"Recopilar el trabajo de las crónicas es un tesoro cultural"

David Hernando Rioja
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El filólogo y escritor presenta hoy su libro Villavelayo en El Najerilla (1919-1961): crónicas, fotografías y ripios vilayos en el Centro Cultural Ibercaja. Cuenta la historia del pueblo a través de las crónicas de la revista El Najerilla

Óscar Robres, con un ejemplar de su libro. - Foto: Óscar Solorzano

La Rioja es una comunidad autónoma compuesta por 174 municipios. Uno de ellos es Villavelayo, ubicado en la sierra de la Demanda y perteneciente a las 7 Villas, enclavado en la comarca del Alto Najerilla. Uno de sus vecinos, Óscar Robres Medel (27/03/1979), ha publicado el libro titulado Villavelayo en El Najerilla (1919-1961): crónicas, fotografías y ripios vilayos.

Este filólogo hace un homenaje a la revista El Najerilla, que recopilaba crónicas de los pueblos de la zona con información útil para sus habitantes. Cuenta con orgullo la importancia que tuvo dicha publicación para la zona en aquellos años. La presentación será hoy  en el Centro Cultural Ibercaja de Logroño a las 19:30 horas. 

 

¿Cómo le surgió la idea de escribir este libro?

El pueblo de Villavelayo tenía una deuda con la revista El Najerilla, una vez que otros municipios ya habían sacado otros libros similares. Desde la asociación y el ayuntamiento del pueblo, nos embarcamos a recopilar todas las crónicas relacionadas con nuestro pueblo. Es un material precioso a nivel cultural, histórico y etnográfico para conocer realmente el pueblo en el momento en el que más vida tenía. Estamos hablando que cuando la revista se editaba entre 1919 y 1961, Villavelayo tenía más de 400 vecinos, mientras que ahora somos 40 censados, de los cuales, solo 20 viven durante todo el año. 

 

¿Villavelayo ha cambiado mucho en este tiempo?

El Villavelayo que se representa en el libro es muy diferente al que hay ahora. Antes había mucha más vida pero es cierto que había más pobreza, ya que era un municipio sin luz eléctrica, sin agua corriente y sin tantos servicios y beneficios como los que tenemos en la vida actual. Pese a esto, había mucha actividad ganadera, agrícola y cultural. El libro también cuenta con crónicas que tratan sobre la fiesta de Santa Áurea, la figura del cachibirrio, los carnavales tradicionales o el sorteo de mozas en Nochevieja.

Recopilar y conocer el trabajo de esas gentes que dejaban todo esto por escrito es una auténtica gozada y un tesoro cultural enorme para nuestro pueblo. 

 

¿Este libro es un paseo por la historia de Villavelayo?

Es un paseo por su historia y su día a día. El libro está compuesto por crónicas mensuales que hacían los corresponsales, que solían ser los secretarios del ayuntamientos, es decir, la gente más formada que sabía leer y escribir. Una vez al mes enviaban la crónica que ocupaba una cuartilla con lo más importante que había pasado en el pueblo, desde los nacimientos hasta las defunciones, bodas o nombramiento de autoridades como jueces o alcaldes.

Otro apartado era para viajeros y turistas que venían al pueblo. Ahora estamos acostumbrados a ese turismo rápido que viene y va pero en aquella época era noticia que acudieran familias ilustres de Barcelona, Madrid o Argentina. 

 

¿Cuántas crónicas y fotos componen el libro?

El libro está formado por más de 500 crónicas aunque es verdad que en los años en los que hubo guerra se produjeron desajustes y hubo meses en los que no hubo publicaciones. La publicación también tiene más de 100 fotos relacionadas con Villavelayo, y las más antigua es de 1919.

Dicha foto la realizó un ciudadano del pueblo que emigró a la provincia de Buenos Aires, en concreto, al pueblo de Pehuajó. Concentró a todo el pueblo en la plaza durante la celebración de las fiestas patronales y les pidió que miraran al puente. 

 

¿Puede decirme algunas curiosidades que haya encontrado mientras daba forma a este libro?

Puedo contarle tres curiosidades. La primera es que el primer corresponsal que tuvo Villavelayo fue Hipólito Pablo, quien a su vez fue tatarabuelo mío, así que se ha cerrado el círculo. La segunda es que el secretario de Villavelayo es tataranieto del fundador de la revista El Najerilla, Víctor Fernández Villar.

Y la tercera es que la revista empezó imprimiéndose en la imprenta que tenía Santos Ochoa en Logroño en aquella época, mientras que este libro ha sido impreso por Gráficas Ochoa, es decir, los descendientes. 

 

¿Cree que este tipo de proyectos ayudarán a revitalizar el pueblo?

Villavelayo es un pueblo que actualmente es poco conocido. Recuerdo que hace unos años teníamos un par de actividades potentes, como el festival del perretxico o la marcha senderista que consistía en subir hasta el pico Manzanar. El problema fue que con el paso del tiempo se dejaron de organizar ambos eventos.

El objetivo es que el lanzamiento de este libro ponga otra vez a Villavelayo en el candelero. Lo presentamos hace 15 días y desde entonces, es muy curioso ver a toda la gente mayor buscarse en el libro porque aparecen sus nacimientos, de sus padres o abuelos, y también las fechas de sus bodas… Aparecen las bodas de mis abuelos y bisabuelos.