"La financiación para Medicina no puede lastrar al campus"

Gustavo Basurto
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El rector de la UR es catedrático de Economía y se nota. Juan Carlos Ayala Calvo (Hormilleja, 1961) calibra bien su discurso antes de armar una frase, sopesa las respuestas y vislumbra nuevos proyectos en términos de coste-beneficio

Juan Carlos Ayala, en las escaleras del Rectorado. - Foto: Ingrid

Todo paso por cualquier institución pública deja poso en la historia; y la de la Universidad de La Rioja escribirá el nombre de Juan Carlos Ayala como el rector que puso en marcha el proceso para crear los estudios de Medicina y las bases del futuro Centro de las Industrias del Español. A medio año del final de su mandato, que aspire o no a ser quien inaugure ambos es algo que debe meditar aún y que decidirá tras el verano. 

Recientemente se ha celebrado en Logroño el Congreso de Dialnet Global, una de las puntas de lanza de la proyección del campus riojano, si no la que más. Ya consolidada como la gran base mundial de artículos científicos en español, ¿dónde está el próximo reto de Dialnet?

Tiene varios retos. Somos la mayor base de trabajos, como artículos o tesis, en español, pero todavía tenemos retos. Uno es crear un portal interuniversitario de ciencia donde se reúnan todos los científicos de España y de Iberoamérica, en el que tengamos toda la producción científica. Otro reto importante es profundizar en la internacionalización de Dialnet. En Iberoamérica tenemos aún mucho que hacer y estamos trabajando con más de veinte universidades, aunque puede haber muchas más. La idea es que Dialnet no sea una simple base de datos, un repositorio, sino que utilizando algoritmos de inteligencia artificial genere conocimiento que sea posible utilizar por los distintos agentes del sistema de la ciencia. 

Usted ha dicho que la ciencia en español debe de ser una palanca para el desarrollo económico y social. ¿Hay ya resultados tangibles, ejemplos de esa traslación de conocimiento a la economía regional?

A nosotros nos gustaría que las publicaciones en español tengan validez a la hora de evaluar el sistema o al personal investigador. Todos sabemos que actualmente la lengua científica es el inglés y nosotros estamos trabajando para que el español tenga mucha más fuerza.Hay seiscientos millones de personas hablando español. El español es un motor de desarrollo y cuanto más consigamos publicar en nuestro idioma, mejor. Estamos intentando que haya más personas que vengan a La Rioja a estudiar y a formarse en español y eso dinamiza la economía, porque tienen que alojarse, comer e ir a los bares y restaurantes. Pero además, la inteligencia artificial y el procesamiento del lenguaje natural son también una industria con mucho potencial. 

La inteligencia artificial abre un campo de desarrollo enorme, pero también tiene sombras. ¿Le preocupa que haya alumnos que la utilicen de forma fraudulenta con trabajos hechos totalmente por la IA?

Existe esa preocupación. Nosotros estamos en contra y perseguimos cualquier tipo de fraude. Estamos en una institución que siempre defenderá los derechos de autor. Tenemos que aprender lo bueno de la inteligencia artificial e intentar que eso que se ha dicho tanto de que sirve para que los alumnos copien y no trabajen, cambie. Hay que incorporar la inteligencia artificial en nuestro día a día y aprovecharnos de sus ventajas para cambiar nuestros métodos de enseñanza y nuestra forma de trabajar. El avance de la inteligencia artificial es imparable y va a ayudar mucho al desarrollo del país y en la educación. 

Sin dejar el ámbito tecnológico, hay una reivindicación casi permanente, incluso con cierto tono de reproche, de la patronal riojana del sector TIC que reclama más plazas de ingenieros informáticos en la universidad, por la alta demanda en las empresas. ¿Por qué no se atiende esa petición?

No es que no se atienda. Nosotros estamos para intentar cubrir las demandas que tiene la sociedad. La Universidad no puede vivir de espalda a las demandas del tejido productivo y de las instituciones, que son las que la sustentan. Pero también hay que entender que los recursos son limitados, que España es un distrito único y que nosotros solos no podemos arreglar el problema de la demanda que hay de ingenieros informáticos o de médicos, por ejemplo. En ese equilibrio necesario, es verdad que hay una demanda, pero nos cuestionamos si el incremento de plazas soluciona el problema. Me preocupa que invirtamos recursos para no conseguir los objetivos de nuestras empresas. ¿Nuestros egresados se quedan en La Rioja o no? Deberíamos abordar el problema de forma conjunta: quizás nosotros tengamos que incrementar las plazas, pero también las empresas deben hacer algo para que los egresados se queden en La Rioja. Los recursos son los que son y tenemos que apostar dónde ponerlos.

Otro ámbito con gran demanda de plazas es Enfermería. ¿Para el próximo curso se ampliará la oferta a 120 plazas de nuevo ingreso?

