La futura residencia estudiantil choca con el recelo vecinal

G.B.
-

Tres comunidades de Calvo Sotelo que lindan con el antiguo solar de Adoratrices, en Juan XXIII, denuncian que el proyecto del edificio que se levantará incumple varias normas urbanísticas y perjudica a sus edificios

Tres comunidades de vecinos cuyos edificios (a la derecha) lindan con el solar han presentado alegaciones. - Foto: Óscar Solorzano

El proyecto de residencia de estudiantes que la empresa Global Gemina promueve en el solar aledaño al colegio Adoratrices, en la calle Juan XXIII de Logroño, comenzó con mal pie por el derrumbe del antiguo edificio cuando estaba rehabilitándose y que le costó la vida a un trabajador, y se topa ahora con los reparos de tres comunidades de vecinos cercanas, que alegan que vulnera la normativa urbanística.  

Entre los incumplimientos que denuncian en sus alegaciones, los vecinos de los portales 16, 18 y 20 de la  calle Calvo Sotelo argumentan que sus edificios de viviendas, que lindan en sus fachadas traseras con el solar, sufrirán «un claro perjuicio» con la residencia de estudiantes proyectada. En los escritos que han presentado en el Ayuntamiento ante la tramitación de la licencia de obras, aseguran que no se cumple el estudio de detalle aprobado en su día para permitir la construcción de la residencia, en el que se indicaba que sus casas mejorarían sus condiciones de iluminación y ventilación por la «ampliación del retranqueo medianero».

En uno de los pliegos de alegaciones, los vecinos apuntan que pese a que el estudio de detalle definía un patio de parcela que dé luces al nuevo edificio y mejore la salubridad de los bloques de viviendas colindantes, el proyecto presentado no cumple las dimensiones que establece el Plan General Municipal como fachada o patio de parcela. 

También denuncian que se incumple la distancia de los ejes de las ventanas a la medianera y el número de plazas de aparcamiento, que deberían ser 31 en vez de las 24 previstas, para cumplir con las 137 camas de la residencia.  

También aducen que el proyecto no ha sido presentado al Colegio de Arquitectos para ser visado y que la superficie descrita no coincide con la catastral, al tiempo que se quejan de que la empresa no ha cumplido con los compromisos que adquirió con ellos cuando se derrumbó el viejo edificio, pese a la colaboración que brindaron los vecinos, que incluso se vieron obligados a desalojar sus casas en dos ocasiones. Entre esos incumplimientos están la reparación de daños en patios y fachadas o el pago de los gastos que tuvieron al tener que realojarse en hoteles tras el desalojo por el derrumbe del edificio. 

 

Sin ala oeste a cambio de una altura más 

Una solución que plantea en sus alegaciones una de las comunidades vecinales, que según dice admitía el Ayuntamiento, es modificar el estudio de detalle de manera que se eliminase el ala oeste de la futura residencia, el que más se acerca a las traseras de los edificios de viviendas, a cambio de que el futuro edificio estudiantil tuviera una altura más en la parte que da a Juan XXIII. Consideran que dado que esa ala se derrumbó y ya no existe, no tiene sentido ya edificarla.