"La IA no será inteligente si no tiene en cuenta a todos"

Gustavo Basurto
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Su exitosa carrera profesional y deportiva han hecho al jarrero Fernando Riaño, director de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de la ONCE, acreedor del título de Riojano Ilustre. Riaño analiza avances y retos en el campo de la discapacidad

Fernando Riaño. - Foto: Grupo Social ONCE

La integración de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad es una carrera de fondo. Y en eso Fernando Riaño Riaño (Burgos, 1976), directivo de la ONCE y con discapacidad visual severa, es un ganador nato. Pocas personas, o más bien ninguna, han sido como él, junto a sus compañeros de tándem Javier  García, Jesús y Darío como guías, campeones del mundo de triatlón cross y de duatlón larga distancia, y de la Copa del Mundo de triatlón para personas con discapacidad en seis ocasiones. Si el palmarés deportivo abruma, el currículum académico y profesional no va a la zaga. Riaño, distinguido este año por el Gobierno regional como Riojano Ilustre (se  crió desde pequeño en Haro, a la que considera su patria chica), es licenciado en Derecho y atesora amplia experiencia en puestos directivos en empresas en el ámbito internacional, antes de incorporarse a la cúpula de la ONCE, es autor de publicaciones sobre reputación, gobernanza y sostenibilidad, presidente de la agencia de noticias Servimedia y vicepresidente de la Unión Mundial de Ciegos.  

El 9 de junio recogerá en San Millán el título de Riojano Ilustre. Para usted no es nuevo recibir re premios. ¿Siente como algo especial este que le otorgan en su tierra?

Es un honor inmenso, aunque inmerecido, porque hay muchísimas personas acreedoras de este reconocimiento con más méritos y capacidades. Pero quiero ser agradecido con de dónde viene uno, con quien nos ha traído hasta aquí y con quienes han tenido la generosidad de pensar en mí. Esto va más allá de un reconocimiento, porque tiene que ver con mi tierra, con mi infancia, mis orígenes y con mi vida. Para mí San Millán es un espacio mítico y mágico que evoca muchas cosas, sobre todo, parte de lo que significa mi tierra y el origen que uno tiene. 

Como tantas personas con discapacidad, habrá tenido que afrontar desde pequeño dificultades añadidas. Al ver lo conseguido, ¿su sensación es agridulce o de satisfacción?

De optimismo razonado y razonable. Hemos avanzado muchísimo y tanto España como La Rioja somos un referente para muchas cosas, pero si miramos hacia adelante, tenemos grandes retos que afrontar y barreras que salvar. Lo que es bueno para una persona con discapacidad es bueno para toda la sociedad, para una persona mayor, para alguien con una movilidad reducida o temporal o para una mamá o un papá que van con un carrito de niño y no pueden pasar por una acera, porque no es accesible. Tenemos la suerte de tener en España organizaciones como la ONCE , el Cermi o el Comité Paralímpico. Gracias al trabajo de tantas personas, vivimos en un entorno mucho mejor que de dónde estábamos, pero tenemos todavía grandísimos retos.    

Dígame alguno de esos retos.

Estamos muy cerca de las elecciones europeas y una persona ciega no puede votar con autonomía, aunque las soluciones tecnológicas existen gracias a que las organizaciones de discapacidad han tenido que dar soluciones. 

Usted tiene un currículum académico, profesional y deportivo envidiable. ¿Aún así, se topa con comportamientos discriminatorios?

Me encantaría decir que no, pero la realidad es que sigue habiendo situaciones que no solo van en contra de varios artículos de la Constitución, del Estatuto de los Trabajadores o de cualquier norma de nuestro ordenamiento jurídico, sino en contra del sentido común. Todavía hay personas con discapacidad que tienen dificultades para acceder a la función pública o a una formación de manera normalizada porque los contenidos no son accesibles; o familias que se encuentran con muchas barreras de la integración social y laboral. Si entre todos nos ponemos de acuerdo, esto se puede solventar, porque la tecnología existe y también la razón humana. Afortunadamente estamos en un país que ha desarrollado soluciones que son referencia para otros. Mi sensación es que una persona con discapacidad tiene que hacer mucho más para llegar al mismo punto. 

