Estuvo ahí. En un mini partido a cuatro tantos. Darío Gómez tuvo a Jokin Altuna contra las cuerdas y el pase a semifinales en sus manos. Una montaña muy alta que dio vértigo al pelaire y que terminó decantándose por 22-19 para el de Amezqueta en una oda a la modalidad manomanista.
Arrancó con el saque Darío. Engañó a Altuna con pared y primer tanto. Jokin, con muchas tablas en partidos así, sabía de la importancia de ponerse por delante en los inicios, desgastando al rival en lo físico y en lo mental. En un abrir y cerrar de ojos, a base de saque, remate y un fallo de bulto en el resto de Darío, Altuna III ya mandaba 7-1.
Con un regalo del colorado recuperó el saque y con él llegaron las opciones de entrar en el partido. Dos salvajes pelotazos pusieron el tercer y cuarto tanto en su marcador. Tras un buen saque ya eran cinco. YDarío volvía a estar ahí. La estrategia había quedado clara: alejar a Altuna de los cuadros alegres y a base de fuerza e imprimir mucha potencia a la pelota, tomar el mando. Y todas a bote. Incluso cuando tenía pelota para rematar, el de Ezcaray la esperaba para mandar un misil tierra aire que Jokin esperaba en el 7, como mínimo.
Altuna vio que el riojanoquería tirar la puerta abajo a base golpes y entró en escena su estrategia. Convertirlo en un partido cerca del frontis, como si del 4 y 1/2 se tratara y donde Darío no es tan fuerte. De nuevo, en otro arreón del guipuzcoano, volvía a disfrutar de una renta de seis tantos a favor cuando llegó el primero de los descansos (12-6).
En el regreso a la cancha, imperó lo que a Darío le había funcionado hasta ese momento. Entre medias, su hermano mayor y botilllero le recordaba, por si se le había olvidado, cual era la estrategia. «Dale zapatilla y que vaya la pelota hasta Nueva York», le insistía Asier Gómez. Eso hizo. Y mezclado con un dos paredes, Darío volvió a poner en apuros a Altuna hasta el 13-11. Sin embargo, un dos paredes al que le dio mucha altura con la posición del cuerpo le devolvió el servicio al amezquetarra. Un guion condenado a repetirse.
Jokin aprovechó de nuevo su saque. Y esta vez, la tacada parecía definitiva. Sin aparente esfuerzo pero con muchísimo trabajo detrás, Altuna III volvió a coger las riendas y a tener ese colchón de seis tantos de ventaja al segundo descanso. Darío lo había tenido ahí, pero parecía que sus opciones se desvanecían.
Después del último paso por vestuarios, solo una proeza podía meter a Darío en las semifinales del Campeonato Manomanista. Proeza que estuvo a punto de lograr. Salió fresco, dispuesto a todo y lo más importante: sin nada que perder. A base de pelotazos al rebote, uno de ellos para la historia de la pelota, empató el encuentro a 18, respaldado también por un gran saque y un Altuna repleto de dudas que no sabía como parar el vendaval pelaire.
Con el riojano con la batuta del partido, al guipuzcoano solo le salvaba un error del primero. Y llegó. Un tanto que tenía 'ganado' lo erró al enviar un dos paredes a las madera de la contracancha. Darío volvió a empatar a 19 tras el enésimo tanto exigente en lo físico que ganó con el corazón. Fue el último que hizo.
Lo intentó hasta el final, pero Altuna tiro de experiencia en estos momentos límite y aprovechó el mínimo resquicio de vida que le dejo Darío para aferrarse al Manomanista y ganar 22-19. Darío queda así eliminado en la fase de grupos, si bien Altuna se medirá por un puesto en la final contra Artola. El próximo sábado, en semifinales, es el turno de Javier Zabala ante Laso.