«Hay que estar pendiente del trabajador, darle de alta...»

Feli Agustín
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Un agricultor lamenta que ha intentado contratar parados en otras regiones y la burocracia lo ha impedido

Pedro González, ayer en una finca de peras. - Foto: Óscar Solorzano

Pedro García, agricultor de Ribafrecha, está a punto de concluir la campaña de la pera, «que presenta una producción más corta que el año pasado, pero con precios que han acompañado», para adentrarse en breve en una vendimia también más escasa y de la que no confía en mejores precios que el año pasado, «que no fue bueno».

Es la pera, precisamente, la que le exige contar con una cuadrilla más nutrida, efectivos que descienden durante la recogida de la uva para «apañarse» con trabajadores del municipio para otras tareas, como  descargar o tirar peras.

Para el resto de labores cuenta con un grupo de extranjeros -bolivianos o portugueses- que llevan trabajando con él varias temporadas. «Procuro coger a los mismos temporeros que el año anterior», explica este agricultor, que destaca las bondades que supone conocer su forma de trabajar lo que le evita  la preocupación de «ver cómo va a  funcionar gente nueva».

Reconoce que paulatinamente va contando con menos jornaleros, «me ha fallado alguno», aunque no le está suponiendo un grave trastorno ya que, de la misma manera, también va rebajando el número de hectáreas cultivadas. «He cosechado dos días más y me he servido con la gente que tenía», relata este labrador, que lleva unos cinco años empleando a las mismas personas, todas ellas residentes en La Rioja. Esta vinculación le evita tener que echar mano a los temporeros que llegan a la comunidad como mano de obra para campañas específicas de recogida de fruta o la vendimia, aunque sí que cuenta que otros agricultores lamentan el descenso de la cifra de jornaleros, lo que aumenta la dificultad de encontrar trabajadores.

Pedro González, que ha inscrito varias fincas para la vendimia en verde, afirma que está «tranquilo» de cara a la recogida de la uva, que efectuará, en gran medida, de manera mecánica. «A lo trabajadores tienes que darlos de alta, de baja, estar pendiente, te generan la incertidumbre de si van a trabajar bien..., unas inquietudes que en ningún caso te provoca una máquina», reconoce este agricultor.

Imposible contratar. «Cada día es más difícil y más complicado;cada vez llegan menos temporeros, porque cada vez hay menos que quieran venir», explica Miguel (nombre ficticio),  que razona que ningún joven menor de 23 años quiere coger la maleta y marchar a trabajar al campo. Con una cuadrilla habitual y estable procedente de Córdoba, informa de que está solventando esta carencia con menos jornaleros «y a ver hasta donde llego con la vendimia», que realiza en un 60% de forma mecánica. Relata que ante esta falta de personal ha intentando buscar trabajadores y se han encontrado con la imposibilidad de contratarlos en los servicios de empleo de otras provincias, solo en La Rioja. «Ahí la burocracia es un poco chocante, que la gente quiera trabajar y yo no pueda contratarla», señala Miguel, que insiste en que la única manera en la que podría contar con personal en otra comunidad es desplazarse al territorio, «poner en un bar un cartel, indicar que estoy buscando gente y ver quien se suma». Afirma que le da «rabia» que cumpliendo con todos los protocolos de seguridad, proporcionando alojamiento y pagando por encima del convenio no encuentra jornaleros. «¿Ydónde los busco?               ¿ En una estación? ¿Dos de cada lado?», se pregunta este agricultor,  partidario de contar con una cuadrilla de trabajo compacta.