La zona histórica de Logroño pierde población a lo largo de la última década. El análisis de los datos recogidos en las diferentes memorias que de forma anual publica el Ayuntamiento de Logroño entre 2013 y 2023 (últimos datos cerrados y hechos públicos en este 2024) ofrece un saldo negativo de cerca de setecientas personas. Un panorama desfavorable en el número de residentes en la zona antigua de la ciudad que viene a compensarse con el aumento en los conocidos como nuevos barrios.
Ahora bien, como en la leyenda de la Galia, existen cuatro calles de las más de veinte comparadas e integradas en la zona histórica que resisten al ruido, la suciedad y las eternas noches dedicadas al ocio nocturno. Las seis han mantenido durante prácticamente toda la década cifras positivas en su evolución anual. Ahora bien, entre las cinco citadas, la calle Herrerías, que discurre entre la Travesía de Palacio y Mercaderes, casi paralela a Portales, ha pasado en estos últimos diez años de 55 residentes a 225, 170 más.
Se trata de una calle que se incluyó, allá por el año 2006 en el entonces denominado Plan Municipal de Solares que permitió la construcción, en diferentes fases y años, de medio centenar de viviendas que permitieron la regeneración social de, al menos, una parte de la vía histórica. Un efecto positivo que se ha trasladado también, en términos más modestos a Mercaderes, donde se han incorporado en los últimos años 28 personas.
La calle Bretón de los Herreros, que de alguna manera marca la línea divisoria entre el antiguo y el nuevo Logroño, también es una de las afortunadas que ha podido sumar población a pesar de los inconvenientes que desde haces meses suena a bombo y platillo. Una de las calles más visitadas por el tan de moda 'tardeo' gana escasas veinte personas en la última década, pero gana. También Marqués de San Nicolás, la conocida como 'La Mayor', uno de los centros neurálgicos del sábado noche, suma 24 habitantes.
E incluso la gastronómica calle San Juan se incorpora a las cinco elegidas añadiendo casi cuarenta residentes domiciliados.
Son las que durante la última década han mantenido una tendencia al alza. Hay otras como es el caso más significativo de la transitada Portales, que han mantenido un número similar de residentes, entre 350 y 365 residentes. Un comportamiento poblacional que también puede aplicarse a otras vías con un número de vecinos considerablemente inferior como La Brava, Barriocepo, El Horno, Boterías, Caballerías, Rodríguez Paterna, Albornoz, Rodríguez Paterna o Hospital Viejo, por citar alguna.
Las que pierden. En el lado opuesto, es decir, entre las que no han podido resistir el azote que propician los efectos del casco antiguo en la población, y en la vivienda, se encuentran otras como la calle Sagasta, uno de los enlaces del norte hacia el centro de la capital riojana que ha perdido en diez años medio centenar de residentes. Cerca de cuarenta pierde también avenida de Navarra, la vía que marca el inicio de la zona histórica desde su vertiente este.
Ruavieja, que nace en la rotonda del puente de Hierro y cruza la zona histórica hasta la calle Sagasta también protagoniza la salida de vecinos de la zona histórica. Es sin duda, uno de los casos más acuciantes ya que en los últimos diez años ha perdido 123 residentes.
La plaza del Mercado, por su parte, una de las zonas de terrazas y ocio nocturno que más despierta la ira de los vecinos también merma el número de residentes. Pasa de 134 a 117, es decir, 17 residentes menos. En definitiva, la construcción de vivienda, materializada años atrás en el casco antiguo, ha aupado alguna, pocas, de las calles de la zona histórica en medio de un panorama generalizado de pérdida de población, no demasiado acentuada, pero pérdida al fin y al cabo.