«Los ventosinos siempre hemos sido buenos tratantes»

El Día
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Encarna la tercera generación de trajineros y asegura que «comprar y vender es un oficio simple; el sistema siempre se ha regido por la ley de la oferta y la demanda»

Francisco Javier Nestares tarda unos tres días en completar una trata. Su camión tiene capacidad para acarrear mil lechones. - Foto: Óscar Solorzano

Francisco fue trajinero, su hijo Abdón continuó su legado y ahora Francisco Javier Nestares (Ventosa, 1969) encarna la tercera generación de trajinantes ventosinos, localidad dedicada a la compraventa aunque en esta ocasión Javi es ya el único, y seguramente, el último de su especie. «Me da rabia que mi hijo no siga pero el oficio va a acabar porque las integradoras asumen todas las tareas», especifica.

Aunque los tratantes mercadeen con todo, Javi se dedica en exclusiva a los lechones: «Sé manejarme bien, pero con el porcino. Quizás podría vender corderos, pero vacas, caballos, etc. no sé. Es un mercado diferente y es muy raro que un trajinero de cochinos se dedique a las vacas». Pese a estas especificaciones, su profesión en la que sus paisanos «siempre hemos sido buenos tratantes» no tiene, en sus propias palabras, misterio. «Esto es más viejo que el hilo de cobre. La trata es comprar y vender, bien simple, en un sistema que siempre se ha regido por la oferta y la demanda», informa. Es esta ley la que dicta que cochinillo y cordero se disparen en Navidad: «Si en una semana en Logroño y Rioja Alta se consumen unos 120-150 lechones por semana, en Navidad el consumo es de 1.500. Por eso se explica la subida de precios. Además, si un cebadero se dedica a criar puercos de 18 kilos a 60 euros, no es fácil convencerle que críe cochinillos de seis kilos por la mitad de precio».

Su empleo ha cambiado mucho. «Mi abuelo iba en carro y cobraba en metálico, mi padre con camiones y pagarés, pueblo a pueblo, y he llegado a ver tartanas con cerdos. Yo voy con camión, con ascensor y  ventilación y se cobra con transferencias. En vez de ir de casa en casa, voy a una granja, paro en un muelle de carga y los lechones entran solos. Lo mismo para descargar», apunta. La mecanización conlleva también el aumento de medidas sanitarias: «Tenemos casi más normas para transportar animales que los autobuses para llevar a gente». Lo dice sin ánimo de crítica «porque cuanto mejor sean las condiciones de transporte, mejor para la compraventa».