Si las soluciones tecnológicas existen y hay conciencia social, ¿dónde está el escollo para que aún no hayan desaparecido esas barreras?

Aquí hay una oportunidad para que desde la perspectiva de las políticas públicas y la colaboración desde el ámbito privado demos respuesta a un reto que tiene que ver con más de cuatro millones setecientos mil ciudadanos y sus familias. Hay un tema de conocimiento y de querer resolver estos retos que nos hacen mejor como país y que suponen una ventaja competitiva desde el punto de vista tecnológico y en términos de innovación y de empleo. Resolver estas cuestiones es responsable y rentable. En España tenemos conocimiento, experiencia y capacidad. Aquí vienen a conocer la realidad del Grupo Social ONCE, los avances en materia de legislación con el Cermi o el modelo de gestión del deporte paralímpico. Ahí tenemos la oportunidad de liderar la agenda a nivel mundial. Aparte de cuestiones que tienen que ver con los derechos y la dignidad tiene que ver también con la rentabilidad.

¿Las políticas de eliminación de barreras a la discapacidad pueden ser un factor de desarrollo económico?

Sin duda. Todo lo que se haga por mejorar las condiciones de un entorno urbano o rural en el ámbito de la accesibilidad es otro elemento de oportunidad para fijar población, porque si un entorno no es accesible tenemos un handicap para que una persona pueda estar en su pueblo o en su ciudad. Y si una plataforma no es accesible está dejando fuera a muchas personas de la educación, la formación y el acceso a muchas cosas.        

Usted conoce bien el mundo de la empresa privada y trabaja en la ONCE. ¿Parte del éxito de la organización está en una concepción empresarial de su gestión?

El reconocimiento que tiene el Grupo Social ONCE tiene que ver con las personas, con la dignidad, la capacidad y la autonomía. Y con entender que es más importante la capacidad de las personas que su discapacidad. Y con una gestión eficiente de los recursos y un concepto orientado hacia la autonomía de las personas, con una trayectoria de más de 85 años. El éxito tiene que ver también con una atención personalizada, facilitando la educación y la formación y pensando en el empleo. Lo que cambia la vida de las personas es el empleo. Y aquellas mujeres y hombres ciegos de los años 40 que pusieron en marcha la ONCE, que renunciaron a una pensión por querer trabajar y ser uno más en la sociedad, son la mayor inspiración para seguir ese ejemplo hoy, con más de 73.000 personas en plantilla y más de 20.000 vendedores con discapacidad.    

En España, donde el desempleo es un problema endémico, las cosas han mejorado algo. ¿También para las personas con discapacidad?

Si vamos a los datos de empleo, vemos que España sigue siendo el gran reto y que hay un gap importante y una situación preocupante, pero si vamos a las personas con discapacidad, este es el gran reto. Sigue habiendo una distancia importante entre personas con discapacidad y sin discapacidad desde el punto de vista del empleo. Los retos principales son el empleo, la formación y la accesibilidad.  

¿Es factible que pensar personas con limitaciones visuales puedan acceder a profesiones que aún hoy prácticamente les están vetadas?

Tradicionalmente han existido algunos mitos y barreras culturales que tienen que ver con el desconocimiento. Como sociedad, en general, hemos pensado que las personas con discapacidad no podían formarse ni posibilidad de ocupar puestos de responsabilidad. Eso es un mito cada vez más superado; lo que es una realidad es que cuando se confía en una persona con discapacidad y tiene la oportunidad profesional de estar en un entorno acorde con su formación, su experiencia y su conocimiento el desempeño es un éxito. Hay casos recientes, como el primer fiscal ciego en España o eminentes investigadores con gran discapacidad que forman parte del CSIC en ámbitos como la biología y la astrofísica y personas con responsabilidad en todos los ámbitos.  

