Los miembros del jurado del juicio que ha comenzado este lunes en Logroño deberá decidir si un anciano de 82 años falleció en su domicilio, en julio de 2020, asesinado por su cuidador, que le habría hecho ingerir un desatascador, como sostiene el fiscal, o si se suicidó de esa forma, tomándose él ese líquido cuando estaba solo, como han explicado la defensa del acusado y él mismo.
El juicio ha comenzado en la Audiencia de Logroño con la lectura de los escritos de acusación y defensa y la declaración del acusado, un hombre rumano de 46 años que había iniciado una amistad con el anciano antes de la pandemia y meses después comenzó a ejercer como su cuidador.
Defensa y acusación coinciden en este caso en muchos de los hechos que sucedieron en el día que murió el anciano, en la noche del 4 al 5 de agosto de 2020.
El acusado ha admitido que ese día compró un líquido desatascador, para arreglar un lavabo; también coinciden las partes en señalar que el fallecido hizo heredero universal de su herencia al acusado pocos días antes; y también admiten las partes la existencia de una nota manuscrita por el anciano encontrada junto al cadáver en la que éste daba los motivos por los que se quitaba la vida.
Sin embargo, el fiscal sostiene que el acusado primero administró una gran cantidad de somníferos al anciano -de unas pastillas que tenía prescritas- y luego le hizo beber el desatascador; el acusado ha defendido en todo momento que cuando ocurrieron los hechos él dormía en su habitación, se despertó al escuchar ruido y encontró al anciano y llamó a los servicios de emergencias.