Menos temporeros y relajación de las exigencias de alojamiento

Feli Agustín
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El convenio agropecuario obliga al agricultor a albergar a los jornaleros que residen a más de 80 kilómetros, que se espera lleguen en menor cifra y escalonadamente

Temporeros en una viña de la Denominación en una foto de archivo. - Foto: Óscar Solorzano

Con el albergue de Alfaro en funcionamiento desde el pasado 20 de agosto para alojar a los temporeros llegados a La Rioja para la recogida de la fruta, y a la espera de que se habiliten varios más en diferentes puntos de la región, la Mesa de la Pobreza de Logroño se reúne mañana para pactar la fecha de la apertura del recinto de acogida de la capital, que se instalarán de nuevo en el polideportivo Titín III de cara a la vendimia. Con 150 plazas previstas, el operativo extraordinario se coordina gracias a un acuerdo entre el Ayuntamiento de Logroño y el Gobierno de La Rioja que supone un gasto aproximado de unos 150.000 euros, de los que 105.000 aporta el Ejecutivo. El objetivo  es acomodar en condiciones dignas a los trabajadores sin recursos que, como destacó ayer la portavoz municipal, Cecilia Sanz, «llegan a ayudarnos» a recoger una de las principales fuentes de riqueza de la comunidad.

Precisamente el Consistorio logroñés adjudicó ayer los suministros necesarios para organizar algunos servicios básicos, como kits de higiene, sábanas, toallas y mantas, en una campaña que arranca con el nuevo convenio agropecuario recién aprobado, un documento que incluye algunas novedades importantes y en la que se espera que continúe el descenso de llegadas de temporeros.

Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja, confirma  esta previsión, aunque destaca que las condiciones meteorológicas, al contrario de lo sucedido la pasada campaña,permitirán el escalonamiento de las fechas de recolección de diferentes cultivos en distintas comunidades autónomas, lo que facilitará los desplazamientos, a diferencia de lo acaecido en 2023 «cuando concurrió la recogida de todo a la vez en todas partes».

Esta circunstancia transmite tranquilidad al sector, consciente de que el número de jornaleros presenta un descenso paulatino en las últimas campañas, lo que supone un problema para los agricultores, que apuestan por la mecanización. Al respecto, Fonseca destaca que el año pasado las tareas de la vendimia se realizaron casi a partes iguales de manera manual -54%- y mecánica -46%-, cuando no hace demasiadas campañas esta apenas llegaba al 30%. «Esta tendencia va en detrimento de mantener el viñedo viejo, seña de  identidad de nuestra Denominación y un valor a tener en cuenta en el ámbito de la calidad», argumenta el responsable de ARAG, que considera que  menos carga de uva puede coartar la llegada de temporeros, que «tal vez entiendan que hay menos trabajo». Rocío Agustín, responsable de Relaciones Laborales de la Unión de Agricultores,  coincide en que descenderá el número de temporeros, siguiendo una tendencia que se evidencia particularmente desde el covid, una rebaja a la que también contribuirá el hecho que haya  menos kilos que recoger, consecuencia, ente otros factores, de la vendimia en verde. No obstante, coincide en la escasez de mano de obra, lo que conllevará que las cuadrillas trabajen, en la medida de los posible, para varios agricultores al irse escalonando la vendimia.

Señala, igualmente, el mayor peso de la mecanización ante la creciente dificultad del agricultor para encontrar personal.

«Aunque no se cobra mal, es un trabajo duro y el campo no ofrece estabilidad», reflexiona la responsable de la UAGR, que indica que la mayoría de los trabajadores que prestan servicio en vendimias son marroquíes, subsaharianos o portugueses.

Las novedades. El aspecto más sobresaliente de la nueva campaña es el recién estrenado convenio agropecuario, publicado el 23 de agosto, que introduce importantes novedades en aspectos salariales, jornadas laborales y de contrataciones para las campañas agrícolas, que otorgan mayor seguridad jurídica. El punto más llamativo, según explican los representantes de ambas organizaciones agrarias, se refiere al alojamiento, una exigencia que se limita a aquellos trabajadores  que se desplacen a más de 80 kilómetros desde su lugar de residencia habitual para trabajar en La Rioja. La responsable de UAGR destaca que si el trabajador ha encontrado acomodo por sus propios medios, el agricultor se hará cargo de los gastos que presente el temporero.

Además, informa Fonseca, cuando el jornalero que haya alquilado un alojamiento trabaje para varios agricultores, el gasto se repartirá de manera proporcional entre ellos.

El secretario general de ARAG-Asaja menciona también que el convenio topa el complemento de antigüedad para nuevos trabajadores  al 28% una vez alcanzados los 22 años de prestación de servicio, en lugar del actual que se elevaba al 56% por 43 años de servicio.