La Rioja importa chóferes americanosante la falta de personal

Feli Agustín
-

CETM eleva a 700 la cifra de transportistas necesaria para cubrir las plazas vacantes; se echa mano de estos conductores, «porque si no, habría que parar camiones», dice Atradis

La cifra de camioneros riojanos supera los 2.500. / - Foto: Óscar Solorzano

La Unión Internacional de Transportes por Carretera (IRU) calcula que entre el 55 y el 75% de las empresas a nivel mundial tienen complicado encontrar conductores y estiman que en el conjunto del globo hay tres millones de puestos sin cubrir, de los que 235.000 se encuentran en Europa. En España, donde el sector del transporte y la logística supone el 6,9% del PIB, la falta de profesionales se elevaría a 20.000, de los que un nutrido grupo -CETM estima que hasta 700- podrían ser necesarios para el sector riojano.

Según el III Informe Adecco sobre Necesidades del mercado de trabajo, es en esta comunidad donde más complejo les resulta a las empresas encontrar personal que quiera recorrer rutas españolas e internacionales comandando el volante de un camión.  Esta carencia endémica de transportistas está llevando a las firmas de la región a 'importar' profesionales de países sudamericanos, como Bolivia, Perú, Ecuador o Colombia, según confirman las dos asociaciones sectoriales.

El presidente de la Asociación de transportistas y logística de La Rioja (Atradis), Santiago Gutiérrez,  que destaca las dificultades para encontrar trabajadores en todos los sectores del tejido productivo, confirma la complejidad para contratar transportistas, un serio inconveniente que afecta a todas las empresas «en mayor o menor medida», afirmación que ratifican desde la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM). A su secretario general, Javier Cámara, le resulta incomprensible que un sector imprescindible en la economía española no encuentre trabajadores con los que nutrirse, a pesar de los elevados niveles de paro de nuestro país.

«El transporte es el motor de la  economía y su actividad repercute en el bienestar de la sociedad», destaca Cámara, que cuenta que la ausencia de camioneros se suple con personal proveniente del extranjero, en particular de América Latina, que ofrece dos factores diferenciales, el conocimiento del idioma y la mayor facilidad-en general- para convalidar el carné de conducir.

También Atradis ha acordado  con una empresa la llegada de profesionales de Latinoamérica. Gutiérrez explica que se les realiza una entrevista a través de internet previa a su venida a España, a cuya llegada se les renueva el CAP [Certificado de Aptitud Profesional que acredita, junto con el permiso de conducción, la aptitud profesional de quien lo ha obtenido]. Tienen después seis meses para la realización de una prueba práctica -también teórica, según su nacionalidad- que les habilita para ejercer su actividad en nuestro país. «La empresas están tirando de este tipo de transportistas porque, de lo contrario, habría que parar los camiones», afirma el presidente de Atradis.

El representante de CETM advierte, no obstante, que las posibilidades de adaptación son inciertas, al tiempo que lamenta «el tiempo que cuesta subirlo al camión», obligados a cumplir las exigencias del permiso de residencia, la convalidación del carné de conducir  y el CAP. A este respecto, pide a la Administración «un poco de sensibilidad» para que facilite los trámites  y, en su defecto, alargue el permiso de estancia en España, que es en la actualidad de seis meses, ante la «acuciante» necesidad  de conductores.

La vida, no el dinero. ¿Y por qué nadie (o casi nadie) quiere conducir un camión? El presidente de Atradis argumenta que, históricamente, han sido trabajos vocacionales, una tradición que hoy no se mantiene. Argumenta que, además de los salarios, «no es un trabajo en el que se cobre mal, se cobra bien», entran en juego otros factores, como la calidad de vida, la conciliación o la vida familiar. «Lógicamente, si te montas en un camión y vas a Alemania vas a estar fuera cinco días, que no es igual que trabajar a turnos y volver a dormir a tu casa todos los días», constata Gutiérrez, que ratifica que es un empleo que la mayoría de los trabajadores se muestra reacio a aceptar.

