Sandra Marcos es la delegada de la Asociación de Endometriosis (ADAEC) en La Rioja pero también es una mujer que sufre endometriosis desde hace mucho tiempo. Cuenta que los médicos le diagnosticaron esta enfermedad en el 2013 cuando acabó en urgencias por un neumotórax.
Estuvo un mes en el hospital San Pedro y le operaron tres veces tratando el neumotórax pero «el pulmón no terminaba de volver a su sitio y ponerse bien», indica. Le volvieron a abrir y comprobaron que el diafragma lo tenía perforado «como un colador». Ahí fue cuando le dijeron que padecía endometriosis.
Las operaciones no terminaron porque la unidad de ginecología tuvo que meterla en el quirófano por un problema pélvico derivado de esta enfermedad. Y más adelante tuvo que regresar a urgencias porque «nadie me había tratado la endometriosis del intestino hasta ese momento, lo que me provocó una obstrucción intestinal y me tuvieron que quitar parte del intestino».
El resumen es que Marcos ha pasado ocho veces por el quirófano debido a su endometriosis pero si hubiera habido una unidad multidisciplinar no hubiera pasado.
La endometriosis es una enfermedad «muy dura» psicológicamente. Recuerda que cuando se despertó de una de las operaciones le dijeron que le habían ligado las dos trompas de Falopio, así que no iba a poder ser madre de forma natural. «Es una enfermedad que te da muchos golpes en muchos años», lamenta.
La parte positiva es que Marcos es una mujer fuerte que no ha sufrido tantos problemas psicológicos porque ha sabido aceptarse. «Se que es una enfermedad que tengo pero hay otras personas que tienen otros problemas», señala.
El aspecto negativo es que es una enfermedad que le provoca dolores diarios. «Tengo un neumotórax permanente en la parte derecha, lo que me complica hacer deporte. También tengo cicatrices en el cuerpo y adherencias dentro de mi cuerpo debido a tantas operaciones», apunta. «Aunque tengo suerte y no voy en silla de ruedas y puedo seguir trabajando», concluye.