En política se establecen cuotas de género. ¿Debería hacerse lo propio con las personas con discapacidad?

Yo diría que un paso pendiente, por desgracia, es que se cumpla la ley. En España tenemos la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad, que data de 1982, que obliga a las empresas de más de 50 trabajadores a incorporar a su plantilla al menos un 2% de personas con discapacidad o el 5% en el ámbito público. En muchos casos, el dato es que no hay dato o que hay un incumplimiento manifiesto. Un informe reciente dice que más del 50% de las empresas obligadas a cumplir esta normativa no lo cumplen. Aquí hay una buena oportunidad de la creación de empleo y de la rentabilidad para las políticas públicas. 

¿Qué le pediría a los políticos para solventar esa laguna?

Lo primero de lo que hablaría es de concienciación y querer hacer cosas para seguir avanzando. Si se cumple la ley, podríamos avanzar muchísimo desde el punto de vista de la generación de empleo de las personas con discapacidad. Y esto es una realidad plausible pero posible. El hecho de que una persona con discapacidad esté trabajando tiene un efecto multiplicador e inspirador, de ejemplo en su entorno. El empleo cambia la vida de las personas con discapacidad, pero también la percepción de la sociedad en general. 

 

Para lograr empleo de calidad se requiere formación. ¿Está preparado el sistema educativo para atender a escolares con discapacidad?

En 2022, el 35,3% de las personas de 16 a 64 años con discapacidad eran activos, 42,7 puntos inferior a la de la población sin discapacidad. Y la tasa de empleo de las personas con discapacidad fue del 27,8%, frente al 68,1% para las personas sin discapacidad. Casi el 30% de las personas con discapacidad se encuentra en una situación de pobreza o exclusión social, 10 puntos más. Y solo el 30% de las personas con discapacidad consigue un título de enseñanza superior, frente al 43%  del resto. Todo empieza por la educación y continúa con la formación. Cuando uno tiene acompañamiento, recursos y oportunidad, sale adelante.  Hay un aprendizaje y un camino marcado y una oportunidad como sociedad de entender la diversidad y la inclusión como elemento de ventaja competitiva y riqueza para las aulas.

La vivienda un problema social por los altos precios del alquiler y la escasa oferta. ¿Para las personas con discapacidad hay dificultades añadidas para acceder a una casa?

La accesibilidad afecta a todo, al transporte público, al entorno físico construido, al digital y a la vivienda. Durante la pandemia, se escuchaba a muchas personas quejarse de que llevaban mucho tiempo confinados; otras, decían que llevaban casi toda la vida confinados, porque si entran a su casa no pueden salir y si salen no pueden entrar. La accesibilidad de la vivienda no solo afecta a personas con discapacidad, sino también a personas mayores o con movilidad reducida temporalmente. Es un tema de sentido común, de dignidad y de derechos y un asunto no resuelto. Afortunadamente se ha avanzado en materia normativa gracias a entidades como el Cermi, pero el gran reto es que se cumpla la ley.  

También está la cuestión de la nueva movilidad en las ciudades, que va ligada a la sostenibilidad. ¿Se están haciendo bien las cosas para que los municipios sean accesibles?

El envejecimiento de la población en el ámbito rural tiene mucho que ver con los retos que se plantean desde el ámbito de la accesibilidad. Se habla mucho de smart city, pero un pueblo o una ciudad no pueden ser inteligentes si no son accesibles para todos. Un plan director de accesibilidad debería estar presente en la agenda de todos los municipios y la accesibilidad es otro elemento para atraer población en el medio rural.  

En las ciudades hay semáforos con sonido, rebajes de bordillo, cada vez más ascensores a piso llano y rampas de acceso en los edificios. ¿Dónde sigue habiendo barreras?

