Pocos querrían estar en la piel de Sánchez estos días, con todos los frentes abiertos y sin haber ganado unas elecciones desde el 19, que fue además victoria pírrica. En buena ley no podría apuntarse ahora el éxito en Cataluña, donde ha ganado el PSC. Primo hermano del PSOE, pero PSC.
Sánchez se puede hartar de decir que todos los males son producto del fango y de bulos malintencionados, pero ya nadie lo cree. Tanta mentira ha devaluado su palabra, pero además solo él es responsable de lo que le sucede, desde la elección de socios para gobernar, hasta permitir que su familia más directa, hiciera pingües negocios pensando que por su situación personal nadie hurgaría en sus actividades.
Sánchez se encuentra con un resultado envenenado, porque si no cede a las exigencias de sus socios puede perder los apoyos que le garantizan la continuidad en Moncloa. Y si cede, se puede encontrar con que la justicia y otras instituciones le llaman a capítulo. De momento, el Tribunal Constitucional ha dicho que los parlamentarios independentistas fugados no pueden votar, y lo han hecho. Evidentemente, el TC no se va a quedar cruzado de brazos, y Sánchez se puede encontrar en una situación insostenible porque Puigdemont está empeñado no solo en votar sino en presentarse candidato a la Generalitat. También se revuelve el Tribunal de Cuentas, dispuesto a acudir al Tribunal Europeo de Justicia para que se pronuncie sobre la aplicación de la amnistía a los condenados por malversación. Y para mayor escarnio, sus amigos independentistas han metido un gol a Illa al elegir a Rull, de ERC, presidente del Parlament, Será Rull quien decida el nombre de la persona adecuada para ser candidato a presidencia de la Generalitat.
Más: además de su esposa, también ha sido imputado su hermano, acusado de varios delitos. No por tributar en Portugal, sino porque lo hace cuando recibe un salario público en España; además de cobrar otras cantidades de dinero público no bien justificados. En Moncloa confían en que las investigaciones judiciales a Begoña Gómez acaben en manos de la fiscalía europea, pero ni eso es seguro que finalmente ocurra ni tampoco que, si ocurre, los fiscales europeos vayan a ser piadosos con la mujer del presidente español.
Y luego está Yolanda Díaz, que después de hacer lo que le ha dado la gana con Sumar y con las listas de Sumar, ha renunciado a seguir al frente de la formación que creó hace apenas un año. Pero sin renunciar a la vicepresidencia del gobierno ni al escaño.
En Sumar habrá nueva dirección, y quizá acercamientos con Podemos. Será el nuevo equipo el que decida si Yolanda Días sigue o no en el gobierno. Porque a Yolanda no la nombró Sánchez, fue una imposición de Podemos, partido que firmó el acuerdo de coalición con Sánchez. Un lío.
Lo que debe estar sufriendo Pedro Sánchez dentro de su propia piel…. Pero él se lo ha buscado.