Ha puesto sus goles al servicio de la Sociedad Deportiva Logroñés, a la que le desea suerte en su carrera por la permanencia, Calahorra, Alfaro, que confía en que vuelva a 2ªRFEF, River Ebro, el filial de la Unión Deportiva Logroñés y, desde este verano, se ha 'mudado' al vecino Cintruénigo, donde suma ya seis dianas y siete asistencias al frente de un Cirbonero que tras un pésimo inicio acaricia el 'play off'. Pero antes de festejar goles propios y ajenos, Mario León (Alfaro, 1992) fue un consumado ajedrecista, afición que sigue cultivando: «Me sigo defendiendo aunque a un nivel totalmente amateur», explica sin intención de presumir.
Acumula tres lustros siendo una referencia de las divisiones inferiores de La Rioja y Navarra, pero antes fue un ajedrecista precoz. Con solo doce años (2005) venció el Autonómico absoluto. Ese mismo año, fue sexto en el campeonato de España sub'14, posición que le abrió las puertas del Europeo de la categoría. «En Murek, Austria, fui undécimo», rememora con orgullo.
Pero pese a este meritorio currículo, que se completa con campeonatos regionales en todas las categorías («sub'8, sub'12 y hasta sub'16»), decidió parar. «Con quince años llegué a un nivel en el que el ajedrez y el fútbol eran incompatibles. Los dos deportes se me daban más o menos bien pero para seguir progresando en el ajedrez, tenía que dedicar muchísimas horas y no me vi preparado», se sincera.
Su padre, José María León, fundador del Club de Ajedrez de Alfaro, le inoculó la pasión por los tableros. «En Alfaro siempre ha habido tradición y hemos llegado a ser el club hegemónico de la ribera», agrega.
En sus años mozos, se enfrentó a muchos de los que ahora son referencia en el ajedrez patrio. Hablamos de «Iván Salgado o Daniel Recuero, entre otros». «Tengo que decir que me ganaban, aunque mejor si no lo pones», se ríe. Pese a que apartó los escaques, en el fútbol fue progresando (Segunda B) al tiempo que concluía su grado en Administración y Dirección de Empresas.
«Sigo pendiente de la actualidad de ajedrez. Veo partidas e incluso, de vez en cuando, juego torneos de un día cuando no me coincide con mi trabajo o con los entrenamientos y partidos con el Cirbonero», agrega. En el último que disputó, concluyó en cuarta posición, «lo cual no está mal porque había rivales de nivel».
Si cuando aprendía a mover los trebejos se fijaba en los Karpov o Kasporov de turno («la escuela rusa siempre ha sido la dominante»), ahora reconoce que el maestro de maestros es Magnus Carlsen. Sin duda se puede decir que el noruego «es el Messi del tablero».
Sin embargo, 'entablar' paralelismos entre el deporte rey y el deporte más intelectual que existe no es fácil.«Los movimientos de un extremo en el fútbol se pueden comparar con el de los alfiles y los mediapuntas, por su libertad, se parecen a la dama», analiza.Y si en el balompié la suerte suprema es el gol, en el ajedrez es el jaque. En dicho fin, sí que hay concomitancias: «Podemos decir que en el fútbol y en el ajedrez, la misión del resto de piezas (diez en un caso, quince en el otro), es proteger al portero o al rey». Él, en cualquier caso, siempre ha sido un sacrificado alfil presto y dispuesto a abrir cualquier defensa, por muy siciliana que sea.