A pesar de que las bolsas mundiales se dieron ayer un respiro -antes de que Trump anunciara unos aranceles del 104% a China-, hoy, 9 de abril, entran realmente en vigor los que la administración norteamericana denominó aranceles recíprocos que, por lo que respecta a la Unión Europea, supondrá un 20% para todos los productos que se exporten a Estados Unidos, incluido el más importante que La Rioja comercializa con el citado país, el vino.
El lunes, una pequeña bodega de la Denominación, Bello Berganzo de Samaniego, informaba de que un importador norteamericano había anulado un pedido de 600 botellas de vino blanco que iba a enviar estos días, una cantidad anecdótica, pero que de forma elocuente constata el peligro que se cierne sobre las bodegas. Las de Rioja, al igual de las de denominaciones aragonesas o gallegas, y otros productos como Land Rover o Audi, ya están paralizando, de momento, la comercialización ante un escenario incierto.
Alfredo Bernal, de bodegas Alvia, que exporta el 90% de su producción, con el 35% con destino a Estados Unidos, señala que ha dejado en stand-by dos envíos previstos para mayo con la confianza de que las negociaciones puedan reconducir una guerra comercial que se adivina cruenta.
«Los hemos dejado a la espera a ver si de aquí a 20 días se arreglan las cosas», señala el responsable de Alvia, que argumenta que un arancel del 20% supondría un encarecimiento del producto, que dificultaría la venta.
«Estamos preocupados», confiese el bodeguero, que desconoce la reacción del mercado ante unos aranceles que afectan de igual manera a todos los vinos europeos. Ahora bien, en el caso de los procedentes de Argentina y Chile, ese gravamen se reduce al 10%, por lo que vaticina que los riojanos perderán cuota de mercado.
Borja Eguizábal, director general de Franco Españolas, coincide en que ha puesto en pausa las exportaciones respondiendo a los requerimientos del importador en espera, igualmente, «de ver qué sucede», e informa de que hubo bodegas que ya enviaron expediciones antes de que se desatara el furor arancelario en previsión de que así sucediera. «En mayor o medidas hemos podido enviar mercancía», relatan desde Franco Españolas, asociada al Grupo Rioja, cuyo responsable asegura que es «absolutamente falso» que Europa «le debe nada a Estados Unidos», gran beneficiado por los distintos conflictos mundiales.
A medias. Bernal reconoce que este contexto requiere «un importante esfuerzo en promoción para ayudar al importador» y teme una confrontación arancelaria que dispare el gravamen. «Espero que los políticos tengan la cabeza fría y trabajen a favor de los empresas para lograr un arancel cero», desea el propietario de Alvia, que recuerda los perjuicios del impuesto durante el primer mandato de Trump, en el que, reconoce, su vino de reserva perdió cuota de mercado.
De mantenerse los aranceles que hoy entran en vigor, el responsable de Alvia, miembro de Bodegas Familiares, señala que «a ver como lo solucionamos», una respuesta que puede asentarse en el reparto de los costes entre bodeguero e importador.
Eguizábal confirma que está será su estrategia con la finalidad de conservar cuota de mercado porque «si se pierde, volver luego a introducirse resulta muy caro», informa.
Bernal, convencido de que el vino español tiene todavía posibilidades de crecimiento en Estados Unidos, muestra la esperanza en que se arreglen las cosas, porque Trump, que define como un hombre de negocios en vez de un político, «está echando un pulso al mundo», y recuerda que comenzó amenazando con un arancel del 200% para dejarlo en un 20%.
Por su parte, el director general de Franco Españolas menciona que los gravámenes tendrían un efecto «multiplicador» porque hay que incluir los márgenes del importador, el distribuidor o el punto de venta, y se muestra crítico con las instituciones europeas, «que viven como en otro mundo».
«Necesitamos apoyo, más allá de los aranceles», señala Eguizábal, y considera que desde la UE se están perjudicando de manera significativa al sector agroalimentario.
Y mientras, el director general del Consejo Regulador de Rioja, José Luis Lapuente, pidió ayer en Madrid un «desarme» y que frene la guerra arancelaria entre Estados Unidos y la UE.
En un almuerzo con periodistas, en el que también estuvo presente el presidente del Consejo, Fernando Ezquerro, para celebrar los 100 años desde la creación de esta Denominación, que se cumplirán el próximo 6 de junio, reiteró su creencia de que «el vino tiene que estar fuera de esta guerra, ya que afecta a otros términos, como a familias y bodegas».
Esta comunidad vendió el año pasado a EEUU por valor de 116,8 millones, alrededor del 5% del total de exportaciones, de los que 45,6 millones hay que atribuírselo a los caldos de la Denominación, que en total comercializó algo más de 10 millones de litros por un valor de 72 millones.
La DOCa, según recordó ayer su director general, ha invertido desde 2001 y, en particular, «desde 2009, con una intensidad de 2 millones anuales» en Estados Unidos.