Aunque es un lugar común considerar que el público femenino es el único preocupado por la belleza, este tópico ha cambiado: los hombres, cada vez más, acuden a clínicas estéticas para mejorar su presencia y aumentar su bienestar. Así lo entiende María Leza (Logroño, 1981) que, tras un cuarto de siglo de actividad, lleva 23 años al frente del centro de belleza que lleva su nombre en el barrio de Cascajos. « Claro que tenemos hombres entre nuestros clientes», asevera consciente de que si el 60% de los usuarios de María Leza Esteticistas son del bello sexo (en 2017 una petición de change.org logró que la RAE retirase esta acepción para referirse a las mujeres), por lógica matemática, «el 40% son hombres y tengo que reconocer que son fieles, al centro al que acuden», especifica.
Lo mismo que ha mudado esta forma de acercarse «a la belleza y al bienestar», también ha evolucionado el perfil del usuario que precisa los cuidados de una esteticista. «El culto a la belleza está en continua transformación y viene mucha gente joven», afirma. Igualmente, el espectro de edad contrario también recurre a sus servicios. «Ofrecemos la micropigmentación y eso hace que personas, de 60-70 años, también se haga tratamientos», agrega.
Los métodos estéticos han evolucionado. «Es cierto que quizás antes el láser era más invasivo pero ahora los tratamientos no son nada dolorosos», explica. «La profesión está en constante evolución. Nosotras estamos continuamente formándonos», apostilla al tiempo que muestra la tecnología (radiofrecuencia, skin touch, anticelulitis, etc.) con la que cuenta en su salón de belleza. «Las mujeres siempre nos piden tratamientos integrales, un servicio personalizado y, sobre todo, que tengamos los principales avances tecnológicos», señala.
Una preocupación al alza es «el cuidado de la piel y la línea de expresión» y la tendencia es «que quieren resultados inmediatos», apunta esta logroñesa. «Aunque la estética es una cosa progresiva, exige continuidad, como el deporte», completa.