Para hacer cualquier cambio hay que contar con el beneplácito de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad (Aneca). Lo que hay que hacer es mostrarle a Aneca que seremos capaces de incrementar las plazas y que tendremos profesores que atenderán a los alumnos y que hay espacios físicos suficientes. Eso ya lo hemos hecho, creemos que la memoria está suficientemente fundamentada y que no habrá ningún problema. Creo que en el nuevo curso serán 120 los alumnos que empezarán.

La gran apuesta de futuro es Medicina. Dando por hecho la complejidad que entraña montar una facultad como esa, ¿se atreve a dar una fecha para el inicio de esos estudios?

Quiero ser prudente y no me atrevo a dar un plazo. Lo que puedo decir es que estamos trabajando mucho y de manera coordinada con el Gobierno de La Rioja, que es un poco el que al final tiene que poner los recursos. Hemos creado una comisión mixta que se reúne prácticamente cada semana, porque es algo muy complejo. Tenemos que ejecutar la construcción de un edificio, que además no es un edificio normal, porque tiene que responder a las demandas del grado de Medicina que queremos que sea vanguardista y  que tenga en cuenta la tecnología y esas habilidades que a veces decimos que les faltan a los médicos; que aprendan a dar una mala noticia o a protegerse a ellos mismos. La comisión trabaja ya en los dos planes abiertos, el edificio y el plan de estudios que hay que enviar a la Aneca. Creemos que el año que viene habremos podido enviar el grado a la Aneca para que lo evalúe y lo certifique y a partir de ahí, si el edificio está, podríamos empezar. Y esperamos que Aneca no ponga pegas.

¿Sería factible tenerlo en el curso 2026-2027?

Yo creo que podría ser factible. Que el grado esté aprobado por Aneca creo que sí; faltaría que esté el espacio físico. Creo que puede ser factible, pero con todos esos condicionantes que menciono.

¿La ubicación en el parking del CIBIR es definitiva? Hay quien defiende que tendría más sentido ubicarla junto a Enfermería, en el solar del antiguo hospital San Millán.

La opción que maneja la comisión es que sea en el CIBIR, pero no es incompatible con hacer algo en el edificio contiguo a la Facultad de Ciencias de la Salud (Enfermería). Creemos que los alumnos, a medida que van pasando los años de formación tienen diferentes necesidades. La idea es que el edificio que se va a hacer al lado del CIBIR lo ocupen los alumnos de tercero y cuarto, que tienen que estar ya mucho más en contacto con en el hospital y los pacientes. Eso es algo que estamos barajando, pero creo que el edificio emblemático será al lado del CIBIR.

O sea, ¿se contempla que haya otras dependencias junto a Enfermería?

Debemos hacer edificios polivalentes, porque también los del grado de Enfermería necesitan laboratorios y quizá haya que ver cómo conseguimos que puedan convivir en determinados años alumnos de Medicina con los de Enfermería utilizando los laboratorios. No es que haya dos sedes, porque la sede será una.

El gran esfuerzo económico que requerirá esa nueva facultad, ¿puede lastrar la financiación de otras áreas del campus?

No. Esto es algo que hemos consensuado desde el momento cero. El campus no puede verse lastrado porque haya un nuevo edificio y un nuevo grado. Es al revés, se trata de sumar, de hacer un campus en el que quepan más alumnos de diferentes especialidades, pero el acuerdo es que el campus tiene que seguir revitalizándose y que los otros grados si necesitan ser reformados no tendrán ningún problema de financiación. Lo tenemos muy claro el equipo de Gobierno de La Universidad y el Gobierno de La Rioja. Los grados funcionan bien y no podemos hacer algo que vaya en contra de eso. El Gobierno va a poner la financiación para mantener la Universidad como está y con las necesidades que tenga y, además, el grado de Medicina.

¿Es suficiente la financiación que recibe la UR del Gobierno regional?

Como rector siempre quieres más, porque ves que hay necesidades. Estamos trabajando con el Gobierno para, de acuerdo con nuestro plan estratégico, definir una financiación a cuatro años y que dibuje por dónde va a ir la Universidad en ese periodo. Estamos negociando esa financiación plurianual para las necesidades del día a día y además un programa específico para infraestructuras. No podemos hacer docencia e investigación de calidad si las infraestructuras se quedan obsoletas.

La Aneca echó atrás el grado de Lingüística Computacional y Tecnología del Lenguaje. ¿Es recuperable?

No nos damos por vencidos, porque sabemos que Aneca rechaza grados continuamente y porque creemos en el grado, que se está reformulando con los aspectos que la Agencia considera. Cuando haces un grado nuevo no siempre es fácil que sea comprendido. Aunque a priori la computación y la lingüística parecen áreas separadas, queremos unirlas porque hay un futuro importante ahí. Es un grado novedoso que nos interesa mucho y que tiene futuro y responde a la demanda de las empresas de nueva tecnología. Esperamos que pueda estar en marcha incluso antes que el de Medicina.

