Como ocurre con el fútbol en estas semanas, el mundo político no es ajeno a los rumores sobre los posibles cambios de cromos en el Gobierno. Es tiempo de fichajes, de sustituciones, de bajas obligadas o, incluso, de revoluciones de plantilla. Que se lo digan al Barça, por ejemplo. En Moncloa, las cosas no andan tan mal, al menos de cara a la galería, como en el equipo dirigido ya por Ronald Koeman, pero se apunta a la posibilidad de un lavado de cara al Ejecutivo de Sánchez en el mes de septiembre que ahora comienza o, a más tardar, a lo largo del otoño, una vez que pase la moción de censura anunciada por Vox y que, previsiblemente, fracasará.
Aunque apenas hace nueve meses del primer Consejo de Ministros del inédito Gabinete de coalición y a pesar de que el presidente, Pedro Sánchez, ha respaldado en numerosas ocasiones a su equipo, fuentes políticas avanzan movimientos, aunque descartan también llamarlo crisis de Gobierno, que es como tradicionalmente se ha definido esta cuestión. Los motivos de estos posibles cambios que tienen en la cuerda floja a algunos ministros son variopintos: discrepancias internas; cansancio (político) como consecuencia de la crisis económica y sanitaria; unas hipotéticas elecciones en Cataluña a corto plazo; un guiño a Europa que pide austeridad a cambio de millones...
Uno de los que aparece en todas las quinielas para abandonar el plantel de los ministros es el titular de la cartera de Ciencia, Pedro Duque. En su caso, la salida sería obligada, ya que el madrileño podría dar el salto internacional haciéndose con la dirección de la Agencia Estatal Europea. Un cargo para el que ha presentado su candidatura. Si este cambio se produce, podría arrastrar también al ministro de Universidades, Manuel Castells, cuyo departamento volvería de nuevo a unificarse con el de Ciencia para reducir el Gobierno, en aras de esa austeridad reclamada por Bruselas.
En una posición similar parecía encontrarse hace semanas la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que aparecía como aspirante comunitaria para liderar la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sin embargo, ella misma se descartó, por lo que su continuidad en el Ejecutivo parece que no corre peligro.
Muchos focos apuntan también a María Jesús Montero, aunque, en su caso, solo perdería la Portavocía del Gobierno. Fuentes de Moncloa señalan que el objetivo prioritario es sacar adelante los Presupuestos y en eso, como ministra de Hacienda, se centraría la labor de la andaluza en las próximas semanas.
Pacto con Cs
Precisamente las Cuentas del Estado pueden abrir una crisis interna en el Gobierno de coalición de inimaginables consecuencias. Podemos ya ha avisado a su socio que si pacta los Números con Ciudadanos, la legislatura podría acabar antes de tiempo. Si la amenaza no se cumple, por la parte del Ejecutivo que sea, parece que las carteras moradas, salvo la de Castells, no peligran, aunque el ministro de Consumo, Alberto Garzón, aparece señalado por sus continuos patinazos dialécticos en sectores tan delicados como el turismo.
Otro movimiento, más propio de Juego de Tronos (una de las series favoritas, precisamente, de Pablo Iglesias), que apuntan los analistas tiene que ver con la relevancia pública que ha tomado en los últimos meses la titular de la cartera de Trabajo, Yolanda Díaz. Su popularidad política -es la ministra morada mejor valorada- podría hacer tambalearse el liderazgo de Iglesias en Podemos. Por eso, su propio jefe de filas no vería mal un posible relevo que desde el PSOE podrían pedir por sus fracasos en negociaciones como Alcoa y Nissan.