Decía un entrenador de fútbol que desde que se inventó la excusa no existen los fracasos. Cuando las cosas se quieren hacer, se solventan, y cuando nos damos cuenta de que esto es un beneficio para todos, se soluciona. Un ejemplo pueden ser las aceras o un parque en el que no todo el mundo puede estar. O las convocatorias electorales, en las que sigue habiendo personas que no pueden entrar a su colegio electoral a ejercer su voto, porque el entorno o el proceso de votación no es accesible. Ojalá estas elecciones europeas sean las últimas en las que las personas ciegas no pueden votar de manera autónoma. 

Vivimos en la vorágine tecnológica y la expansión de la inteligencia artificial. ¿Cómo imagina que será el futuro para las personas con discapacidad con ese campo que se abre?

Me lo imagino mejor, porque si no somos capaces de mejorar, con las capacidades tecnológicas que tenemos, será culpa del ser humano. Pero me imagino un futuro mejor en el que estemos todos incluidos. Y la inteligencia artificial no será inteligente, será otra cosa, si no tiene en cuenta a todos. Hay ciertos algoritmos, y desde el ámbito de la discapacidad estamos trabajando en este asunto, que son excluyentes o que tienen ciertos sesgos al realizar procesos de selección o de interpretación, de dicción o elección de soluciones. 

Por su trayectoria profesional, conoce bien el mundo de la reputación y la estrategia empresarial; y como jarrero no le sonará extraño el mundo del vino. El Rioja atraviesa momentos de incertidumbre. ¿Cree que se sobrepondrá a una crisis que algunos ven temporal y otros estructural?

No soy experto en esto, aunque lo sigo con interés casi a diario. Como marca de región, de territorio y de producto, tenemos lo más importante. El activo más importante de cualquier organización o marca es la reputación, que cuesta mucho conseguir y poco o nada perder. También aquí hay oportunidades desde la perspectiva social en general y de la discapacidad en particular. Pero confío plenamente en los grandísimos profesionales que hay para dar respuesta a los retos del mercado de manera puntual, estructural y de futuro, que creo que pasa por la innovación y por cuidar esa reputación.  

Hay otro debate intenso en la región sobre el déficit de infraestructuras de comunicación. ¿Hasta qué punto condicionan el futuro de La Rioja?

Sin ánimo de meterme en polémicas y discusiones, desde un punto de vista objetivo, conozco el tema porque cuando estudiaba la carrera en Pamplona me movía en autobús y tren y sé las dificultades que supone. Esto es una barrera desde el punto de vista de la accesibilidad y de las oportunidades de futuro. Ser un destino turístico accesible y para todos abre infinidad de oportunidades que si no abordamos con una mente abierta estaríamos perdiendo. Lo digo desde el punto de vista de los derechos de las personas, pero también desde el negocio. Un entorno turístico que no sea accesible, probablemente en poco tiempo deje de estar en el mapa, porque el perfil medio del visitante está cambiando muchísimo, desde el punto de vista de la edad e incluso de la discapacidad. No podemos ser una isla en la alta velocidad; o estamos en el mundo o estamos fuera. Me gustaría que quien quiera visitar La Rioja tenga frecuencias horarias para elegir y poder viajar en alta velocidad y eso sea una generación de oportunidades desde el punto de vista empresarial, turístico, de empleo y de futuro.

Como buen deportista, será una persona de retos. ¿Cuáles tiene en lo profesional y en lo deportivo?

En lo profesional, tratar de aprender cada día, lo que tiene que ver con la formación y el esfuerzo, y mejorar mi entorno. Ahora estoy a punto de entregar la tesis doctoral Management and Innovation. También estoy ilusionado porque en junio tendré la suerte de compartir una presentación y una clase en Harvard y seguiré hablando de La Rioja, de España y del Grupo Social ONCE. En lo deportivo, me gustaría ir al campeonato del mundo de triatlón y estamos entrenando para poder hacer una carrera de ultratrail por montaña. Para mí el deporte es una fuente de inspiración y una necesidad.