Cobro el salario mínimo, y los precios para viviendas decentes en Logroño están, como mínimo, entre 500 y 600 euros, y solo decentes». Javier Elviro tiene 30 años y, a día de hoy, vive emancipado y dependiendo única y exclusivamente de sus propios ingresos gracias a que compagina sus dos trabajos como monitor de comedor en el CEIP Duquesa de la Victoria y en la Biblioteca Municipal Rafael Azcona.
Su primer intento por buscar piso duró poco, y es que el desalentador mercado de alquiler en comparación con los precarios sueldos que con frecuencia perciben los jóvenes no ofrece un abanico de oportunidades mucho más amplio, «estuve mirando pisos pero al final no me atreví, porque también estudiaba oposiciones y por los precios a los que podía acceder no veía nada que me cuadrase y al final lo dejé» explica Javier.
Retomó la búsqueda de vivienda un año después, pero el panorama no era muy diferente: poca oferta y precios altos, en los que los mínimamente asequibles se corresponden con zonas poco deseadas o viviendas antiguas y de cuestionable calidad, «estaban en muy malas condiciones o en una zona que no me gustaba, y los que estaban bien, reformados o incluso en mejores condiciones pero sin amueblar, ya se iban mucho de precio, no se ajustaban a mi situación».
Fue entonces cuando dio con el Programa de Bolsa de Vivienda en Alquiler del Gobierno de La Rioja gestionado por el IRVI, gracias al cual pudo encontrar una vivienda acorde a sus capacidades económicas. «Ahí sí que hay precios más ajustados, a un precio más asequible, y tuve suerte porque el primer piso que me enseñaron, reformado y en una buena zona para mi, se ajustaba a mi precio, son menos de 400 euros, y yo cumplía los requisitos por lo que en ese sentido no tuve problema».
Aún con el precio más reducido de esta vivienda en comparación con las anunciadas en plataformas online de alquiler de vivienda, Javier reconoce que si no fuese por las ayudas que, por sus condiciones personales, percibe del Gobierno, no podría gestionarlo. «Ahora he pedido la ayuda del alquiler, la del 60% de la renta, y me la concedieron, y con eso más o menos puedo tirar, pero los meses que viene el gas, la luz, se hace difícil, se nota la diferencia también por la subida de los precios» y señala que en cuanto a las posibilidades de ahorro, siguen siendo limitadas, con la ayuda más o menos da para ahorrar lo justo en caso de que sea necesario afrontar algún imprevisto, y siempre que no sea muy grande, porque no da para más».
Requisitos. Acceder a la bolsa de alquiler social requiere unas condiciones a cumplir, entre ellas, disponer de un año de contrato laboral trabajado, un requisito que puede ser difícil de reunir por las complicaciones que enfrenta la temporalidad de los contratos jóvenes.
Por lo tanto, aunque esta es una gran opción en cuanto a viviendas de calidad y asequibles, en muchos casos los jóvenes no pueden acceder a ella. Y en cuanto al mercado del alquiler general, señala Javier. «o compartes piso o no te puedes emancipar, hay menos oferta y mucha es para vacaciones, y eso quita opciones a ciudadanos locales».