La presencia de la avispa asiática se quintuplica desde 2021

David Hernando Rioja
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El Gobierno de La Rioja retiró alrededor de 100 nidos el pasado año, mientras que en 2022 fueron 87 y hace tres años fueron 26

Un nido de avispas asiáticas entre las ramas de los árboles - Foto: Gobierno de La Rioja

La avispa asiática es una especie invasora que proviene de la zona de Indochina y del norte de la India que entró en Europa en el 2004 por el puerto de Burdeos (Francia) en un contenedor, y a partir de ahí, fue colonizando Aquitania y otras zonas. En España entró en el año 2010 por Irún. A partir de ahí se ha ido expandiendo y colonizando toda la cornisa cantábrica hacia el interior de la península. En La Rioja entró en el año 2014.

El jefe de Área de Conservación de Especies, Luis Lopo, informa que los datos muestran que hay una mayor presencia de nidos de esta especie desde que entró en la región. «El año pasado se retiraron cerca de 100 nidos, en 2022 unos 87 y en el 2021 unos 26», detalla.

Este año se han retirado hasta el momento 13 nidos pero «lo que pasa es que a principios de año es la época en la que menos avisos hay de esta especie en concreto». 

Explica que los motivos de esta mayor presencia son varios. El primero es que es una especie exótica invasora que va colonizando territorios, además de que «no tiene muchos depredadores y los crecimientos son exponenciales». De cada nido, señala, pueden salir entre 300 hembras y machos, y más adelante, dichas hembras se convierten en reinas que pueden hacer nuevos nidos. «Es una progresión geométrica que va colonizando nuevos territorios», apunta.

Otro problema es que La Rioja ya no tiene inviernos «potentes con heladas y fríos intensos». Asegura que estos climas duros provocan que las reinas puedan morir, por lo que «el cambio climático está haciendo que vivan más tiempo porque las reinas no mueren en inviernos suaves, lo que les permite hacer varios nidos».

Este experto desconoce si las cifras que se registren a finales de 2024  serán superiores a las de 2023 pero reconoce que la distribución de esta avispa se ha mantenido a lo largo de estos últimos años con una mayor presencia en La Rioja Alta. «Suele estar en la zona ubicada entre Logroño y Haro, y en la cuenca baja de los ríos Oja, Najerilla e Iregua», especifica. También suele haber en la zona de Ezcaray y Anguiano, por ejemplo.

La Rioja Baja, en cambio, es una zona en la que esta especie no suele habitar. «Hemos tenido algún aviso en Alfaro o Cornago, por ejemplo», apunta. 

Lopo explica que esta distribución se debe  a las características de la especie y al tipo de hábitat que le gusta, ya que «proviene de sitios húmedos donde hay climas más atemperados, sin tantos contrastes de temperatura y con los inviernos menos duros», detalla. «En La Rioja, estas condiciones se dan en la zona alta y no en la baja», comenta.

Nidos. Este jefe de Área afirma que estas avispas son difíciles de localizar. Cuenta que en primavera construyen  un nido primario que «es muy pequeño y complicado de ver». «Una vez que nacen las avispas obreras, estas hacen un nido secundario que a lo largo del año va creciendo y cada vez se va haciendo de mayor tamaño».

Estos nidos que construyen en primavera suelen estar ubicados en árboles a una cierta altura, por lo que «son difíciles de localizar por las hojas de los propios árboles». «Cuando estas hojas se caen al suelo, en octubre y noviembre, se ven con más facilidad y se pueden retirar o inactivar», señala.

Estos nidos voluminosos, indica, suelen estar construidos con celulosa, por lo que «las avispas necesitan agua para hacerlos».

Otro inconveniente de esta avispa es el daño que genera en el entorno donde se encuentra. «Tiene una afección bastante fuerte sobre los colmenares, ya que depreda mucho sobre las abejas y en general sobre los insectos de la zona», asegura este experto.

Las larvas, detalla, son carnívoras y se alimentan de proteína animal, así que las avispas capturan abejas y las llevan a sus nidos. «Los apicultores están preocupados por la presencia de la especie», afirma.

La picadura de este animal en las personas no es más peligrosa que la de otro tipo de avispa pero «hay  que tener cuidado con ella». «Si eres alérgico a las avispas tienes que tener mucho cuidado con ellas pero no es que sea especialmente peligrosa para el ser humano», tranquiliza Lopo.