Que el automóvil es, a día de hoy, uno de los principales factores de contaminación de las grandes ciudades es algo cierto, lo mismo que el hecho de que Logroño no es precisamente de las que más sufre por esta circunstancia. El Ayuntamiento parece haberse acogido a esta última premisa para presentar un borrador de Zona de Bajas Emisiones un tanto atípico: en vez de afectar al centro histórico como la mayoría de las ejecutadas hasta el momento, o a una zona de paso adyacente, en este caso se circunscribe al barrio de Madre de Dios; un espacio delimitado por la calle del mismo nombre, la Avenida de la Paz, Doce Ligero de Artillería y Luis de Ulloa.
Las restricciones para los vehículos sin etiqueta medioambiental (turismos y furgonetas ligeras de gasolina previos a 2000 y diésel anteriores a 2006) comenzarán ya en enero de 2026, una vez aprobada definitivamente la normativa tras contestar las alegaciones pertinentes y después de instalar las cámaras de control de tráfico. De esta manera, los coches más contaminantes no podrán circular por ese espacio delimitado con dos excepciones: los que sean propiedad de los vecinos y los que utilicen los comerciantes con negocio en el barrio.
De esta manera, la Zona de Bajas Emisiones se convierte en Logroño en algo muy parecido al humo, pues el entorno escogido no es precisamente el que más escogen para circular aquellos que son ajenos a él. Son excepción los residentes en otras zonas que van habitualmente a Madre de Dios a comprar o a llevar a cabo otro tipo de labores con lo que, en la práctica, apenas se van a ver afectados.
Es probable que, como argumenta el equipo de Gobierno, el grado de contaminación que padece la capital riojana por el tráfico rodado no obligue a acometer una medida más drástica, pero no hay que olvidar que las iniciativas de este tipo, además de contener las emisiones, tiene como objetivo variar los hábitos de movilidad de los ciudadanos, buscando un menor uso del vehículo a motor y favoreciendo otros medios de transportes más respetuosos con el medio ambiente.
Así lo ha entendido, por ejemplo, Ecologistas en Acción que ha calificado el anteproyecto presentado de«claramente parcial e insuficiente» porque plantea «un mero cumplimiento aparente de la Ley».