Hoy como cada año en este 5 de enero, recibimos a los reyes magos, y no hace tanto tiempo atrás en su honor las calles se habrían llenado de niños pidiendo los aguinaldos o 'cantando las auroras'. Son tradiciones riojanas de este día tan especial que, en la actualidad, forman parte de un capítulo ya pasado de la historia de la región.
No son las únicas tradiciones que los riojanos acostumbraban a realizar antaño. Desde salir a pedir los aguinaldos y las zandarias, pasando por cabezudos con tantos ojos y narices como días del año, hasta el sorteo de novios o la ronda de las mozas, representaban estas algunas de las costumbres típicas que se realizaban a lo largo de toda la temporada navideña riojana.
Ciertas aún sobreviven al paso del tiempo y todavía perduran en algunos rincones de la comunidad, mientras otras llegan hasta la actualidad gracias a trabajos como el de Javier Asencio García (Calahorra, 1958), licenciado en Sociología e investigador empedernido de tradiciones riojanas, en su libro La Navidad riojana, escrito junto a su colaboradora Helena Ortiz Viana, Licenciada en Filología Hispánica, y publicado por 'Piedra de Rayo'.
«En La Rioja el tema navideño estuvo muy vivo desde el punto de vista tradicional» cuenta a este periódico el autor de esta obra, que aunque asegura que la comunidad «es una región de tradiciones y con un fuerte espíritu navideño» la mayoría de sus más típicas costumbres forman parte del pasado debido a que «también es una región que asume muy fácil y rápido tradiciones de fuera: Papá Noel, el amigo invisible, cotillones de Nochevieja... Y eso hace que se pierdan las nuestras».
En un día como hoy, cuenta «los niños salían a la calle a pedir los aguinaldos, típicos cantos callejeros navideños que se dedicaban a pedir obsequios el día de Reyes». Una tradición que nace de lo conocido como el trabajo 'de vereda', «significa cuando antes en los pueblos había que hacer algún trabajo, e iban los vecinos, uno de cada casa, eso era ir 'de vereda'». Algo que, según Asensio, siguen realizando en el pueblo de Sorzano.
Los aguinaldos no eran la única costumbre de este día de Reyes, y es que para Asensio la más «bonita» todavía perdura, «por La Rioja Baja había una costumbre que era salir a cantar las auroras, canciones que se cantaban de madrugada durante todo el año, y en Navidad, Año Nuevo y Reyes había una canción de las auroras propia de ese día». Rincón de Soto es el municipio riojano que mantiene viva esta tradición, en dónde, «cantan una aurora de Reyes preciosa».
Pero si hay algo típico de este día, son los regalos, aunque parece que los Reyes Magos han cambiado el tipo de obsequios que llevan a los niños, y es que lo que ahora son modernos y divertidos juguetes, antes eran naranjas y frutos secos. Así lo cuenta Asensio, que asegura que, 80 años atrás, recibir las naranjas que apenas se veían durante el resto del año «hacía mucha ilusión a los niños». Y la misma ilusión o más hacían las almendras que, con azúcar, los Reyes Magos transformaban en turrón de guirlache. Regalos muy distintos a los de ahora pero que, por aquel entonces, se recibían con emoción.
Año Nuevo y Navidad. Tras despedir estas tan señaladas fechas, podríamos asegurar que muy pocos habrán salido 'a rondar a las mozas', cuando los jóvenes del pueblo bailaban a las chicas solteras; la mayoría tampoco habrán participado en el 'sorteo de novios' que, aunque en primer lugar de una broma se tratase, dio lugar a más de un matrimonio; y seguro que muy pocos han caído en la broma y salido a buscar al señor 'con más ojos y narices que días tiene el año', a tan solo dos días de acabarlo.
Son estas algunas de las tradiciones más típicas de nuestra comunidad y, en su mayoría, perdidas. Asensio las recoge y rememora en su libro, manteniendo así viva esta parte de la historia de la región para recordar las curiosidades de la época navideña en La Rioja.