¿Quién no ha jugado alguna vez con la pelota en el parque, juguetes o con juegos de mesa rodeados de amigos y familia? Una acción tan simple pero tan importante a la vez, ya que fue declarada como derecho desde el año 1959.
Esta declaración se hizo en favor de todos los niños y niñas del mundo pero la pregunta que hay que hacerse es si realmente están adaptados y son inclusivos para cualquier persona, ya que hay niños que padecen discapacidades que les impiden disfrutar de todos los juegos por igual.
La parte positiva es que esta situación está cambiando y ya existen muchos más juguetes adaptados e inclusivos, tanto a nivel mundial, nacional y regional. La psicóloga de la asociación La Rioja Sin Barreras, Elena Martín, explica que un juguete inclusivo permite jugar a la mayor cantidad de niños posibles. Aunque aclara que existe diferencia entre «visibilizar la discapacidad a través de los juguetes, y adaptar y hacer que los juguetes sean accesibles».
El trabajador social de esta misma entidad, Mario Altuzarra, indica que una de las vertientes de la inclusividad es la parte visible, «que consiste en mostrar y tener ejemplos donde los niños y las niñas se puedan fijar y representar». Antes esto se podía ver a través de juguetes como piratas, ya que «se les representaba con una discapacidad visual o de movilidad. El problema era que no eran reales. Aunque con el paso del tiempo la marca Barbie creó ediciones especiales de muñecas con discapacidad», destaca.
Visibilidad, añade, también es que los playmobil se muestren esa discapacidad mediante muñecos en sillas de ruedas, por ejemplo.
La segunda vertiente es la accesibilidad, que tiene como objetivo que todos los niños y niñas formen parte del juego. Algunos ejemplos pueden ser un balón de fútbol adaptado o apoyos para determinados juegos de cartas.
Martín subraya que el objetivo final de todo esto es reconocer una realidad que existe en el día a día, pese a que «hasta hace poco no se veía porque no se mostraba en le juguete». La finalidad de esto es que los niños con alguna discapacidad se puedan sentir «identificadas y representadas», además de «hacer ver a las persona sin discapacidad que esta realidad también existe», señala.
La Rioja, según estos expertos, debe mejorar en esta materia, ya que «es una situación invisible porque no hay desarrollo ni un gran interés». Uno de los motivos de esto es que esta comunidad autónoma tiene pocos niños con discapacidad reconocida aunque van aumentando año a año.
En 2021 había 852 menores con discapacidad reconocida de entre 0 a 15 años, mientras que en 2022 fueron 877 y en 2023 había 901. «Cuanta más visibilidad hay, más demanda se genera porque hay personas con discapacidad que no saben que existen ayudas, y simplemente se resignan a pensar que no hay nada para ellos», advierte.
Otra causa del escaso desarrollo es que estos juguetes no salen económicamente muy rentables debido a los pocos niños que hay.
Cambiar. Esta situación tiene que cambiar y para ello, existen entidades como Fundación ONCE que cuentan con un sistema de apoyo para personas con discapacidad visual o el CRMF de Lardero, que es el encargado de toda La Rioja de adaptar las necesidades de estas personas con discapacidad.
Elena Martín plantea un conjunto de medidas para darle la vuelta a la situación. Algunas son sensibilizar y visibilizar, «dos acciones fundamentales porque uno cree lo que ve y lo que no ve no existe». «También es importante que las entidades del tercer sector hagan más difusión de lo que hacen y de las necesidades que hay», añade.
Todos los niños tiene derecho a jugar con juguetes y sin ellos, ya que «es una obligación y un derecho porque a través del juego se desarrollan y se vive en plenitud. Es súper importante que los niños, con y sin discapacidad, jueguen entre si», subraya esta psicóloga de La Rioja Sin Barreras.