Vive desde los tres años en la zona Oeste de Logroño y es uno de los componentes riojanos -también lo es el trompetista najerino Rubén Terreros mientras que el bajo Rubén Campinún vive en la capital- de En Tol Sarmiento, el grupo de moda de la orilla izquierda del Ebro. Se trata del trombonista Javier Lucas(Bilbao, 1990), integrante de una formación que, en su dilatada trayectoria, ha evolucionado desde el ska y el rock hasta el Euskopop.
En Tol Sarmiento dio el bombazo con Aukera Berriak (Nuevas Oportunidades, en castellano) aunque ha sido Guretzat (Para Nosotros) el disco que les ha situado en la cumbre. «Siempre había querido ir al Viña (Viña Rock, el festival por excelencia de la música patria) e ir para tocar, encima en el escenario grande, fue un sueño», rememora. Sin embargo este jalón se superará el 15, 21 y 22 de marzo del próximo año porque la banda de Yécora actuará en el Bilbao Exhibition Center: «Teníamos dudas de si tocar ahí, porque quizás el Miribilla (8.000 espectadores) era más adecuado. Pero nos lanzamos y en dos horas se agotaron las entradas. Llenar tres BEC es increíble», se maravilla un trombonista sorprendido de que «con año y medio» de antelación se hayan despachado «45.000 entradas» para su triple actuación en Barakaldo. «Dudábamos en si hacerlo o no pero creo que es lo mejor que nos ha pasado en la vida», se emociona. De esta forma, la formación alavesa habrá pasado, en unos pocos años, de actuar en el Biribay a hacerlo en el mayor pabellón de usos múltiples del territorio nacional.
Este dato, conjugado con las «260.000 reproducciones mensuales» en Spotify, ha hecho que ETS esté «en todos los lados». No quiere comparar su trayectoria con los años del rock radical vasco, «que a mí me pilló muy joven», pero sí con la irrupción de bandas como«Berri Txarrak, que giraba mucho por Europa y por todo el Estado».
Aunque la pandemia, con Aukeri Berriak recién lanzado al mercado, les pilló con el pie cambiado, se han subido a la ola buena. Además de por todo el territorio, ya han actuado en Finlandia y, el año pasado, fueron una de las estrellas del difunto Espacio Peñas. «Estuvo muy bien», recuerda este logroñés que sabe que de Álava, para arriba, sus temas suenan en todo los lados pero que aquí en Logroño «creo que solo las he escuchado en LaFama y el Falstaff».
La barrera idiomática les ha podido restar aceptación en la margen derecha «aunque en el inicio los temas eran un 80% en castellano y quizás un 20% en euskera». Ahora las letras han cambiado y, pese a que no habla con fluidez el euskera, intenta manejarse hasta el punto que si hay que poner voz (ahotsak), «me he tenido que poner las pilas». «Yo las hago aunque otra cosa es que los técnicos las quiten», bromea. Pese a que su estilo es desenfadado, el músico de En Tol Sarmiento solo se pone nervioso «cuando me entrevistan en la ETB-1, porque me cuesta expresarme».
De naturaleza tímida, se asusta cuando le reconocen por la calle («es algo que, la verdad, no me gusta») aunque esta popularidad le ha permitido obtener la benevolencia de su jefe para poder cumplir con sus bolos:«Pues como es de Bilbao, conoce el grupo». «Pero que conste que yo cumplo con las 1.700 horas que tengo que hacer», se ríe.
Su fama también ha llegado a sus profesores del conservatorio (hizo un grado medio de Trombón), «que se han sorprendido por cómo nos va», concluye justo a espaldas de LaBene, institución donde arrancó su carrera musical.