11 de noviembre de 2026. La fecha del final de la concesión de la autopista AP-68 y su conversión en la autovía A-68 libre de peaje está apuntada en mayúsculas en el calendario de las reivindicaciones riojanas en materia de infraestructuras. No es para menos, puesto que la comunidad riojana ganará una comunicación de alta capacidad que le conectará con Zaragoza para tratar de abandonar el triste puesto en el ranking como la región peor conectada por autovía con el resto del territorio español.
No es un lamento sin justificación. Un vistazo mínimamente detenido al mapa oficial de carreteras que el Ministerio de Transportes muestra en su página web apoya la queja riojana por su atraso en el ránking de capitales autonómicas enlazadas por carreteras de cuatro carriles sin peajes. Tan solo Navarra se acerca al pelotón de cola que lidera La Rioja. Pamplona conecta con Logroño por autovía y aguarda con exasperación que los retrasos no demoren aún más la autovía del Pirineo que la conectará con Jaca y Huesca.
La ruta desde territorio navarro a Madrid se fía a las obras de la autovía A-15, de Tudela a Soria, con algunos tramos ya hechos, otros en obra y el resto en proyecto; y al viaje desde la capital foral por autovía hacia Vitoria y San Sebastián solo le separan los 22 kilómetros de peaje hasta Irurzun. Si los riojanos podrán ir en coche o en autobús a Zaragoza sin pagar peaje a finales de 2026, la soñada conexión a Madrid por autovía deberá esperar años, cuando no más de una década, para hacerse realidad. Por la ruta navarro-aragonesa, es decir desde la futura A-12 a la altura de Tudela y de ahí a Soria, los plazos habrán de varios años aún para finalizarla.
Y por Burgos, la conversión de la N-120 en autovía A-12 en suelo burgalés parece el cuento de nunca acabar. Con los 50 kilómetros de autovía de Logroño a Santo Domingo de la Calzada operativos desde julio de 2014, completar los 70 kilómetros que separan la localidad calceatense de la ciudad castellana, alguno de ellos en obras y el resto en proyectos sujetos a continuos retrasos y revisiones, puede llevar, en el mejor de los casos, una década, a juicio de los representantes del Foro de la A-12, formado por ayuntamientos, asociaciones y vecinos de la provincia de Burgos afectados por el retraso de esa obra, y única voz que se aventura a pronosticar un calendario aproximado para completar esa vía de alta capacidad.
Si la A-12 es vital para el desarrollo de localidades como Belorado y toda la comarca de la 'Riojilla burgalesa', no lo es menos para La Rioja, en busca de una ruta más rápida y segura que la que ahora ofrecen la N-120, la N-111 por Soria o el por el puerto soriano de Oncala desde la comarca de Arnedo. Otra alternativa que ofrecerá la liberación del peaje de la autopista AP-68 en noviembre de 2026 será viajar hasta Miranda y desde la ciudad ferroviaria hasta Burgos capital por la autovía A-1.
"25 años de promesas". «Los compromisos del Ministerio pierden sentido mientras no veamos avances y máquinas trabajando. Llevamos 25 años de promesas desde que la autovía se incluyó en el Plan de Carreteras», comenta el alcalde de Belorado, Álvaro Eguíluz, uno de los portavoces del Foro de la A-12. En un repaso somero del estado de los diferentes tramos, el regidor beliforano apunta que el último que queda por desdoblar que incluye suelo riojano, el de Santo Domingo a Villamayor del Río, debería haber entrado en servicio en otoño de 2023, pero problemas con las expropiaciones y el presupuesto han llevado a una prórroga de dos años, lo que teóricamente situaría el fin de obra en otoño de 2025. Pese a todo, Eguíluz considera impensable que al ritmo al que van las máquinas ese trayecto de apenas 9 kilómetros pueda cumplir esa nueva fecha.
Otra de las fases en que se divide el proyecto en suelo burgalés, el tramo Ibeas de Juarros-Burgos, de unos siete u ocho kilómetros, debería haber salido a información pública en el verano de 2024 y el proyecto aún no ha sido licitado, pese a que el Ministerio anunció su intención de iniciar obras este año. «Con suerte, se iniciarán en 2026 y hablaríamos de que en el mejor de los casos estarían acabadas a primeros de la próxima década», apostilla el alcalde de Belorado. Menos halagüeña es la tramitación de los dos trayectos de autovía más complicados, por la orografía del puerto de La Pedraja y su entorno montañoso, los que discurrirán entre Villamayor del Río y Villafranca Montes de Oca y esta última localidad e Ibeas de Juarros. Recuerda Álvaro Eguíluz que aunque los proyectos se redactaron en 2016 y 2017, acabaron caducando y ahora hay que volver a realizarlos.
