Comunidad autónoma de La Rioja está ocupada por viñedo. Un dato que quizá pueda parecer de escaso peso específico en una región que lleva por bandera una Denominación de Origen Calificada con nombre propio pero que adquiere relevancia si se analiza la amplia extensión de terreno que ocupan las zonas montañosas de la región. Es una de las conclusiones que arroja el informe publicado recientemente por Analistas Financieros Internacionales (AFI) sobre la relevancia económica del sector vitivinícola en La Rioja (no de la Denominación, sino en exclusiva en la Comunidad) y que entre otras variables, aborda como novedad la influencia de este sector primario y su industria manufacturera afín en el denominado reto demográfico.
La conclusión a la que llega el estudio en este sentido se erige concluyente. «La actividad vinícola permite fijar población en el territorio». Conclusión a la que el informe aporta sus correspondientes datos. Los municipios riojanos en los que se cultiva la vid «presentan dinámicas demográficas más positivas que en sus homólogos sin viñedo», señala. De hecho, y ya en términos porcentuales, las localidades riojanas con prevalencia de viña «incrementaron su población en un 6%» de media, mientras que los municipios que no viven de la viña, presentan una desaceleración en términos de población de casi el 9%.
Todo ello teniendo en cuenta que el viñedo está presente en dos de cada tres municipios de la región, en términos absolutos, 117 localidades disponen de vid de las 174 totales. Y otro dato recogido en el estudio realizado por Analistas Financieros Internacionales y que viene a ratificar la influencia del sector en la demografía rural es que 109 de los 117 pueblos con superficie dedicada al viñedo tienen menos de cinco mil habitantes y una densidad de población de cien habitantes por kilómetro cuadrado; siete municipios están entre 5.000 y 30.000 habitantes; y tan solo uno (Logroño) tiene más de 30.000 residentes.
Dicho de otra forma, la relevancia del sector para el medio rural se presenta fundamental e incontestable.
Pero además, tanto el sector primario como la industria manufacturera vinculada al vino se erige también, siempre en base a los datos que proyecta el informe, como «efecto tractor» sobre otro tipo de sectores con los que se conjuga tales como el turismo o la restauración. Dos sectores que actúan a su vez como «canal de proyección exterior y del patrimonio riojano», señala el exhaustivo documento elaborado por la prestigiosa consultora financiera que tiene sedes en España y México.
Con todos estos datos en la mano, y analizada la variable demográfica, calcula el estudio que el sector vitivinícola en su conjunto representa cerca del 10% del empleo total de la región a tiempo completo (más de 12.100 puestos de trabajo) y algo más de un 6,5% del Producto Interior Bruto (PIB) de la Comunidad.
Balanza comercial. Aludiendo a datos de 2021, el informe señala también que «la contribución económica del sector vitivinícola se traslada asimismo a la balanza comercial, en la que los productos vitivinícolas cuentan con un saldo positivo (superávit comercial) que supera los 320 millones de euros anuales (analizando el promedio de los años 2017 – 2021)». Todo ello es fruto de la actividad y de la capacidad competitiva global de las empresas que exportan dichos productos desde La Rioja, argumenta Analistas Financieros Internacionales señalando que «este tejido exportador está integrado por unas 679 empresas (2021), aunque solo una de cada tres empresas realiza una exportación habitual y regular.
Posicionamiento de valor. Por último, el estudio sobre la relevancia del sector vitivinícola de la Comunidad, sin contabilizar la influencia de Rioja Alavesa ni Navarra, hace referencia al posicionamiento de La Rioja «como hub de generación de talento e innovación aplicada al tanto al campo como a su industria manufacturera afín. En este sentido, «además de contar con entidades como el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino y la Universidad de La Rioja, iniciativas como el proyecto Enorregión y la creación del Campus Internacional del Vino» propician y deben propiciar de cara al futuro «el impulso de la modernización y de la transformación de la cadena de valor vitivinícola, apostando por su sostenibilidad y digitalización», señala el informe de la consultora financiera.
Un estudio que de alguna forma, viene a reivindicar el protagonismo social, demográfico y económico de un sector estratégico sumergido desde ya tiempo en problemas de carácter estructural de los que se intenta huir para el bien del interés regional.
Rodríguez Osés ve «una alta correlación entre la existencia de viñedo y crecimiento»
«Existe una correlación muy elevada entre la existencia de viñedo en un determinado municipio y su crecimiento demográfico y en general, el de los pueblos de La Rioja». Una afirmación que con cierta rotundidad expresa Eduardo Rodríguez Osés, profesor titular del departamento de Economía y Empresa de la Universidad de La Rioja y responsable del master de enoturismo. Sin conocer con exactitud los datos que recoge el informe elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI), Rodríguez Osés ejemplifica esta correlación en zonas vitivinícolas de La Rioja Oriental y de La Rioja Alta y sitúa en el lado opuesto a Santo Domingo de la Calzada, «que ha sufrido veinte años de un retroceso» marcado por la progresiva pérdida de presencia y de poder que en su día ostentó la patata. El profesor titular de la Universidad riojana considera que «los hábitos de vida han cambiado y existe una cada vez mayor tendencia hacia núcleos de población más grandes con mejores servicios educativos y sanitarios».
Por el contrario, «la lucha romántica» del reto demográfico parece reducida, a su juicio, a épocas vacacionales y de fin de semana. Todo ello con casos aislados a los que internet permite volver a las raíces de los pueblos y establecer una vida y un trabajo en el medio rural. «Es un toque de realidad, pero es así», apunta Rodríguez Osés.
estructura de la rioja. Evidentemente, el progreso económico tira de los servicios y en consecuencia, de la población. Más allá del sector primario del vino y de su industria manufacturera, se refiere el profesor de la UR a la ciudad de Arnedo «donde el calzado también supone» un motor económico.