Mal que no mejora, empeora. Y la Unión Deportiva Logroñés, jornada tras jornada, revive un refrán que tiene a la entidad en estado comatoso. La sepsis comenzó en Murcia (1-0), el 19 de noviembre, y persiste hoy en día.Es más, la infección generalizada se ha trasladado al segundo equipo, en descenso por deméritos propios, e incluso al tercero en el escalafón, un Agoncillo que va a pasar de campeonar en la Tercera riojana a jugar el próximo año en Regional Preferente. Este descenso es inevitable aunque aún la entidad está a tiempo de salvar la Primera RFEF y la Segunda RFEF.
Eso sí, urgen remedios y el club no parece dispuesto a aplicarlos. Natxo González agotó en Lezama su crédito pero tres partidos y un empate después, el técnico vitoriano sigue siendo entrenador del primer equipo. Su interinidad, que contractualmente caducará en junio de 2024, es mucho más aguda que la de Albert Aguilà, señalado como el culpable de todos los males allá por el mes de noviembre, el último en la UCI de los blanquirrojos.
Albert Aguilà firmó unos números espantosos para un aspirante al 'play off' pero dio para conseguir el objetivo de mínimos en la 21-22 (además de para salvar al filial) y para tener al equipo, al término de la duodécima jornada, en una añorada décima posición con 15 unidades, a cuatro de la quinta plaza y con dos de margen sobre el Intercity.
En el mismo lapso de encuentros, Natxo González no conoce la victoria y ha sumado solo siete empates. Tres meses después, el equipo es antepenúltimo con 22 unidades, a seis del Intercity que marca la salvación.
El estado comatoso, pese a todo, es reversible aunque las opciones, anímicas, pasan por conseguir este domingo un buen resultado en la Nova Creu Alta (19 horas). Los intereses de los vallesanos y de los logroñeses vuelven a converger después de que en la 20-21 compartieran aventura en Segunda. El desenlace es por todos sabido.
La afición es un clamor pero es un grito que atruena en el desierto. Sabe que su indignación no moverá a una propiedad distanciada de la realidad, a una directiva paralizada y a una gerencia superada por las nefastas consecuencias de sus decisiones deportivas.
La parálisis en la planta noble de la UDLes total en vísperas de la cita que vale por casi catorce años de historia. El déjà vu continúa. El enfermo no mejora a cinco días de visitar a un Sabadell (27 puntos) que afrontará ante su público, espoleado por Miki Lladó en rueda de prensa posterior a la derrota en Elda, el partido del año.