«Crecemos y la aplicación de aranceles sería un duro revés»

Feli Agustín
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Íñigo Torres, director general de Grupo Rioja, considera que sería un «desatino» la imposición de trabas para el vino en un país que es el segundo mercado en valor y el tercero en volumen, con un 10%, de esta Denominación

Íñigo Torres, director general de Grupo Rioja. - Foto: Óscar Solorzano

En octubre de 2019, Donald Trump, en represalia por las subvenciones que entendía que recibía Airbus (europea), lo que perjudicaba la competitividad de Boeing (estadounidense), impuso un arancel adicional del 25% en la exportación a tierras estadounidenses a algunos productos del viejo continente, entre los que figuraba el vino español. La negociación de la comisión europea logró, año y  medio después, una moratoria de cuatro años -lo que supuso un alivio en plena pandemia- que concluye el próximo mes de marzo.

Lo cierto es que la comercialización del vino español se retrajo -volvió a recuperarse en 2021-, una circunstancia que no sufrió la Denominación, que mantuvo las ventas entre los 9,5 y 10 millones de litros. Las ventas sufrieron, no  obstante, un serio deterioro en 2023, cuando bajaron por primera vez desde 2016 de los 9 millones, para  facturar por 8,9 millones de litros de vino.  Sin prejuicio de ello, el precio ha mantenido una progresiva senda alcista durante todos estos años, y fue de 6,46 euros el litro en 2021;7,04 en 2022; y 7,33 en 2023. Gracias a ello, Estados Unidos es el tercer destino en volumen y el segundo en valor de la Denominación;no en vano consumen más vino de mayor calidad -crianza, reserva y gran reserva- que Alemania, el segundo mercado de la DOCa.

Las ventas, según informa Íñigo Torres, director general del Grupo Rioja,  a falta de conocer los datos de diciembre, se fueron recuperando el año pasado,  por lo que la aplicación de aranceles acarrearía serias consecuencias para Rioja.

Desatino. «Confiamos en que no se vuelvan a imponer al vino español, porque perjudica nuestra competitividad», espera Torres, que recuerda que de ese castigo se libraron algunos países, como Italia, principal proveedor en Estados Unidos de vino europeo.

El directivo estima que dicha actuación constituyó «un desatino, no tenía ningún sentido», y reitera que las trabas arancelarias supondrían un grave perjuicio para Rioja, que muestra un buen comportamiento. «Estamos creciendo en volumen un 15% y casi un 11 en valor», adelanta el responsable del Grupo Rioja, que razona que hipotéticas trabas constituirán un daño mayor en un mercado que «funciona muy bien» y recupera el terreno que perdió en 2023. «Estamos siendo competitivos, desarrollando un buen trabajo, con esfuerzo de las bodegas», resalta.

Rioja en 2024. A la espera de que en el primer pleno del Consejo Regulador de febrero se hagan públicas las cifras de ventas de 2024, hasta noviembre la comercialización marcha algo mejor que el año anterior, en concreto, se han despachado un 0,3% más litros. Acabar en cifras similares ya sería un éxito, entiende Íñigo Torres,  en un contexto mundial sumamente complicado para el vino, específicamente el tinto, que afronta una caída de ventas general. De momento, echa mano de las contraetiquetas -de las que sí se disponen datos a fin de año- para demostrar que las cosas le van mejor a Rioja que a alguna de las denominaciones competidoras, argumento que se sustenta en que la DOCa las ha aumentado en un 2% -6,5 millones-;Ribera, 0,28% y 200.000; y Rueda, 2,1% y 2,5 millones más.