Félix Fuertes es un hombre que actualmente se mueve en silla de ruedas motorizada. Vive en la zona de Valdegastea, así que utiliza mucho los autobuses para moverse de un sitio a otro.
Este usuario indica que la mayor incidencia que observa es que a veces no funcionan las rampas de acceso pero «cuando lo hacen suelen tener pendiente excesiva».
Recuerda que en los tres primeros meses del año presentó 25 reclamaciones por este tema. «Después lo solucionaron pero puntualmente todavía pasa», señala.
También denuncia que el polígono donde está Asprodema no está adaptado para personas con discapacidad. «Las aceras están muy mal y los usuarios de las fábricas ponen los coches sobre la acera, lo que dificulta el paso para las personas que se mueven en silla de rueda», denuncia.
Tomás Sainz es otro usuario de La Rioja Sin Barreras que sufre de polio desde 1956. Critica que el camión de la basura, después de coger los contenedores para vaciarlos, los devuelve en algunos sitios sobre las plazas de aparcamiento reservadas para personas con movilidad reducida.
También rememora cuando en la calle Joaquín Elizalde pusieron unas barillas en el suelo para delimitar la zona de los contenedores con otras plazas. «El problema es que las pusieron en nuestra plaza de aparcamiento. Una vez me golpee con ella», señala.
Cuenta que él tiene problemas para levantar las piernas debido a su condición. «En muchas aceras tengo problemas porque hay bordillos altos», critica. Por ejemplo, lamenta que en la calle Solidaridad, el aparcamiento sea un poco más alto que la calzada y haya inclinación.
«Son cosas pequeñas pero que nos causan problemas», asegura este usuario afectado de La Rioja sin bareras.