"Cuenta la ruptura del silencio de gente que no elevó la voz"

David Hernando Rioja
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El escritor Félix G. Modroño habla de su nueva novela 'La ciudad de la piel de plata' en la que abarca temas como el cambio arquitectónico que sufrió la ciudad de Bilbao y los inicios del terrorismo de la banda ETA en el siglo XX

El escritor Félix G. Modroño posa frente al museo Guggenheim - Foto: Félix G. Modroño

El escritor Félix G. Modroño (03/04/1965) vuelve a Logroño un año más para presentar su nueva novela titulada 'La ciudad de la piel de plata', una historia que supone el cierre de una trilogía que transcurre en Bilbao. La presentación tendrá lugar hoy a las 19:30 en la librería Santos Ochoa.

Con puntualidad inglesa, Modroño descuelga el teléfono en los primeros tonos de llamada. A pesar de la distancia, se ha mostrado cercano desde el primer saludo y ha contado, con todo detalle, la historia que encierra esta nueva novela que mezcla ficción con relatos reales de su propia vida. 

Usted conoce La Rioja, ya que ha venido otras veces para presentar su libro. ¿Tenía ganas de volver?

La Rioja y especialmente Logroño siempre me ha supuesto algo especial. Por eso, una de mis novelas, la fuente de los Siete Valles, la quise ambientar en esa región porque tiene un punto literario y mágico, sobre todo en otoño, que es cuando siempre procuro volver. Son los paisajes más bellos que conozco. 

 

Hábleme de su nuevo libro. El anterior transcurre en Santander y ahora centras la historia en Bilbao, cerrando una trilogía. ¿Tenía ganas de cerrar este capítulo?

La verdad que desde que empecé a escribir siempre tenía esta novela en mente y he necesitado como unas ocho novelas anteriores para enfrentarme a esta historia, en la que se cuenta el fin del siglo XX en Bilbao y como se reinventa en un marco bastante difícil y hostil. También relato como tiene que recuperar su esencia a pesar de todo lo que tenía en frente. 

 

¿Ha sido muy difícil contar y escribir esta historia?

Es una novela en la que he viajado hasta mi infancia y he intentado retratar nuestro Bilbao, sobre todo desde el punto de vista de los hijos de inmigrantes que llegaron allí de pequeños pueblos de Castilla-León, La Rioja, Galicia. Es la vida de tantos miles de chavales que crecimos con un desdoblamiento de raíz, por un lado siempre volvíamos al pueblo en verano y por otro nos sentíamos vascos cuando estábamos aquí. Una época en la que los vascos nos estábamos bien vistos fuera de Euskadi. 

 

La novela encierra algún mensaje?

Tiene un mensaje de ruptura de un silencio por parte de una sociedad que no se atrevió a elevar la voz porque nos sentíamos amenazados. Respirábamos falta de libertad pero entonces no lo sabíamos. Creíamos que teníamos que vivir así, pero ahora, desde la distancia, entiendo muchas sensaciones que se producían entonces. Es un mensaje para esas generaciones que no vivieron esta época porque yo creo que hay que conocer el pasado para formar tu ideología, tu idiosincrasia y tu manera de pensar o de vivir. Para mi era una especie de reivindicación y de retrato de aquella sociedad para que no se olvide. 

 

Un aspecto importante de la novela es que cuenta con partes de autoficción. ¿Cuánto hay de personal en ella?

En los inicios de los capítulos cuento mi relación con una violencia no explícita pero si la que se respiraba en las calles. Hay un episodio en el que el protagonista presencia un atentado terrorista en el que matan a un chico de 23 años que era Guardia Civil. Ese asunto es personal porque lo viví cuando tenía 14 años. La relación con el personaje no es algo inventado, ya que le preocupaba mucho  cuando la policía le saca de clase para interrogarlo porque no sabía con quien estaba hablando realmente. Tenía miedo, y por otro lado, no quería aparentar ser un chivato delante de los compañeros. Entonces parecer que ser etarra estaba como bien visto y eran una especie de héroes locales. 

 

¿Tuvo que ser duro vivir esa experiencia personal cuando era joven?

Lo curioso del caso es que después de ver el atentado me fui a clase con toda la naturalidad del mundo y no me supuso ninguna especie de trauma. Lo aparqué con los años y una vez, recordando la fecha, busqué el atentado en las hemerotecas y vi el nombre del chico. Lo triste del caso es que convivamos de una manera normal con la violencia. 

 

Otra parte de la novela relata ese cambio arquitectónico que sufrió Bilbao. ¿Qué significó la construcción del Guggenheim?

Es el hilo conductor de la novela. La protagonista es la ciudad de Bilbao y todo el entorno son personaje secundarios. Quería contar como Bilbao se reinventa, a pesar de padecer un problema de drogas, de abandono de la industria, de degradación de los edificios, y como la construcción del Guggenheim se produce de una manera casual y aleatoria. El Guggenheim fue el edificio más importante de nuestra era por su ruptura arquitectónica debido a la genialidad de Frank Gehry, pero también por lo que supuso para la propia ciudad de Bilbao en cuanto a su regeneración. Pasó de ser una ciudad sucia y gris donde todos los edificios estaban igualados por la sobriedad, a ser una ciudad realmente bella.

 

Otra parte importante de libro es Alberto Cepeda, su protagonista. ¿Qué nos puede contar de él? ¿Tiene aspectos de su propia personalidad?

Si, pero realmente hay compañeros de aquella generación que han leído la novela y se han sentido también reflejados. Lo que aparentemente parecer ser algo personal, termina siendo una novela de toda una generación. Es una novela en la que mucha gente se va a sentir identificada, sobre todo los miles que vivimos aquellos años. 

Por último, qué proyectos futuros tiene a partir de ahora?

La novela ha supuesto un desgaste emocional grande. Por motivos personales me voy a México a vivir, país que me inspirará para escribir.