Cámara coincide con las afirmaciones del presidente de Atradis y destaca, además, que las condiciones laborales han mejorado en los últimos años para aliviar las cargas que soportan los conductores. «Hace tres años se prohibió que el transportista realice las labores de carga y descarga», explica.

Ahora bien, reconoce que el problema que aqueja al sector es que es necesario pasar muchas horas fuera de casa, aunque afirma que las empresas mejoran sus condiciones, con altos salarios. «El principal activo de una firma de transportes es el conductor y se intenta cuidar ese bien», afirma.

La falta de relevo generacional es también un gran obstáculo en esta carrera y, conforme a la Unión Internacional de Transportes, la edad media de los conductores,  supera los 55 años, mientras que la proporción de menores de 25 años está por debajo del 25% a nivel global y es inferior al 5% en Europa.

Cámara confirma que es un sector con profesionales con un rango  de edad elevado, lo que complicará el desempeño del sector. «No existe relevo generacional», afirma el secretario de CETM, que menciona, igualmente, que ha sido tradicionalmente un oficio que se ha transmitido de padres a hijos.

 

Los profesionales. Lo he conocido toda mi vida, y estoy encantado». Donato Berástegui, de Pamplona, no cambiaría la profesión que siempre ha desarrollado por ninguna otra. Ahora bien, se encuentra entre los afortunados que, autónomo y propietario de camión, descansa todos los días en su cama. Transportista vocacional, relata que, en cuanto se licenció de la mili, se subió a la cabina y, a punto de cumplir 65 años, «aquí sigo». Hijo y sobrino de transportistas, hace 27 años inició su relación con Spain Tir, para la que realiza trayectos cortos, «aunque trabajo muchas horas». Orgulloso camionero,  evita valorar las razones de la falta de profesionales,  lo que no le impide resaltar la importancia de que el transportista «se sienta valorado y bien pagado, al menos que cobre lo que cree que merece».

Miguel Ángel Baños, navarro de Lazagurría, es otro de los que llevan en la cabina del camión toda la vida, también como autónomo, aunque, al contrario que su colega, son varias las empresas para las que ejerce como transportista. Reconoce que el trabajo es «duro» y no le extraña que haya dificultades para  encontrar profesionales que quieran encaramarse a un camión. «Son muchas horas y es sacrificado», reflexiona Baños, y eso que su recorrido habitual se circunscribe al triángulo La Rioja-Navarra-País Vasco. Razona que es una «mala» profesión y comprende que las nuevas generaciones no quieran encaramarse al camión. De hecho, Adecco sostiene que el 20,3% de los puestos de trabajo que más cuestan cubrir son de transporte y almacén.

Elena Conde es desde hace unas semanas, que se ha incorporado a Transportes Ocón, una de las escasas camioneras españolas, aunque ya contaba con experiencia previa dominando un volante, era conductora de los autobuses urbanos de Logroño. A pesar de que solo realiza trayectos en cercanía, apunta que el trabajo es «estresante;hay mucho movimiento todo el día», aunque afirma que está «muy bien». El camión también lo lleva en la sangre, pero cuenta que si el trabajo le hubiera llevado lejos de casa no lo habría aceptado. Esta conductora lamenta, además, que en tiempos pasados, en las fábricas se tenía mayor consideración hacia los camioneros. «Sabían que no podían ir a su casa y contaban con baños;se les cuidaban más», afirma Conde.

Manuel Escalante, cántabro, recorre con el camión de Transportes Goiburu carreteras, autovías y autopistas del país. Coincide en que la oferta de empleo es abundante y afirma que es necesario «tener ganas y que las empresas ofrezcan buenas condiciones, que es lo que falta». En sus palabras se deja traslucir su condición de asalariado y afirma que «hay gente para trabajar, hay buenos chóferes y buena gente, pero lo que no hay son condiciones». Con una década como camionero, insiste en que la dificultad no radica en la ausencia de trabajadores, sino en la de empresas «que paguen lo que tienen que pagar» afirma este chófer, que reitera «que si hay buenas condiciones, encuentras profesionales; das una patada y salen 50 conductores».