Lejos del ajetreo que caracteriza el acontecer habitual de la estación de autobuses, la terminal de Logroño mostraba ayer un aspecto ajeno al bullicio y eran pocos los pasajeros y los vehículos que circulaban por sus andenes. A pesar de ello, los sindicatos llevaron a mediodía hasta sus puertas -la Policía Local cortó el acceso en vía procedente de Avenida de Colón una media hora- sus reivindicaciones para lograr la jubilación anticipada para los conductores de autobús de pasajeros de los servicios urbanos, interurbanos o escolares.
Esta fue la única incidencia que se produjo ayer dentro de la huelga de transportes de viajeros, a la que estaban llamado 80.000 profesionales en todo el país, 200 de ellos riojanos, y que transcurrió en esta comunidad con total normalidad. Los sindicatos reconocieron que el seguimiento había sido «muy bajito», a consecuencia de los «abusivos» servicios mínimos dictados por el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Logroño, aunque la mayor repercusión en otros territorios, con la suspensión de servicios a Madrid o Zaragoza -por la tarde no hubo desplazamientos- vació la estación de autobuses.
Con un 100% de cobertura por parte de los servicios mínimos para el transporte escolar, a centros de día y ocupacionales y los servicios regulares a los polígonos industriales, un servicio diario de ida y vuelta en las líneas interurbanas y rurales, además de tres en las metropolitanas y «un 90%» en los autobuses urbanos de la capital, -cada 15 minutos durante la mañana y 30 a la tarde- los sindicatos denunciarán al Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Logroño por vulneración de derecho sindicales.
«Son servicios mínimos que impiden el derecho a la huelga de los trabajadores», criticó Nuria de Vicente, secretaria general de la Federación de Servicios a la Ciudadanía (FSC) de Comisiones Obreras, que reprochó a ambas administraciones que los han impuesto sin ninguna negociación y que se habían enterado una vez que fueran publicados el sábado en el Boletín Oficial de La Rioja (BOR).
No obstante, la afección llegó de los autobuses procedentes de otras comunidades y líneas de larga distancia y De Vicente se mostró satisfecha del funcionamiento del paro en el conjunto del país, gracias al tirón de las provincias más grandes, «que esperamos que nos arrastre».
Las razones. La huelga, convocada por UGT y Comisiones Obreras, y secundada por USO y CNT, tiene como objetivo la consecución de la jubilación anticipada para los conductores de autobuses a través de coeficientes reductores en función de los años de trabajo.
«Estamos hablando de un sector que registra una alta siniestralidad laboral», afirmó la representante sindical, que argumentó que una persona, rebasados los 60 años, sufre pérdidas de visión y otras facultades, que resultan «significativas» a la hora de desarrollar la conducción. Entiende, por tanto, que se trata de una cuestión de «salud pública».
Con acuerdo entre patronal y sindicatos para adelantar la jubilación, tanto en el transporte de viajeros como el de mercancías, la responsable de CCOOmostró la «preocupación» por la actitud que, entiende, mantiene la patronal de viajeros.
Al respecto, Manuel Alonso, secretario del sector de Transportes de UGT, relataba que las empresas «siguen insistiendo en que no saben cuánto les va a costar y que no tienen personal, aunque la mesa sigue abierta».
Tras un paro de amplio seguimiento en otras provincias y, si no hay acuerdo, los sindicatos ya han avisado que mantendrán los paros el 11, 28 y 29 de noviembre, así como el 5 y 9 de diciembre, huelga que se convertirá indefinida desde la víspera de Nochebuena.