¿Construir un nuevo edificio para el Centro de las Industrias del Español ha sido más en empeño del Gobierno de La Rioja o de la propia UR?

Es un empeño compartido. Desde hace unos ocho años, cuando se acabó la cuarta ala del Centro Científico Tecnológico, no se ha hecho ningún nuevo edificio y la Universidad de La Rioja ha crecido mucho en investigadores, docentes, grados y postgrados. De alguna manera hay demanda de espacios. Con los fondos Next Generation y el PERTE de la Nueva Economía de la Lengua, tanto el Gobierno de La Rioja como la Universidad llegamos a la conclusión de que hacía falta un nuevo edificio que pueda albergar diferentes áreas y creo que será muy positivo. No solo albergará lo que tiene que ver con la nueva economía de la lengua o el lenguaje computacional o con lo que hace Dialnet, sino que aprovecharemos para que responda a otras necesidades del campus.

¿Qué otras necesidades serían esas?

Todo lo que tenga que ver con lo que hemos llamado industrias del español; temas relacionados con emprendimiento, lenguaje computacional... Y alrededor de esto hay temas relacionados con la lingüística, la historia y la economía. Y probablemente vaya ahí también un lugar de encuentro de todos los universitarios, un espacio en el que se puedan reunir más allá de 200 personas y que permita hacer congresos.

Ya que será un nuevo inmueble que se levantará junto al Quintiliano, ¿qué planes tienen para el viejo edificio de Corazonistas?

Han pasado trece años desde que el edificio Corazonistas fue cedido a la Universidad de La Rioja y aún no se ha encontrado una solución, porque no es fácil. Desde que estoy en el Rectorado he tratado de buscar un destino y lo hago de forma callada. No es sencillo, porque debe responder a necesidades del campus; y a la relación coste-beneficio. Algunas soluciones se me ocurren, pero hasta que no están maduras no puedo llevarlas al Consejo de Gobierno.

¿Se mantendrán sus fachadas?

Depende del uso, pero, a priori, mi opinión personal es que sería interesante mantener la fachada principal, aunque detrás se puedan hacer otras cosas. 

El sector del vino no atraviesa por un buen momento. ¿Se puede aportar luz desde el ámbito universitario, que tiene estudios de Enología y participa en el ICVV, a la incertidumbre que aqueja al Rioja?

La economía riojana no es solo el sector del vino, pero es cierto que es una parte importante de nuestro desarrollo económico, como también puede ser el español, los muebles, el calzado, etcétera. La Universidad está haciendo lo que tiene que hacer; aporta soluciones desde el punto de vista científico y tecnológico. Debemos estar cerca del tejido productivo para traspasarle las investigaciones. Tenemos desde un grupo muy importante que trabaja en agricultura de precisión, que puede conseguir que los costes de producción de uva sean más baratos, hasta grupos de marketing que están trabajando en cómo comercializar más y mejor el vino y penetrar en nuevos mercados. Pero esto hay que hacerlo de la mano del sector con formación y transferencia del conocimiento.

La UR ampliará el campus con ese nuevo edificio para el Centro de las Industrias del Español y muy cerca la UNIR proyecto su segunda sede. ¿Ese acercamiento físico va acompañado de una mejoría en las relaciones de vecindad entre ambas?

El acercamiento no depende de lo cerca o lejos que estemos. Pero efectivamente se ha producido un acercamiento, porque somos vecinos universitarios y hay un respeto mutuo; hablamos y podemos debatir cosas que nos interesan. Es una relación de respeto institucional, que es algo que nunca debió de romperse. Es verdad que nosotros seguimos defendiendo, por la vía del diálogo, que hay que respetar la marca de la Universidad de La Rioja y creo que ellos no juegan a confundir. En los últimos años nos hemos acercado y ahora hablamos y nos respetamos.

La acampada solidaria con Palestina en el campus ¿es reflejo de inquietud en la comunidad universitaria con lo que ocurre fuera de su entorno?

Respetamos la libertad de expresión, siempre que se respete la posición de los otros. Siempre hemos defendido que los conflictos no se deben solucionar por la vía de la guerra, sino con el diálogo y el respeto al derecho internacional y los derechos humanos. Nosotros estamos por la paz y por eso aquí ondea una bandera blanca con el logotipo de la Universidad, que seguirá ahí hasta que desaparezcan todos los conflictos; ojalá un día la pueda arriar.

A poco más de medio año de que finalice su mandato como rector, ¿se plantea optar a la reelección?

Seis meses son mucho tiempo. Es una decisión que hay que meditar. Hay proyectos que me gustan y cosas que me gustaría seguir empujando. Después del verano creo que tendré una idea más clara. En cualquier caso, esto es una experiencia maravillosa que tiene muchas más luces que sombras.