El Grupo de Delitos Tecnológicos de la Jefatura Superior de Policía de La Rioja ha detenido a dos personas en Lérida y ha investigado a otras seis en distintas localidades del territorio nacional, en concreto en diferentes localidades de la Comunidad de Madrid y Valencia, como presuntos autores de diversos delitos de extorsiones a varios ciudadanos de Logroño, informa Europa Press.
Todos los casos investigados, cometidos a través de Internet, no guardan relación entre ellos, pero tienen nexos comunes en cuanto al modus operandi. Por todos ellos, los implicados llegaron a obtener un beneficio de 20.000 euros, según informan fuentes policiales en un comunicado.
Las víctimas denunciaron dichas extorsiones en la Jefatura Superior en diferentes fechas, todas ellas cometidas a través de Internet. El 'modus operandi' comenzaba con los autores contactando con sus víctimas a través de redes sociales o páginas de citas y contenido para adultos.
En ellas, se hacían pasar por supuestas mujeres que buscaban un acercamiento íntimo y les solicitan vídeos e imágenes de índole sexual que identifiquen a las víctimas a las que contactan.
Todas estas conversaciones se producían por mensajería instantánea tipo Telegram y Whatsapp y por mensaje directo, para ganarse, de esta forma, su confianza a través de conversaciones y contenido falso que envían.
Igualmente, los autores enviaban fotos y vídeos de mujeres desnudas que pertenecían a plataformas de contenido sexual y que, en ningún caso, se trataba de las propias interlocutoras que, en realidad eran hombres de mafias especializadas en este tipo de extorsiones que están constantemente buscando víctimas.
Una vez que poseían material íntimo suficiente de sus víctimas, pasaban a la extorsión y remitían mensajes desde teléfonos en el extranjero o desde las propias redes sociales en los que amenazaban con publicar el contenido si no pagaban cantidades de dinero.
También se hacían pasar por supuestos "proxenetas" y les amenazaban con llevar a cabo agresiones físicas. Exigían una cantidad inicial y después continuaban solicitando dinero hasta que la víctima ya no podía pagar más dinero.
Una vez que se realizaban los pagos, a través de sistemas de envío electrónico de dinero, los cuales permitían realizar transferencias rápidas desde países de América del Norte y Europa (EE. UU., Reino Unido, Canadá, Francia, Italia, España e Irlanda) a países de África, Asia y América.
También pedían a sus víctimas que comprasen tarjetas de prepago electrónicas que luego impidan su rastreo posterior o se valen de cuentas bancarias abiertas en el extranjero.
OTRA DE LAS FORMAS DE PAGO.
Otra de las formas de pago empleadas es a través de aplicaciones, siendo la más conocida Bizum, valiéndose de personas que con conocimiento o sin ello, reciben dinero que luego transfieren a terceros pertenecientes a la organización o destinan a la compra de criptomonedas.
Sobre este método de pago, la Policía Nacional quiere advertir que, a veces, los autores se valen de personas (llamadas mulas) a las que captan con la excusa de presuntas inversiones en criptomonedas y que se prestan a recibir dinero sin saber que proviene de estos hechos delictivos.
Este tipo de delitos suelen ser frecuentes, aunque muchos de ellos no son denunciados debido al miedo que la víctima sufre por las amenazas recibidas si no pagan y sienten vergüenza por tener que denunciar hechos de índole sexual.
Los extorsionadores exigen todo el dinero posible hasta que la víctima ya no puede más y acude a una Comisaría a denunciar.
Ante este tipo de casos se recomienda no pagar ni ceder ante las amenazas ya que, en casi todos los casos, los autores son personas desconocidas que se aprovechan de la situación de vulnerabilidad en la que queda la víctima; se encuentran a cientos sino miles, a cientos de kilómetros y lo único que persiguen es obtener la mayor cantidad de dinero posible.
Además, el hecho de pagar no implica que no publiquen los contenidos íntimos, hecho que ocurre por lo que se recomienda avisar al entorno personal de esta situación y compartirlo con las personas más cercanas y, después, denunciar el hecho.