Junto a sus hermanos Lidia y Jorge, representa la quinta generación al frente de Bodegas Lecea, vinificadora sanasensiana que ha sobresalido por sus iniciativas enoturísticas. Esta empresa familiar es una de las referencias de las políticas turísticas asociadas al mundo del vino hasta el punto que los usuarios de Tripadvisor, posiblemente el mayor prescriptor de tendencias, la sitúan bien arriba en sus preferencias.
Estela Lecea (San Asensio, 1992) está al frente del impulso de una firma apegada a la tradición. En sus cinco cuevas centenarias (el Barrio de las Bodegas riojalteño cuenta con más de 300 cavas subterráneas) envejecen los caldos que, con mimo, elaboran los Lecea desde los 80.
Licenciada en Publicidad y Marketing, además de ser copartícipe de las distinciones recibidas en los últimos años por Bodegas Lecea (Mejor ExperienciaEnoturista y Premio de Arquitectura en The Best of Wine Tourism, entre otros), Estela ha hecho sus pinitos entre barricas.
En 2023 dio a conocer una edición de autor, 100% garnacha, que lleva por nombre Parábolas para volar, vino que llegó acompañado de un libro homónimo y que es el resultado de su experiencia en Suramérica (2016-17), adonde llegó tras año y medio residiendo en Londres. Este debut enoliterario es «el vuelo de un viaje hecho vino» que le ha permitido volar bien lejos pues pudo ser presentado en Miami.
Aunque Parábolas para volar es un caldo cien por cien riojano, tiene espíritu aventurero: «Siempre quise hacer un vino con alma viajera». Su debut enológico se decantó con uvas shiraz y pinot noir, «con las que hice un vino en Chile», país en el que vivió durante año y medio. Además de empaparse de la viticultura del Nuevo Mundo -trabajó para la Bodega Kingston Family Vinyard-, «diferente a la nuestra porque los viñedos son más grandes y mecanizados», la mediana de la saga aprovechó su estadía para conocer el subcontinente americano. Su libro, dividido en cinco capítulos, recopila esta experiencia viajera.
Primero, como recoge en el capítulo El viaje que leía, visitó Argentina y Uruguay, antes de echar raíces en Chile. «Viví en la zona de Valparaíso, una ciudad bohemia, pintoresca, preciosa. Es sorprendente lo cerca que está del océano y de los Andes», rememora. Un país con forma de pluma reúne sus vivencias en el país de Neruda. El capítulo Tu llegada está dedicado a su pareja, Eduardo Cuesta, «que me acompañó en este viaje» mientras que la cuarta y última sección suramericana (Pal Norte) «es mi cuaderno de viaje por Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia». El libro, que se puede paladear, se cierra con Mi cuna, exaltación «de los paisajes, de las costumbres y del folclore, de lo que significa vivir en La Rioja».
Porque Estela, como sus hermanos y su pareja, están muy apegadas a sus raíces hasta el punto que el pasado año pusieron en marcha el programa Planeta Pueblo, «iniciativa que trajo a La Rioja a diez turistas de distintas partes del mundo para conocer no solo la Batalla del Clarete sino el resto de tradiciones que nos hacen singulares». La propuesta nace con vocación de continuidad «y en este 2025 la repetiremos para dar a conocer la forma de vida y las tradiciones de otros lugares riojanos», se despide una apasionada de la viticultura, de los viajes, del bon vino y, por supuesto, de la buena literatura.