En plena era de la superespecialización, hay aún reductos para el trabajo artesano, para solventar lo mismo un roto que un descosido y donde se hace de todo un poco. En el Parque Municipal de Servicios, una especie de brigada de emergencia urbana del Ayuntamiento de Logroño para solucionar cualquier pequeño desperfecto que surja en el día a día, 30 empleados, desde carpinteros a herreros o pintores, se ocupan de cambiar baldosas rotas, bachear calles, montar los escenarios y los Tragantúas para las fiestas, colocar las vallas para pruebas deportivas o eventos vecinales, reparar todo tipo de material y de custodiar en sus almacenes tesoros del patrimonio local, desde la calesa de caballos en la que Alfonso XIII se paseó por la ciudad en 1925 a las piedras del torreón que vigilaba una de las entradas a la urbe.
En el recinto de 20.000 metros cuadrados que ocupa el Parque de Servicios, entre la calle Tejeras (frente al hipermercado Alcampo) y la circunvalación, la imagen estereotipada del funcionario municipal se diluye y uno tiene la impresión de estar visitando una fábrica...o varias a la vez, porque en los pabellones que conforman el complejo hay diversos cometidos y oficios, ya sea la herrería, la carpintería y la pintura o las obras públicas.
«Aquí nos encargamos principalmente del mantenimiento de la ciudad y de los edificios municipales», comenta David Gonzalo, responsable del Parque Municipal de Servicios, cuyo personal tiene también asignado otro cometido muy pegado a los barrios y a las celebraciones populares, ya que sus operarios proveen y montan escenarios, sillas, vallas y demás material para eventos, celebraciones de asociaciones de vecinos, colegios, pruebas deportivas y, sobre todo, la infraestructura para las fiestas de San Bernabé y San Mateo, además de la logística en los procesos electorales.
El almacén principal es una especie de 'megatrastero' en el que se guardan, perfectamente clasificados e inventariados, desde los escenarios que se montan para los conciertos y todo tipo de actos festivos, a las mesas, caballetes y sillas de las comidas populares de las asociaciones vecinales.
Y no es sencillo llegar a todo y atender las peticiones que llegan desde todos los rincones de la ciudad. El material es el que es y, como explica David, en determinados momentos del año se acumulan los eventos, lo que obliga a moverse con rapidez para trasladar material de un barrio a otro.
En esta especie de parque temático de artefactos municipales es posible ver a los dos Tragantúas, el tradicional de boina y atuendo campesino, y el dragón, imprescindibles en toda fiesta y evento con presencia infantil, y que reposan en la nave de vehículos, junto a los gigantescos escenarios hidráulicos móviles a la espera de ser llamados para 'tragarse' niños y expulsarlos por sus partes traseras.
Para mover de un lado a otro toda esta infraestructura, conservarla y repararla y remediar toda suerte de desperfectos que se producen en la ciudad se ocupan unas 30 personas que dependen directamente del Parque Municipal de Servicios, a las que se suman otras 15 adscritas a los servicios de Aguas y Electricidad, que son unidades independientes pero que tienen su sede también dentro del complejo de Las Tejeras.
El Parque cuenta con su propia flota de vehículos, desde un pequeño tractor John Deere para acarrear los escenarios móviles hasta los barrios a una veintena de camiones grúa, la mayoría de ellos ya bastante antiguos, además de carretillas elevadoras y manipuladores telescópicos parar mover cargas.
Baldosas de uvas y del pez. Como ocurre en muchas casas, donde se guarda en el trastero un pequeño excedente de azulejos para posibles reparaciones en la cocina o el baño, el Parque de Servicios almacena stocks de piezas para reparaciones o reposiciones de aceras y paseos con baldosas o adoquines que ya no se encuentran fácilmente en el mercado. Aquí se apilan varios palés con baldosas del famoso modelo del racimo de uvas, que sigue fabricando prácticamente en exclusiva para Logroño Terrazos Ruiz, en Alfaro.
Menos unidades se conservan de otro pavimento señero de Logroño, la baldosa con el símbolo del pez, cuya retirada de República Argentina al reurbanizar la calle generó alguna protesta, y de las que se custodian algunas unidades en el Parque de Servicios como recuerdo de ese diseño que ya no se fabrica.
Y es que los operarios del Parque son quienes se encargan de toda la panoplia de pequeñas reparaciones que se llevan a cabo a diario por todo Logroño, desde una baldosa que se levanta a una acera reventada por las raíces de los árboles a un bache en la calzada de una calle...o los arreglos de todo tipo de averías o desperfectos en edificios municipales y en los colegios, cuyo mantenimiento corresponde al Ayuntamiento.
De todo ello se encarga una plantilla en la que hay gremios variados, desde un carpintero, a un metalistero, un mecánico, albañiles y pintores a una unidad de operarios de montaje de infraestructura de eventos, aunque cuando llegan los picos fuertes de trabajo, como San Mateo o San Bernabé, todo el personal se vuelva con las fiestas y se moviliza diez días antes, apunta David Gonzalo.
En el taller de carpintería, perfectamente equipado para todo tipo de trabajos con madera, José Antonio echa mano de oficio e imaginación para acometer encargos de todo tipo, desde construir la cuba que se quemó el pasado año para despedir los sanmateos a reparar la puerta del despacho del Grupo Municipal Socialista.
Muchas de las incidencias que atiende la plantilla del Parque de Servicios llegan a través del programa de quejas y sugerencias del Ayuntamiento. La consigna es actuar de forma urgente, porque lo prioritario es la seguridad de viandantes y conductores.
Cada mañana, dos oficiales capataces de obras y de mantenimiento reciben las órdenes de trabajo para organizar la faena de las cuadrillas. Aunque se trata de intervenciones pequeñas, dado que las obras completas de una calle o una urbanización las contrata el Ayuntamiento con empresas privadas, son las que hacen que Logroño luzca presentable cada día.