«Todo ello nos parece una tomadura de pelo y provoca indignación; en diez años es poco menos que imposible que esté acabada la autovía entre Logroño y Burgos», enfatiza este portavoz del Foro de la A-12, una plataforma municipal y ciudadana que mantiene acciones de presión para reivindicar la agilización de plazos, como cortes de tráfico de diez minutos en distintos puntos de la carretera N-120. Las cifras que esgrimen los defensores de la agilización de las obras avalan la necesidad de contar con una carretera de alta capacidad que no solo facilitará la conexión entre dos capitales como Logroño y Burgos y la agilización de los viajes a Madrid desde La Rioja, sino que hará también más seguras y rápidas las conexiones del Valle del Ebro con las rutas hacia el oeste de la Península Ibérica.
La actual N-120 soporta un tráfico muy intenso, con una media de unos 7.000 vehículos al día y un trazado complicado que la convierte en el carretera con mayor número de víctimas mortales en la vecina provincia. Sostiene el alcalde de Belorado que desde el Foro de la A-12 se mantiene una actitud realista «y no pretendemos que esto sea de hoy para mañana», pero sí que haya un compromiso cierto del Ministerio y unos plazos que siguen sin conocer oficialmente. Según los cálculos que maneja esta plataforma vecinal el coste de los tramos pendientes de construcción en territorio burgalés ronda los 600 o 700 millones de euros, que en un escenario de diez años le supondría al Ministerio de Transportes un desembolso de unos 50 millones anuales, una cifra ínfima en un presupuesto de unos 12.000 millones de euros para transformación de carreteras, como el que maneja el departamento que dirige Óscar Puente, apunta Eguíluz.
Excavadoras en Grañón. Si en la provincia de Burgos los trabajos para la conversión de la vieja N- 120 en nuevo tramo de la autovía del Camino de Santiago son poco menos que simbólicos para la magnitud de lo que resta por hacer, en La Rioja tan solo los 14 kilómetros que separan Santo Domingo de la Calzada y Villamayor del Río impiden que por todo el suelo riojano ese eje de comunicación discurra por cuatro carriles. El movimiento de máquinas es visible en la zona de Grañón, el último pueblo de la región antes de cruzar el límite provincial con Burgos. ¿Qué le queda al subtramo riojano para completar la autovía que ahora se estrecha en carretera convencional nada más pasar la localida calceatense? La delegada del Gobierno en La Rioja, Beatriz Arraiz apuntaba un dato el pasado mes de enero al hacer balance de la acción del Gobierno central en la Comunidad riojana: Según dijo, las grandes obras de infraestructuras de competencia estatal avanzan a buen ritmo y ya se ha alcanzado (con datos de enero) el 76,09 por ciento de obra ejecutada en la Ronda Sur de Logroño y el 73,78 por ciento en el tramo riojano de la A-12.
Las regiones del sur le ganan la partida a las del norte en las carreteras de alta capacidad
El sur existe...y con una mejor red de vías del alta capacidad sin peajes. Un vistazo al mapa de carreteras del Ministerio de Transportes evidencia que las regiones al sur de Madrid tienen, en general, mejor resulta la conexión no solo con la capital de España sino entre sus propias provincias y las vecinas. Andalucía, por ejemplo, puede presumir de una red de autovías que enlaza a sus ocho provincias entre ellas y con el epicentro del país. Algo similar ocurre con Extremadura, con Cáceres comunicada por autovía con Madrid, Salamanca y Sevilla, así como con su 'hermana' Badajoz. Desde Murcia se puede viajar por cuatro carriles sin pagar peaje hasta Madrid, Almería, Albacete y Alicante. Castilla La Mancha también goza de una buena red y quizá la peor conectada es Cuenca, con autovía solo a Madrid. Los habitantes de las comunidades valenciana y catalana también pueden viajar con un buen número de opciones y, por supuesto, con la capital de España. Ya más al norte la red de autovías no es tan generosa, aunque en Castilla y León, salvo Segovia que solo conecta con cuatro carriles con Valladolid, el entramado de autovías es grande, al igual que en Galicia. En Aragón hasta la despoblada Teruel viaja por autovía a Zaragoza y Valencia y al borde del mar, Asturias y Cantabria tienen en la Autovía del Cantábrico una vía rápida, además de otras conexiones con la meseta. Navarra es la región menos favorecida, junto a La Rioja. Conecta por autovía con Logroño y depende que concluyan los tramos aragoneses de la autovía del Pirineo y que se avance la unión con Soria por la A-15. En el País Vasco, Bilbao tienen salida por autovía hasta Santander; San Sebastián con Vitoria; y la capital vasca con Burgos, Donosti y se queda a 22 kilómetros que sí son de pago para llegar a Pamplona.